“Hasta que la muerte los separe”, bendita frase determinista... En este país donde el catolicismo se infiltra hasta en las políticas educativas, no es de sorprenderse que la sexualidad se vea sumamente afectada por las creencias religiosas. Aún en el Distrito Federal, la “isla de derechos sexuales”, el placer sexual se ve limitado y regido por lo que dicta la religión, en especial en materia de virginidad.
Tenemos la postura a favor de llegar virgen al matrimonio basada en los principios religiosos. Por otro lado, está la realidad. Según la Encuesta Nacional de Juventud de 2010, en la que participan jóvenes de entre 12-29 años, donde el 83% eran católicos, muchos ya habían tenido relaciones sexuales. El porcentaje por grupos de edad fue el siguiente:
Grupo de Edad | Porcentaje con vida sexual |
15-19 años | 33.6% |
20-24 años | 75.7% |
25-29 años | 89% |
Así vemos que con todo y las creencias católicas, el deseo sexual es una fuerza que domina un poco más de lo que muchos quisieran. Aún con esto, persiste la creencia de que lo correcto es no tener relaciones sexuales hasta después del matrimonio, pero… ¿qué tanto conviene?
Mi opinión, que sé comparten muchos otros mexicanos, es que cuando decides estar con alguien “hasta que la muerte los separe”, conocer cómo es la relación sexual se vuelve algo sumamente crítico. Es decir, cuando decides que sólo tendrás placer sexual con una persona por el resto de tu vida (si es que así lo decidieron), es importante que éste sea lo más satisfactorio posible.
Existen muchas parejas que requieren de terapia sexual o terapia de pareja por diversas dificultades. Existen también muchas otras que se divorcian por causas asociadas al desarrollo sexual. Por último, existen muchas parejas que terminan por cometer “infidelidades” debido a que el placer sexual en pareja no es el deseado.
No pretendo, para nada, asegurar que quien no tenga relaciones con su pareja antes del matrimonio está condenado a cualquiera de las situaciones que mencioné. Tampoco pretendo invitar a todos a que tengan relaciones sexuales antes del matrimonio, pues esa es una decisión personal; sin embargo, como cualquier otra, debe de ser una decisión informada.