Los monos aulladores son más resistente a los hábitat degradados que otras especies de primates y mamíferos debido a que mantienen ciertos elementos de su estrategia de forrajeo, revela una investigación.
Los monos aulladores dependen de los árboles para poder vivir y la degradación del hábitat es el proceso que mayor impacto tiene sobre estos primates, indicó.
Esta situación del hábitat provoca una disminución en la disponibilidad de alimento, tanto en cantidad como en calidad, lo que modifica el número de especies en diferentes categorías de sexo y edad y limita su comportamiento social.
La investigación la encabezó el doctor Pedro Días, de la Universidad Veracruzana (UV), quien señaló que en comparación con los hábitat conservados, la superivencia de las crías es menor en condiciones degradadas, lo que provoca un crecimiento poblacional menor.
Lo anterior sugiere, como una posibilidad, que los grupos de monos aulladores que viven en condiciones de degradación se componen por individuos adultos que nacieron y crecieron cuando las condiciones ambientales no eran tan adversas, o que llegaron desde hábitat no degradados.
En la actualidad estos adultos sobreviven gracias a su flexibilidad conductual; por ejemplo, aunque los monos aulladores tienen una dieta compuesta por hojas y frutos, en los hábitat degradados donde hay menos frutos incluyen en su dieta solo hojas durante periodos largos.
En cuanto a las crías, durante sus primeros meses de vida dependen solo de la lactancia. “Nosotros especulamos que la calidad de la leche de las madres que tienen dietas subóptimas (en hábitat degradados) es menor, reduciendo la supervivencia de las crías”, dijo el especialista
“Es nuestra intención seguir investigando estas interacciones entre comportamiento, reproducción, sobrevivencia y atributos del hábitat, y así aportar recomendaciones útiles para la conservación de estos animales”, agregó.
La modificación y la destrucción de los bosques tropicales conllevan a la degradación de los hábitat donde viven los primates, lo que con frecuencia imposibilita su supervivencia, explicó el investigador.
Cuando esto ocurre la translocación, que es la captura de animales y liberación en una nueva área, puede ser una estrategia de conservación útil; sin embargo, a pesar de que estos rescates resuelven de manera inmediata el problema, pocas veces se cuantifica el impacto en la salud de los primates.
En este sentido, el especialista, junto con su grupo de investigación, así como por estudiantes de grado y posgrado, demostró que con el movimiento de los monos aulladores de un hábitat degradado a uno conservado su condición física mejora y también presentan niveles de estrés fisiológico menores.
Al contrario de otras especies de primates más conocidas, como los chimpancés o los monos capuchinos, que con frecuencia se acicalan, juegan o se agreden, los monos aulladores están gran parte del día inactivos como parte de una estrategia de ahorro energético vinculada a su dieta y aparato digestivo.
Por esta razón muchas veces son considerados “aburridos” y su comportamiento social se estudia poco, refirió Días.
Aunque el comportamiento social pueda ser más sutil en los monos aulladores que en otros primates, se puede observar y cuantificar. De ahí que para entender el comportamiento de los monos aulladores, el experto, integrante de la AMC, incorpora en sus estudios diferentes niveles de análisis.
De acuerdo con información de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), en las selvas del sudeste del país, de las cuales se perdió y degradó 77% de su cobertura original, habitan el mono aullador negro, Alouatta pigra, y el mono aullador de manto mexicano, A. palliata mexicana.