Los principales factores de riesgo para presentar cáncer de próstata son superar los 50 años de vida, tener familiares directos con esta neoplasia y consumir una dieta con alto contenido de grasas animales.
En su etapa inicial no genera síntomas, sino cuando ya está avanzado: dificultades durante la micción o deseos de ir al baño constantemente; sangre en la orina; problemas para tener una erección; dolor o molestias en cadera, espalda, pecho y cansancio a tal grado que se dificulta realizar actividades cotidianas.
En las fases tempranas no hay señales de su existencia y 65% de los pacientes diagnosticados con este mal son varones mayores de 66 años.
Datos del Seguro Social (IMSS) indican que en México se diagnosticaron en 2014 alrededor de 233 mil nuevos casos de cáncer de próstata.
Ante este panorama Aarón Torres García, urólogo y fundador de la Sociedad Mexicana de Urología Oncológica, resalta que los hombres son reacios a acudir a revisión, de diez personas que van a chequearse probablemente seis o siete son llevados por sus esposas.
Por lo anterior, recomienda a quienes tienen factores de riesgo acudir con un urólogo para realizarse el examen, de preferencia a partir de los 40 años, donde además del antígeno prostático se debe hacer el tacto rectal.
En caso de presentar un diagnóstico positivo con cáncer de próstata existen diversas opciones de tratamiento; entre ellas destaca la cirugía laparoscópica con robot, la cual otorga diversos beneficios en el paciente que presenta esta enfermedad como: hospitalización más breve, menor dolor y riesgo de infección, menor pérdida de sangre, recuperación de la continencia urinaria, rapidez en la recuperación de la función sexual, reducción en las complicaciones postoperatorias, así como el retorno casi inmediato a sus actividades cotidianas.
Pero lo más importante es que el resultado oncológico es superior a una cirugía abierta, destaca el especialista.

Cirugía robotizada
El sistema quirúrgico Da Vinci usa la tecnología más avanzada en cirugía robótica para realizar intervenciones complejas mediante pequeñas incisiones. Está diseñado para realizar disecciones o reconstrucciones complicadas, donde el principal beneficiado es el paciente. Es un procedimiento mínimamente invasivo, que permite realizar cirugías a través de pequeñas incisiones.
“Mientras en una prostactectomía tradicional se requiere una gran incisión de 15 a 20 centímetros, con el sistema Da Vinci esta es significativamente más pequeña. El tiempo de recuperación disminuye, lo cual permite al paciente volver a sus actividades cotidianas en un menor tiempo”, explica Torres García.
Además, la estancia hospitalaria es mucho más corta que en el caso de la cirugía abierta.
Hay menos riesgo de complicaciones intraoperatorias y postoperatorias y menor pérdida de sangre. También existe un menor dolor y se reduce la necesidad de transfusiones.
“Los pacientes operados de prostatectomía con el sistema Da Vinci recuperan la continencia urinaria más rápidamente que los pacientes sometidos a una cirugía abierta convencional o a una laparoscopia. También recuperan en menor tiempo la función sexual”, refiere el urólogo.
Dicha tecnología se diseñó en Estados Unidos y comenzó a comercializarse en 2002: desde esa fecha se han distribuido tres mil 620 en todo el mundo.
En México existen siete robots que operan en las ciudades de Monterrey, Guadalajara y Distrito Federal. En la capital se encuentran en los hospitales Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del ISSSTE, el Hospital General Dr. Manuel Gea González, el Hospital Central Militar, el Instituto de Salud del Estado de México y el Hospital Ángeles Pedregal.

Procedimiento
El robot Da Vinci cuenta con un centro de control y un carro de visualización que permite al cirujano controlar los brazos del robot para realizar la intervención. Permite una mayor precisión quirúrgica y más amplitud de movimiento, de tal forma que la alineación entre el ojo, la mano y la punta del instrumento ofrece al cirujano un control preciso y exacto.
El cirujano puede tener, si lo desea, una visión tridimensional de alta definición. Los movimientos de la mano del cirujano se miden, filtran y traducen a los brazos e instrumentos robotizados.
Con la ayuda de diminutas incisiones, el cirujano puede introducir los instrumentos que le permitirán realizar la cirugía.
El robot Da Vinci cuenta con cuatro brazos, uno de los cuales es el encargado de sostener la cámara que transmite las imágenes de la región a intervenir. Dos de los brazos del robot reproducen, con alta precisión y en tiempo real, los movimientos que realiza el cirujano. La cuarta extremidad del sistema realiza tareas propias de un asistente de quirófano.
Torres García, especialista en el uso del sistema quirúrgico Da Vinci, menciona que el equipo debe ser utilizado por personal médico que haya desarrollado las habilidades robóticas adecuadas para manejar esta técnica; de hecho, él tiene una experiencia importante en cirugías con el robot.
Este equipo también se puede utilizar en mujeres que requieren que se les realice una histerectomía, cirugías de colon, vejiga, bariátricas, entre otras, además de pacientes que necesitan someterse a una reparación de la válvula mitral, ambos con una mejor tasa de recuperación en comparación con la colocación de una prótesis, concluye.
