Humana animalidad

José Emilio Pacheco se vale del verso libre para construir su propio universo animal.

Redacción
Todo menos politica
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Nuevo álbum de zoología
Foto: Melissa Doroquez/Creative Commons

Por: Federico González

José Emilio Pacheco. Nuevo álbum de zoología. Editorial Era/El Colegio de México/ ISIC. 158 pp.

El bestiario es un juego literario con jiribilla. Cuenta Lauro Zavala que su tradición en Hispanoamérica es paradigmática pues se opone a la europea: mientras esta última tiende a lo escatológico y a satirizar rasgos humanos —léase por ejemplo el de Kafka—, el latinoamericano —explica el académico— privilegia un tratamiento poético de los animales —véanse por ejemplo los ejercicios de Julio Cortázar o Monterroso.

Mención aparte merecen los trabajos de Juan José Arreola y Jorge Luis Borges, mas no se trata de hacer un listado de bestiarios notables —aunque no estaría mal— sino de reparar en la reedición y actualización del proyecto de José Emilio Pacheco (Ciudad de México, 1939).

Caso curioso, este volumen no fue escrito exprofeso: en 1985 Jorge Esquinca detectó una tendencia del poeta mexicano por hacer poesía a partir de ciertos animales; aquella primera aproximación se publicó bajo el nombre de Álbum de zoología y estuvo acompañada por ilustraciones de Alberto Blanco. De ahí la necesidad de hacer un nuevo alto en el camino e incorporar sus nuevas aportaciones ahora enriquecidas por los dibujos de otro maestro de la reinterpretación animal, Francisco Toledo.

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Libertad

Un bestiario es ante todo un amplio ejercicio de imaginación. Su objetivo es describir al animal desde una óptica original. José Emilio Pacheco, diestro versista, accesible y no complaciente, toma el toro por los cuernos y se vale del verso libre para construir su propio universo animal.

Si en el Rap del salmón la métrica es su aliada: “Vuelvo a la poza en que nací/ y tengo al mundo contra mí./ Navego oleajes, venzo tormentas./ Las que me esperan serán más cruentas./ Tantas feroces navegaciones/ y yo no cuento: somos billones./ Qué esfuerzo inútil: cada minuto/ pienso en la cuna, para mi luto”, en Perra vida otorga total libertad a las líneas: “Despreciamos al perro por dejarse/ domesticar y ser obediente./ Llenamos de rencor el sustantivo perro/ para insultarnos. Y una muerte indigna/ es morir como un perro./ Sin embargo los perros miran y oyen/ lo que no vemos ni escuchamos./ A falta de lenguaje/ (o eso creemos)/ poseen un don que ciertamente nos falta./ Y sin duda piensan y saben./ En consecuencia,/ resulta muy probable que nos desprecien/ por nuestra necesidad de buscar amos/ y por nuestro voto de obediencia al más fuerte”.

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Ambos ejemplos sirven para ilustrar el principal acierto del Nuevo álbum de zoología. El lirista usa a los animales como un mero punto de partida o mejor dicho de pretexto, para hablar de los seres humanos y sus debilidades.

Otros títulos de José Emilio Pacheco son El principio del placer, Los elementos de la noche y El reposo del fuego.

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