MÚSICOS

Thriller es considerado por muchos como el mejor video musical de la historia.

Redacción
Todo menos politica
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Foto: Especial
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De músico, poeta y loco todos tenemos un poco.

Filosofía popular


El 8 de diciembre de 1980 fue muerto a tiros el ex beatle John Lennon a manos de Mark David Chapman afuera del edificio Dakota, en Nueva York (hay una placa en el piso que los fans veneran todo el año y es visita obligada).

Chapman disparó cinco veces hasta abatir al cantante y compositor. Está encarcelado de por vida en la Wende Correctional Facility en Alden y le ha sido negada diez veces la libertad condicional; o sea que se pudrirá en la cárcel.

Por otro lado el roquero apodado El rey Lagarto cumplía años ese mismo día. Hablo de Jim Morrison.

En diciembre, pero de 1984, se estrenó Thriller, el video musical de Michael Jackson. Fue sin duda todo un parteaguas en la carrera musical del bicolor y pederasta, no solo por los avances en maquillaje y las coreografías que muestra el filme dirigido por John Landis sino también por su duración de 14 minutos (el videoclip más largo de la historia hasta ese entonces).

Thriller es considerado por muchos como el mejor video musical de la historia y asemeja un breve relato de terror con varios finales y vueltas de tuerca, un poco al estilo de Paul Auster con sus cuentos de Nueva York. Tiene tres finales, uno casi al principio, uno en la mitad y otro en el que te dan a entender que Michael era un zombi.

Con un presupuesto de dos millones de dólares y a un año de que el disco saliera la compañía disquera no lo quiso financiar, por lo que el dueño de Neverland lo puso de su bolsa. El corto lo han visto nada menos que 600 millones de personas por todo el mundo. Cuenta además con la inconfundible voz de uno de los actores de terror más icónicos: me refiero a Vincent Price.

La música tocó su corazón

Uno de los mejores DJ de la época disco en el desaparecido DF era, sin lugar a dudas, Gerardo Casarín Valverde. En los últimos años ocasionalmente ponía música en algunos antros y fiestas privadas.

Tristán siempre que salía iba armado (sabía por experiencia que tenía el tino o la mala suerte de encontrarse en el lugar y hora equivocados; su terapeuta le decía que era él quien atraía al crimen). Fue con su novia María a un bar a escuchar al DJ y a bailar un sábado por la noche.

Cuando llegaron se encontraron con unos cinco maleantes armados con cuernos de chivo, 45 y otras armas muy al estilo de los narcos. Parecía que el dueño del bar no había pagado el derecho de piso. Uno de ellos disparó una ráfaga, hiriendo en el corazón al pobre DJ. Tris no lo pensó más, desenfundó su Glock y su 38 bulldog, aventó por debajo de la mesa a su pareja y accionó los gatillos. Seis tiros de la 38 y nueve de su otra pistola. Fue tan rápido que los asaltantes no alcanzaron a reaccionar. Los cinco murieron al instante, tres con sendos tiros certeros en la cabeza, el cuarto con perforación de pulmón y el que parecía el líder con tres balazos, uno en la pierna, otro en la carótida y un último que entró por el cachete izquierdo porque se agachó en el momento del disparo.

Alcanzó a ver con vida al DJ tirado junto a una bocina en la que sonaba Don’t go breaking my heart (No rompas mi corazón), con Elton John y Kiki Dee. El de él latía con el mismo ritmo de la canción. Justo cuando terminó Gerardo lanzó su último estertor.