Masha Zepeda
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Desde que llegó a México, su país por adopción, este pintor, escultor y promotor del arte urbano público de gran formato supo hacerse escuchar, a la par de ser cabeza de proyectos colectivos únicos que marcaron la estética mexicana.
Entre ellos destacan las Torres de Satélite (en binomio creativo con el arquitecto tapatío Luis Barragán), la Ruta de la Amistad en 1968 (que reunió a grandes escultores de todo el mundo, cuya obra se puede apreciar sobre Periférico Sur), así como uno de los lugares más logrados, el inquietante y sereno Espacio Escultórico (de la autoría de Mathias Goeritz, Manuel Felguérez, Helen Escobedo, Federico Silva, Hersúa y Sebastián) en Ciudad Universitaria, que sin duda se ha convertido en un lugar icónico y punto de reunión no solo de la comunidad universitaria.
Espiritual
Si existe un común denominador en la obra de Mathias Goeritz es la espiritualidad. Por eso a la muerte de su esposa se entregó a una serie de paisajes dorados de gran belleza y síntesis, en los que a través de este color homenajeó a su pareja.
Durante toda su vida Goeritz fue a la vanguardia y ahora el Museo Reina Sofía, de Madrid, España, por primera vez abre sus puertas para recibirlo y enseñarle al pueblo ibérico a uno de los exponentes más significativos de las últimas décadas por medio de la muestra retrospectiva denominada El retorno de la serpiente. Mathias Goeritz y la invención de la arquitectura emocional.
La muestra estará abierta al público hasta el 13 de abril y después, en un gran acto de justicia, viajará a la Ciudad de México donde se celebrará el centenario del artista.