El estrés emocional, los cambios hormonales, factores genéticos, envejecimiento, algunas enfermedades autoinmunes y la ingesta de algunos medicamentos pueden acelerar la caída del cabello y dar paso a lo que se llama alopecia: es una alteración de los folículos pilosos y la pérdida de cabello puede ser gradual, ya sea por parches (zonas focalizadas) o generalizada (conocida como alopecia difusa).
Marco Antonio Navarro Balderas, médico especialista de la Fundación Mexicana para la Dermatología (FMD), precisa que el cuero cabelludo contiene un promedio de 100 mil cabellos y por lo regular se caen alrededor de 100 diariamente, lo cual es normal.
Una de las consecuencias que se presentan conforme aumenta la edad de las personas es la caída del cabello, considerado como una patología con varias causas y variantes.
Por ello, antes de tomar decisiones sobre las maneras de prevenir o minimizar la caída del mismo, lo mejor es conocer más sobre este padecimiento y consultar a un especialista, recomienda.
Los factores de la caída del cabello se pueden dividir en dos grupos: no cicatriciales y cicatriciales. En el primero el folículo no es destruido totalmente y pueden llegar a sanar por completo si reciben el tratamiento adecuado de manera oportuna; a este grupo pertenecen entre otros la alopecia androgenética (o calvicie común); la alopecia traumática, causada por peinados que traccionan el pelo (lo jalan); alopecia areata por estrés; y difusa, que tiene muchas causas, tales como dermatitis seborreica, medicamentos y efluvio posparto, entre otros, explica en tanto Julio C. Jasso Olivares, especialista en dermatología y subespecialista en enfermedades del pelo.
El también miembro de la FMD añade que en el segundo grupo, por factores cicatriciales, los folículos son dañados o mueren por completo, por lo que es difícil que exista la posibilidad de hacer crecer cabello nuevamente. Dentro de estos existen hereditarios (como aplasia cutis e incontinencia pigmentaria); infecciosos (por sífilis o tuberculosis) y los autoinmunes (como el lupus), asevera.
En el caso de la alopecia androgenética, es una condición que afecta a entre 25 y 38% de las mujeres, también conocida como alopecia prematura, que produce una miniaturización de los folículos pilosos, en especial en las personas con herencia familiar, e involucra factores ambientales como radiaciones ultravioleta y también factores hormonales como los andrógenos, que derivan en la pérdida progresiva de cabellos terminales, reemplazados por pelos o vellos finos casi invisibles.
“Lo más importante es consultar a un especialista que identifique el tipo de alopecia que afecta al paciente, para ofrecerle el tratamiento dirigido a la causa o factor desencadenante para evitar mayor pérdida de cabello. El uso de productos comerciales que dicen prevenir la caída del cabello, solamente retrasan el inicio de un tratamiento adecuado y pueden traer complicaciones irreversibles en casos de alopecia cicatricial e incluso no cicatricial”, advierte a su vez Navarro Balderas.
“Los síntomas se manifiestan con la pérdida de cabello en la corona y las regiones frontal y occipital; a diferencia de los hombres, en las mujeres la línea frontal está respetada y conforme avanza la edad estas áreas son más pronunciadas, por lo que si se observa una pérdida difusa en las zonas mencionadas se recomienda acudir con su médico especialista”, afirma.
De igual manera, Laura Juárez Navarrete, presidenta de la FMD, señala que “no solo la alopecia androgenética provoca la pérdida de cabellos, sino también al peinarse las mujeres jalan el pelo de forma excesiva y al hacerlo en forma repetida, con el paso del tiempo, provocan el arrancamiento de algunos cabellos en el margen de implantación, por lo que se van quedando calvas”.
La dermatóloga detalla que hay caída de cabello “después de un parto, cirugías, dietas hipocalóricas o muy severas; o también después de un periodo de estrés intenso o en enfermedades como el hipertiroidismo, por deficiencia de hierro, entre otros factores como la dermatitis seborreica”.
Son condiciones que llevan a la pérdida de cabello, por lo que exhorta a la población a utilizar productos que regulen el nivel de grasa en el cabello. “La enfermedad puede iniciar desde la adolescencia y con un pico a los 50 años, donde hay una mayor incidencia, hasta cuatro veces mayor, en pacientes de raza blanca. La alopecia androgenética femenina al final de la vida es mayor a 30%, mientras que en hombres representa 70%”, expone la especialista.
Juárez Navarrete concluye que “la alopecia genera inseguridad y una baja autoestima en aquellos que la padecen, porque puede llegar a ser muy visible y ante lo cual algunos pacientes se vuelven tímidos, inseguros, angustiados, cuyas sensaciones repercuten también en la calidad de vida del cabello”.
Sin embargo, la especialista comenta que se reportan avances importantes de la ciencia en este campo: “Existen terapias tópicas, orales, auxiliares e incluso quirúrgicas —autotrasplantes—, por lo que hay una alternativa para cada caso, siempre con la asesoría del dermatólogo” concluye.