Ives Saint Laurent

París, 1957. Con apenas 21 años Yves Saint Laurent es llamado inesperadamente a supervisar la gran casa de la moda fundada por el recientemente fallecido Christian Dior. Todos los ojos se vuelven hacia este joven asistente.

Redacción
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Escena de la película Ives Saint Laurent
Foto: Especial

Francisca Yolin

fyolin@gmail.com


La historia

París, 1957. Con apenas 21 años Yves Saint Laurent es llamado inesperadamente a supervisar la gran casa de la moda fundada por el recientemente fallecido Christian Dior. Todos los ojos se vuelven hacia este joven asistente.

En ese momento Saint Laurent conoce a Pierre Bergé quien no sólo se convertirá en su socio sino también en el gran amor de su vida. Con él termina creando la empresa Yves Saint Laurent que se convierte en una de las marcas mundiales más famosas de la moda y el lujo.

Sin embargo, plagado de dudas y demonios, Saint Laurent libra una amarga batalla consigo mismo y contra numerosos factores externos en su cruzada por revolucionar el mundo de la moda y convertirse en uno de los mayores iconos del siglo XX.


La reseña

En los últimos años parece una corriente en Francia la de rodar biografías de ilustres diseñadores de moda. En 2009 coincidieron dos películas que nos contaron la vida de Coco Chanel y en este 2014 aparecen dos títulos que tienen como protagonista a otro genio: Yves Saint Laurent.

Saint Laurent, de Bertrand Bonello, es una apuesta más ambiciosa con un reparto más internacional; Yves Saint Laurent, de Jalil Lespert, la cinta que nos ocupa, se presenta como la típica película biográfica, académica y correcta en todos sus aspectos técnicos y artísticos, pero que carece de personalidad.

Sin embargo tiene algo de lo que puede presumir y que no posee la superproducción de Bonello: la aprobación de Pierre Bergé, socio y amante del diseñador desde los comienzos de su carrera en 1958 hasta su muerte en 2008. De hecho Bergé es el otro gran protagonista de ambas obras, mostrándose los altibajos de una relación laboral y sentimental tan longeva como tormentosa.

Jalil Lespert, actor antes que director, pudo haber sacado mucho más provecho de este proyecto que tiene todo a su favor: una historia interesante y algunos excelentes actores, sobre todo el joven Pierre Niney, quien se luce personificando a Yves Saint Laurent.

Sin embargo una puesta en escena seca y correcta, una dirección demasiado discreta y el evidente filtro de Bergé perjudican la integridad de lo que como espectadores queremos ver. Todo está demasiado suavizado y arreglado y termina jugando en contra de Saint Laurent como personaje.

El filme se centra en un drama emocional que cae en el melodrama y que nos presenta a un genio hermético, hedonista y superficial que se mueve por impulsos incomprensibles para el espectador, mientras la guerra de Argelia, la batalla con Dior y otros temas que podrían dibujar la profundidad del diseñador pasan casi de largo entre secuencias musicales algo pretenciosas.

En lo positivo el acceso a los trabajos y dibujos del diseñador es impresionante y su proceso creativo es por mucho lo más interesante que se nos muestra. Se logra transmitir la pasión de Saint Laurent por sus desfiles de moda y su trabajo como creador de colecciones pero es retratado como un tipo poco interesante al que resulta muy complejo admirar. Una lástima, porque estamos seguros de que hay mucho más que conocer sobre él.

Lo bueno

Las actuaciones, lo que se muestra del trabajo creativo del diseñador.

Lo malo

La complejidad de Saint Laurent como personaje se pierde en una puesta de escena que no se define entre su dirección seca y academicista y una historia que cae en el melodrama.

¿Vale la pena verla?

Sí, si son grandes fanáticos de las biografías sin importar sus alcances o si son aficionados a la moda que perdonarán las fallas por lo que podemos conocer del diseñador y su obra.