Los 50 rostros de Juan Carlos del Valle

Hector González
Todo menos politica
Pintor
Foto: Miguel Ángel Alonso Treceño/Creative Commons

En 2009 el pintor Juan Carlos del Valle (Ciudad de México, 1975) inició un proyecto de autoexploración a partir de un conjunto de autorretratos. De aquel ejercicio se desprendieron las series Proyecciones del yo, Yo y No yo.

El artista no ha dejado de jugar con las diversas posibilidades que le ofrece el proyecto y todavía en 2015 produjo unas cuantas obras. Resultado de esta línea de trabajo es Yo mero, una exposición de 50 piezas que se inaugurará el próximo 4 de marzo en la Galería de Arte de la Secretaría de Economía (Alfonso Reyes 30, colonia Condesa).

“Quería plantear una problematización del género del autorretrato en una era donde el selfie es un fenómeno mundial. Todo mundo se quiere autorretratar con un teléfono de manera inmediata”, cuestiona el artista en entrevista con Vértigo.

Su propuesta es una invitación a realizar una exploración individual a partir de la plástica.

Explica que le gusta pensar la pintura no como la percepción de una imagen sino como la percepción de una realidad en sí misma. “El retrato me ha interesado siempre, incluso desde mis años formales. Algunos especialistas aseguran que mi forma de trabajar las naturalezas inermes las hace ver como personajes”, añade.

La serie se divide en varias secciones. Cada una tiene una técnica, tono y acercamiento variados. Hay alusiones a personajes de la cultura popular, al arte, a disciplinas deportivas e incluso emoticones. Al abrevar de estas figuras el artista hurga en la representación. Construye ficciones con distintos niveles de lectura. “Me interesa el ‘Yo Social’ y para hablar de ello evoco a las redes sociales que ocupan gran parte de nuestro tiempo. Hago la imposición de un emoticón sobre nuestro ser, porque la imagen de un perfil que se supone nos representa, viene a ser la imposición de una red social”.

El punto físico donde se concentra el artista es la cabeza y en particular la mirada. “Vivimos dentro de un ritmo que nos hace centrarnos en la cabeza. Ahí está la mente y mucho de lo que pasa. Somos una especie de cabezas hablantes. A partir de eso viene la exploración”.

En otros planos hay pinturas donde la presencia del artista-protagonista se difumina o esconde. “Son cuestiones que consciente o inconscientemente nos perturban. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Es una exposición que va de lo divertido del disfraz a la posibilidad de cuestionar la misma imagen con su sentido e identidad, pasando por planteamientos existenciales, espirituales, básicos y cotidianos”.

Así, Juan Carlos del Valle abre una puerta para hablar del carácter de la pintura y su relación con la representación. “Creo que las obras no se imponen al espectador, al contrario: abren distintas posibilidades de lectura y disfrute a partir de quiénes somos. Cada quien puede encontrar su ‘Yo mero’”.

Pintura: arte dual

El interés del artista por el retrato viene de tiempo atrás. Incluso de las sesiones en los talleres de sus maestros, Demetrio Llordén y José Bardasano. Para este proyecto se dedicó a mirarse y pintarse a través del reflejo en el espejo. “Mirarse fijamente, si no por horas al menos por 20 minutos, surte efectos sicológicos particulares. Trabajo la acción pictórica desde el reflejo. Al observarme por horas surge un estado de conciencia alterado. El reflejo en el espejo toma la apariencia de ser otro rostro. Ya no soy yo mismo, sino el desdoblamiento de mí mismo, y sobre eso trabajo”.

Entre el ser y dejar de ser, Del Valle se pinta disfrazado de Batman, El principito o Santa Claus. “El disfraz y la máscara me permiten desafiar la imaginación y echar mano de los mitos con que nos identificamos. Justamente realicé una pieza donde trabajo la figura del pintor. Todo en su conjunto resultó un ejercicio fascinante. Los mitos son por definición compartidos. Al jugar con íconos conocidos globalmente dejan de ser objetos para tener una realidad propia”.

Heredero de la escuela tradicional española, el artista admite su fascinación por el claroscuro y el dramatismo que viene del mismo. “La pintura me brinda la posibilidad de generar un ente que tiene casi una vida propia; es un arte que ofrece la posibilidad del vaivén entre la ficción y la realidad. De modo que Yo mero resulta un encuentro con el ‘Somos’”.

Si uno observa en su conjunto las piezas más allá de las variedades temáticas o estilísticas, hay un punto de inflexión que resulta perturbador. “Me gusta la pintura que inquieta. No soy de quienes se suscriben a la técnica movidos por la afinidad con un periodo histórico. Para mí la técnica es simplemente una herramienta para plantear, explotar y trabajar con gran facilidad lo que corresponde”.

El arte de Juan Carlos del Valle no es fácil, apela al tiempo y la observación. Solo entonces nos volveremos cómplices. “Mi pintura no es inmediata, requiere de un tiempo de ejecución que disfruto. Justo ahora que vemos que una selfie se ejecuta, comparte y cumple un ciclo de inmediatez, considero necesario entrar a los tiempos de la pintura y compartir la posibilidad de disfrutar un autorretrato”.

Mientras recorre la muestra, el artista cambia constantemente de semblante. La entrevista tiene lugar el primer día en que ve todas las pinturas juntas. “Ahora que veo las piezas instaladas reconozco que me resulta un poco perturbadora. Cada sección obedece a un estado de ánimo y momento en particular. Me gusta imaginar a un espectador que perciba la dualidad de la muestra. ¿Si nos disfrazamos seguimos siendo nosotros? ¿A partir de qué momento o línea dejo de ser y a partir de cual sigo siendo? Ambas son preguntas inquietantes pero que nos formulamos todo el tiempo ya sea consciente o inconscientemente”.

La exposición Yo Mero, de Juan Carlos del Valle, se inaugura el 4 de marzo y se mantendrá abierta al público hasta el 4 de abril en la Galería de Arte de la Secretaría de Economía.