Los niños con soriasis pediátrica presentan lesiones en la piel en forma de placas rojizas en la cara, cuero cabelludo, rodillas y codos, las cuales les generan irritación, comezón y dolor. Esta enfermedad es producto de una confusión del sistema inmunológico, que envía señales defectuosas que aceleran el ciclo de reproducción celular de la piel.
Aunque se desconoce el origen, se sabe que existe una carga genética y factores ambientales que la disparan entre los siete y los doce años.
En México se estima que aproximadamente 2% de la población infantil tiene esta enfermedad, que en 50% de los casos les genera ansiedad, baja autoestima, aislamiento y depresión, en especial cuando no han sido diagnosticados y tratados adecuadamente.
Esther Guadalupe Guevara Sanginés, médico del Servicio de Dermatología del Hospital Adolfo López Mateos del ISSSTE, puntualiza que las experiencias negativas pueden tener efectos a largo plazo sobre la salud emocional de los pacientes, ya que puede resultar difícil superar las consecuencias sociales, especialmente las reacciones de los compañeros de la escuela o en centros deportivos.
La especialista explica que la enfermedad no solo afecta algunas zonas de la piel, sino que también existe riesgo de que los pacientes pediátricos presenten obesidad y dislipidemia; y esto último puede generar arterias obstruidas, infartos, derrames cerebrales y otras complicaciones del sistema circulatorio.
La dermatóloga pediatra precisa que la inflamación que causa la soriasis también puede perjudicar órganos como riñones, hígado y corazón cuando no recibe el tratamiento oportuno, por lo que este tipo de pacientes requiere de una atención integral por parte de diferentes especialidades médicas.
Por desgracia, este tipo de pacientes son diagnosticados hasta diez años después de los primeros síntomas debido a la confusión de la soriasis con males como dermatitis, alergias, sarna y otro tipo de heridas: “Cuando los niños presentan lesiones en las uñas de las manos les llegan a decir que se trata de una micosis o enfermedad producida por hongos”, detalla.
El rechazo y discriminación por parte de sus compañeros de escuela y actividades deportivas merman su autoestima, advirtió la especialista. “Tienen alteraciones del sueño por los mismos síntomas de comezón y dolor, aislamiento, ansiedad y en casos graves hasta ideación suicida”, alerta Guevara Sanginés.
“Reconocer los síntomas y hacer un diagnóstico temprano con el especialista es importante para los pacientes que tienen soriasis pediátrica; los padres deben estar atentos a los síntomas y molestias que presenten sus hijos”, comenta.
Expone que en la actualidad estos pacientes pueden contar con un tratamiento biológico que consiste en la aplicación de dos inyecciones cada 15 días, misma que evita que el sistema inmunológico siga enviando la señal de una sobreproducción celular de la piel, con lo que las lesiones desaparecen.
La terapia ya fue autorizada por la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
En este sentido José Luis Cañadas, director médico de AbbVie México, señala por su parte que “estamos orgullosos de poder ofrecer un tratamiento de primera línea para enfermedades crónicas autoinmunes, que sirve para incrementar la calidad de vida de los pacientes y controlar su padecimiento. Gracias a ello miles de personas con esta y otras enfermedades se verán beneficiadas”.
Cuentos que no pican
Linda García, de la Fundación Mexicana para la Dermatología (FMD), presentó en tanto Cuentos que no pican, un libro de relatos infantiles para compartir en familia y que ayuda a comprender la soriasis y las emociones que genera esta enfermedad en los menores de edad.
El libro elaborado por la Asociación Civil para el Enfermo de Psoriasis (Aepso) tiene la finalidad de educar, informar y despertar la comprensión y atención en relación a este padecimiento dermatológico. “Se busca que los menores comprendan lo que pasa con su piel y que eliminen la culpa y vergüenza; por el contrario, que vivan a plenitud”.
Por medio de simpáticos personajes, los textos y videos ayudan a los niños a comprender sentimientos como vergüenza, estigma, frustración, aislamiento, miedo, tristeza, y diversas situaciones que los menores experimentan con esta enfermedad autoinmune.