La lluvia de meteoritos en la provincia rusa de Cheliábinsk, en los Montes Urales, que causó lesiones a casi mil personas, no es el primer episodio de este tipo ocurrido en Rusia, pues en 1908 un cuerpo celeste golpeó Siberia.
El fenómeno registrado la mañana de este viernes en Cheliábinsk exhumó la historia de un objeto espacial que impactó en Siberia hace más de un siglo, en contraste con el asteroide 2012 DA14 que esta tarde pasó cerca de la Tierra, sin causar problemas.
A propósito de estos eventos, la prensa europea revivió el acontecimiento ocurrido el 30 de junio de 1908 en el área siberiana de Tunguska, donde una gigantesca explosión destruyó todo en una extensión de más de dos mil 200 kilómetros cuadrados.
Tras el perturbador estallido, que produjo una onda sísmica que fue detectada en sitios tan alejados del lugar como San Petersburgo, San Francisco y Londres, la prensa de esa época reportaba una luz brillante durante las noches, a lo largo de una semana.
Los científicos no lograban hallar entonces una explicación a tan poderosa explosión, cuya onda expansiva rompió ventanas y derribó a personas adultas en poblados situados incluso a 600 kilómetros del epicentro.
Algo trascendental había sucedido, pero esa región fue inaccesible hasta la década de 1920. De hecho, la primera expedición a esa área tuvo lugar en 1921 y atestiguó la devastación causada por el impacto, recordó el periódico británico The Guardian.
Estos días, gracias a la NASA y los satélites, que son capaces de registrar y anunciar lo que va sucediendo en los cielos y la Tierra, pero en la primera parte del siglo XX, las explicaciones no se obtenían tan fácilmente, escribió a su vez el diario francés Le Monde.
Pero ni la primera ni ninguna de las expediciones posteriores fueron capaces de encontrar un cráter, por lo que la teoría más aceptada en la actualidad es que un cometa pequeño, o solo un fragmento de uno, penetró aquel día la atmósfera terrestre y explotó en el aire.
La destrucción en la superficie habría sido causada por la ondas de choque y térmicas subsiguientes a la explosión del cuerpo espacial.
En años recientes, los levantamientos topográficos y el trazado del apilamiento de los árboles derribados por la explosión han permitido establecer la trayectoria y el tamaño del objeto que produjo el evento en Tunguska.
En teoría, se trató de un meteoro de piedra de unos 80 metros de diámetro, que habría penetrado la atmósfera a una velocidad de 22 kilómetros por segundo y con un ángulo de 30 grados sobre el horizonte.
Se estima que la explosión liberó una energía de entre 10 y 20 megatones de dinamita.
Aunque la mayoría de los científicos apoyan tal tesis, aún no hay un pleno consenso sobre la naturaleza del cuerpo espacial que estalló en ese tiempo.