Por J. Alberto Castro
Agobiado por cambio climático, recalentamiento y hambre nuestro mundo podría enfrentar una carencia de alimentos crónica que se avecina hacia 2050: una cita ineludible espera a la humanidad con el apremio de lograr comida suficiente en la mesa de nueve mil millones de personas.
El reto parece insuperable. Simplemente hoy el crecimiento de la productividad agrícola es de apenas 1 o 2% anual. En el planeta la agricultura está noqueada: escasez de agua, sequías, estaciones calurosas, abuso excesivo de fertilizantes, plaguicidas contaminantes y agua de riego que priva al suelo de sus nutrientes. En algunas regiones del mundo la gente muere de hambre y en otras las crisis alimentarias son recurrentes.
Para la doctora Martha Lydia Macías Rubalcava, del Instituto de Química de la UNAM, es insostenible la producción y el uso indiscriminado de agroquímicos de origen sintético en la agricultura.
Contactada por Vértigo afirma: “No solo son ineficientes sino que también ocasionan infinidad de graves problemas toxicológicos, de salud y ambientales, así como de resistencia. Además persisten por mucho tiempo. Por estas características negativas estos agroquímicos ahondan la improductividad del campo ya que tiene un alto costo económico y ambiental el combate a las plagas y la maleza nociva que afectan a los productos agrícolas”.
Advierte que “si a esta problemática le agregamos el crecimiento exponencial de la población, para 2050 será insuficiente el abasto de alimentos”.
Dice la investigadora que algo se tiene que hacer para evitar esta crisis alimentaria. Por lo pronto ella sigue una línea de trabajo muy clara. “Me interesa encontrar agroquímicos alternativos que vengan a propiciar mejores opciones en la agricultura. Como bien sabemos la agricultura en general tiene una problemática muy intensa con respecto del ataque de plagas que incluyen hongos, bacterias, virus, maleza e insectos. Lo que queremos es que en la agricultura se tenga con qué combatir y atacar todos estos problemas sin envenenar ni contaminar”.
De acuerdo con la especialista “a partir de hongos presentes en las plantas estamos en la posibilidad de desarrollar agroquímicos de origen natural, que además de tener menor impacto ambiental y toxicológico son capaces de inhibir el crecimiento de malezas y microorganismos fitopatógenos que abaten cultivos”.
Diversidad
Macías se enfoca en el estudio de los hongos endófitos productores de los metabolitos secundarios ya que estos microorganismos establecen muchas interacciones con otras especies capaces de generar una diversidad estructural de moléculas químicas con un amplio campo de aplicación, no solo en la agricultura sino también en la farmacéutica.
De los compuestos químicos producidos por microorganismos, asegura, “podemos proponer un bioplaguicida efectivo contra patógenos nocivos a los cultivos y frutos del país”. Por ejemplo en el caso del jitomate se demostró que los metabolitos secundarios producidos por el hongo endófito son capaces de inhibir el crecimiento del Fusarium oxysporum, patógeno que se caracteriza por su poder letal contra el fruto de la planta del jitomate.
La académica pondera otra ventaja obtenida de los microorganismos: la de ocuparlos como agentes de control biológico porque producen moléculas activas, incluyendo compuestos orgánicos volátiles, que inhiben a distancia el crecimiento de patógenos.
Esto último es capital. De acuerdo con Macías los compuestos orgánicos volátiles contra el Fusarium oxysporum se usarían y tendrían impacto principalmente en la etapa posterior a la cosecha, una vez que se recolectó el fruto. De ahí que por medio de las investigaciones y de los compuestos presentados tendríamos una mejor capacidad de almacenaje y de transporte de los insumos ya que preservaría y protegería al fruto de un ataque de los patógenos específicos del jitomate.
La gran mayoría de los habitantes de las ciudades ignora que las plagas no solamente afectan a la cosecha sino también al proceso de recolecta, almacenamiento y transporte de los productos agrícolas a los consumidores. Precisamente los volátiles tienen un amplio potencial de aplicación en esta etapa, que inicia justo después de la colecta.
2050: megacrisis alimentaria
La científica y su equipo trabajan en áreas de alta diversidad biológica, específicamente en la Reserva de la Biosfera Sierra de Huautla, en Morelos.
Para elegir a las plantas hay diferentes criterios: que tengan un uso reconocido en la medicina tradicional, que sean longevas, endémicas o que vivan en ambientes extremos —sequía o salinidad—, porque los microorganismos que las colonizan podrían ejercer un papel importante en sus mecanismos de resistencia y sobrevivencia.
En este caso colectar especies vegetales en una zona de alta diversidad biológica permite aislar hongos endófitos de las mismas características.
Como parte de lo que hoy se denomina “la agricultura como práctica ecológica diversificada”, Macías sostiene que sin excepción los productos generados a partir de especies o fuentes naturales presentan menor toxicidad, menos acumulación de sustancias nocivas y esto permite una modesta mejora en la desastrosa problemática ocasionada por los agroquímicos sintéticos.
“Estamos muy cerca de encontrar un mecanismo de acción novedoso que permita superar a los agroquímicos de origen sintético y contribuir de una manera importante al desarrollo de una propuesta alternativa”, indica.
Empero, la universitaria admite que se trata de un trabajo exigente y si bien se tienen estudios preliminares con investigación in vitro aún falta explorar acerca de su toxicidad, la manera de aplicar y hacer la posible formulación. Son procesos largos y complejos. Por ejemplo toda la evidencia de laboratorio o de experimentos en vivo es necesario someterla a pruebas en invernadero y campo.
“Esto es igual que el desarrollo de un fármaco, aunque tenemos resultados prometedores porque hay porcentajes claros de emisión de patógenos específicos y las pruebas que tenemos en algunas líneas celulares demuestran que su toxicidad es muy baja o nula; todavía nos faltan las pruebas sucesivas enfocadas a la aplicación y el mecanismo de acción del agroquímico alternativo”, sostiene.
Macías advierte que el uso y abuso indiscriminado de agroquímicos de origen sintético provoca el crecimiento exponencial del patógeno, porque hoy los microorganismos generan problemas de resistencia que liberan la proliferación de plagas y maleza.
“Si no cambiamos el enfoque en la búsqueda de agroquímicos de fuente natural difícilmente vamos a frenar la crisis productiva del campo y vamos a enfilarnos en 2050 a la peor crisis alimentaria de la cual se tenga memoria”, avisa.
Pesticidas, azote de la humanidad
200 mil personas al año mueren envenenadas por culpa de los pesticidas en todo el mundo.
Enfermedades por el empleo de pesticidas: cáncer, Alzheimer, Parkinson, trastornos hormonales, defectos de nacimiento, infertilidad y daños neurológicos.
Los pesticidas son una tecnología demasiado cara y poco eficaz: las malas hierbas y las plagas tienen la capacidad de desarrollar resistencia y eso requiere pesticidas cada vez más y más fuertes que los campesinos tendrán que comprar.
Fuente: ONU