Museo del Juguete Antiguo

El Mujam muestra aspectos relevantes de la industria del juguete, así como la historia del juego en México en un periodo que va de 1900 a 2000.

Yolanda Trejo
Todo menos politica
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La colección fue iniciada e integrada por el arquitecto Roberto Shimizu
Foto: Intenet

El Museo del Juguete Antiguo México (Mujam) conserva y exhibe una importante colección de miles de piezas de todo tipo que pertenecen al México artesano y al industrial: es un referente obligado para que la niñez conozca los juguetes de antaño y se acerque a los juegos tradicionales.

Se trata de un espacio donde se ponderan los logros de una industria nacional que debe ser motivo de orgullo para todos los mexicanos y da a conocer una colección única en su tipo.

Lamentablemente, esta industria ha ido decreciendo en México frente a la invasión masiva de juguetes de otras naciones que han irrumpido en el mercado nacional y en muchos casos no cumplen con estándares de calidad. Por otro lado, en nuestro país hacen falta incentivos y apoyos económicos que permitan fortalecer la producción juguetera.


El Mujam muestra aspectos relevantes de la industria del juguete, así como la historia del juego en México en un periodo que va de 1900 a 2000.

Además de su colección permanente, ofrece exposiciones temporales. Actualmente, por ejemplo, presenta la obra pictórica y material gráfico del jalisciense José G. Cruz, autor pionero en la foto-historieta que dio vida a los comics de luchadores. Pueden visitarse de lunes a domingo.

A mediados de septiembre el Museo del Juguete Antiguo organizará varios cursos y talleres que permitirán recrear juegos de antaño. A mediano plazo se abrirá una biblioteca y un Centro de Estudios de Cultura Popular de México, que pondrá al alcance de los investigadores libros, fotografías, catálogos, periódicos y revistas especializadas, que les permitirán realizar nuevas investigaciones y abordar temas como coleccionismo, el arte de jugar y la historia del juguete en el país y el mundo.

Se habilitará, además, un área de exhibición para objetos relacionados con la lucha libre.

El recorrido es una invitación para “volver a ver” los juguetes que alguna vez fueron parte de la vida cotidiana de niños y niñas de otras épocas y conocer objetos con gran significado histórico. Hay piezas ligadas a nuestras tradiciones, juegos de mesa, carros, muñecas y mucho más.

Cada espacio, cada vitrina, cada rincón reservan una sorpresa y motivan a los visitantes a descubrir algo más. Los juguetes también permiten conocer patrones de conducta, ideales nacionalistas y los roles de conducta que asignó la sociedad en décadas pasadas a hombres y mujeres.

Proyecto de vida

Esta magnífica colección fue iniciada e integrada por el arquitecto Roberto Shimizu, quien nació en la Ciudad de México en 1945, hijo de padre y madre japoneses. Abrió el museo por gusto, por diversión, para compartir con otras personas juguetes que por varias décadas motivaron la alegría de niños y niñas. Ha realizado varias investigaciones sobre el tema y un catálogo de la colección, tanto de las piezas exhibidas como de otra parte que se conserva fuera del museo.

Además de juguetes, encontrará piezas documentales (manuscritos e impresos) y fotografías de personajes que jugaron un papel relevante en la historia nacional, el deporte, el cine y la caricatura. La disposición de los objetos responde al gusto del coleccionista.


Con el paso del tiempo el acervo adquirió piezas únicas y varias colecciones (por compra), así como unas cuantas donaciones de particulares. Se localiza en Dr. Olvera No. 15, colonia Doctores (Ciudad de México).

Origen

Según la información promocional del Mujam, la historia del juguete —como bien de consumo— se remonta a principios del siglo XX y está relacionada con el proceso fabril en Alemania, el descubrimiento del calibre uniforme y la impresión en lámina de hojalata.

Los primeros juguetes eran muy pequeños y su precio bajo; costaban un penique. De ahí que se les conociera como Penny Toys.

En el primer tercio de siglo los juguetes se volvieron más sofisticados y aumentó su precio. Se convirtieron en un objeto casi decorativo, que resultaba más atractivo para los adultos que para los niños. Fue la época dorada de algunas conocidas marcas jugueteras alemanas.

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