Por J. Alberto Castro
Iris Murdoch, una de las escritoras más influyentes y de mayor éxito del Reino Unido, falleció el 8 de febrero de 1999 en brazos de su esposo, John Bayley. De 79 años y nacida en Dublín, padecía Alzheimer y expiró en un centro médico especializado en dichos enfermos.
En Elegía a Iris, Bayley contó con franqueza la llegada del Alzheimer, lenta e implacable, y la pérdida de las facultades intelectuales de la autora de 26 novelas: “Iris ya no me reconocía pero en el fondo de su mirada había algo que me recordaba a la mujer que yo amaba. Ella seguía conmigo”.
Pocas enfermedades son tan destructivas como la de Alzheimer, reafirma a Vértigo la doctora María del Carmen Cárdenas, del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM.
“La desorientación, pérdida de la noción del tiempo y de la memoria a corto plazo son los primeros síntomas. Los olvidos son frecuentes hasta el punto de ya no recordar lo hecho apenas unos minutos antes. Después se comienzan a afectar otras regiones del cerebro, como la corteza; entonces se pierden las redes neuronales, que son las conexiones neurona-neurona e incluso se pueden perder memorias a más largo plazo”, dice.
Más de 30 millones de personas en todo el mundo padecen el mal de Alzheimer y se prevé que esta cifra se triplique en 2050. Quienes sufren esta enfermedad, de acuerdo a Cárdenas, “empiezan a olvidar memorias del pasado, a no saber llegar a su casa, llegan a perder el reconocimiento de sus familiares y en casos muy avanzados los pones frente a un espejo y no pueden reconocerse a sí mismos. No tienen esa capacidad e incluso pueden hablarle a la imagen del espejo como si fuera otra persona”.
Para la especialista, de 49 años, “prevalecen imprecisiones conceptuales sobre el Alzheimer”. En primer término define este mal como “un proceso neurodegenerativo en el cual de modo progresivo se da la pérdida de la capacidad cognitiva al que se le suman alteraciones de carácter sicológico y de conducta”.
El principal factor de riesgo es la edad ya que la aparición de esta patología aumenta a partir de los 65 años, duplicándose el riesgo de su presencia cada cinco años. Es la causa más común de la demencia del adulto mayor.
Sin embargo Cárdenas aclara: “Es falso asociar el envejecimiento con la pérdida de la memoria. Puede haber un envejecimiento saludable, el cual no implica quebranto de la retentiva. La demencia como tal es un síndrome caracterizado por el deterioro de la capacidad cognitiva”.
Otro error conceptual es decir o hablar de demencia senil. “El término ‘senil’ da la impresión de que por ser ‘senil’ vas a ser demente. Solo una proporción de los adultos mayores desarrollará la enfermedad. Lo correcto es decir: demencia tipo Alzheimer”.
La investigadora también destaca “la presencia de dos tipos de Alzheimer: uno por causa genética, denominado Alzheimer familiar, y el otro nombrado Alzheimer esporádico, que se origina por motivos desconocidos y es el más común, con 99% de los casos frente a 1% de los familiares o hereditarios”.
Causa desconocida
El Alzheimer es una consecuencia de la destrucción progresiva de las neuronas cerebrales pero todavía no se sabe cuál es la causa de esta neurodegeneración.
Dice Cárdenas que las neuronas en el cerebro humano producen una proteína llamada Beta amiloide y otra proteína tau. Estas proteínas por sí mismas, llamadas monómeros de Beta amiloide y tau, realizan tareas importantes para las neuronas, pero en los cerebros de las personas con enfermedad de Alzheimer los monómeros Beta amiloides o de proteína tau han abandonado sus trabajos y se han agregado. La agregación patológica de proteínas interrumpe el tránsito entre las neuronas dentro de la propia neurona y llega a matar células.
La principal región que se afecta en la enfermedad de Alzheimer es la región del hipocampo, una zona que tenemos en cada uno de los hemisferios cerebrales; los hipocampos se encargan del aprendizaje y la memoria a corto plazo; y tienen ese nombre porque tiene la forma de un caballito de mar.
Hoy no hay un tratamiento eficaz contra esta terrible enfermedad ni medio de detección. “El único diagnóstico certero y conocido es el post mortem; solo así es posible detectar en pacientes fallecidos los tipos de lesiones e histopatologías, que serían las marañas y las placas seniles formadas por depósitos de dos proteínas: tau y el péptido amiloide Beta, respectivamente”, comparte la universitaria.
Comprometida en buscar nuevos métodos de diagnóstico de la enfermedad Cárdenas asegura que “se puede reducir el riesgo de padecer Alzheimer haciendo ejercicio con regularidad, no fumando, evitando el uso nocivo del alcohol, controlando el peso, la contaminación de metales pesados, tomando una dieta saludable y manteniendo una tensión arterial y unas concentraciones sanguíneas adecuadas de colesterol y glucosa”.
Otros factores de riesgo potencialmente modificables son la depresión, el bajo nivel educativo, el aislamiento social y la inactividad cognitiva.
El equipo de investigación de la doctora Cárdenas participa con otros grupos científicos a escala mundial en la búsqueda de marcadores biológicos que pudieran estar relacionados con la neurodegeneración. Para ello toman en distintos puntos del planeta muestras de suero, plasma sanguíneo y líquido encéfalo raquídeo ya que su propósito es buscar biomarcadores relacionados con la neurodegeneración.
Lo que se intenta con este esfuerzo global es lograr un consenso del comparativo de los diferentes estudios de poblaciones y grupos étnicos con el propósito de un metaanálisis con los datos de múltiples estudios y estadísticas para ver cuáles podrían ser realmente marcadores comunes a la demencia.
En el caso de México, Cárdenas manifiesta que se inició el proyecto de toma de muestras de plasma sanguíneo de pacientes con deterioro cognitivo moderado, además de aplicar a este grupo pruebas cognitivas sencillas. El objetivo consiste en relacionar los biomarcadores en plasma, las imágenes de resonancia magnética y grado de cognición para detectar a los pacientes en mayor riesgo y poderles sugerir un cambio radical de estilo de vida y así detener el avance de la enfermedad. Los interesados en donar muestras pueden escribir a mcardenasaguayo@unam.mx.
Alzheimer y demencia
La enfermedad de Alzheimer, que es la forma más común de demencia, acapara entre 60 y 70% de los casos de demencia (más de 30 millones en el mundo).
La demencia afecta a escala mundial a unos 50 millones de personas, de las cuales alrededor de 60% vive en países de ingresos bajos y medios. Cada año se registran cerca de diez millones de nuevos casos.
Se calcula que entre 5 y 8% de la población general de 60 años o más sufre demencia en un determinado momento.
Se prevé que el número total de personas con demencia alcance los 82 millones en 2030 y 152 millones en 2050. Buena parte de ese incremento puede achacarse al hecho de que en los países de ingresos bajos y medios el número de personas con demencia tenderá a aumentar cada vez más.
Fuente: OMS