La importancia de cuidar la piel

Martha Mejía
Todo menos politica
La piel es mucho más que un simple envoltorio humano: de todos los órganos del cuerpo, la piel es el más versátil y el único que está directa y constantemente abierto al exterior.
Foto: Creative Commons/Martin Cox

La piel es mucho más que un simple envoltorio humano: de todos los órganos del cuerpo, la piel es el más versátil y el único que está directa y constantemente abierto al exterior.

“La piel nos protege de agentes externos, del calor y el frío, del aire y los elementos, de las bacterias… Es impermeable. Se repara y lubrica a sí misma. Incluso elimina algunos residuos del cuerpo”, explica en entrevista la dermatóloga Ana Lilia Ruelas, de la Fundación Mexicana para la Dermatología.

Al igual que sus parientes, el cabello y las uñas, la piel refleja disfunciones o enfermedades que padezcan otros órganos de nuestro cuerpo: “Puede avisar de enfermedades internas con cambios en su color o textura, o con la aparición de granos o de manchas”, apunta Ruelas.

La piel proporciona el sentido del tacto; puede ser áspera o delicada; suave o arrugada, según dicten las necesidades o la edad.

También puede erizarse, salirle ampollas, producir sensación de hormigueo, picar, doler, sudar, estirarse, encogerse, sangrar y sonrojarse, todas esas reacciones las tiene la piel.

Funciones

Este órgano contribuye a la producción de vitamina D, vital para la salud de huesos y articulaciones. También elimina todas las toxinas de nuestro cuerpo: sin ella, y sin funciones de regulación como el sudor, seguramente tendríamos muchos más problemas de salud, pues no lograríamos expulsar todas las toxinas que nuestro cuerpo genera.

En este punto es necesario añadir que gracias a la piel podemos controlar la regulación de la temperatura corporal; sirve también para mostrar nuestras emociones; es fuente de atracción social y sexual, y denota el origen racial.

“Es básicamente un órgano con varias funciones. La más importante es la protección, pues nos defiende del medio ambiente. Además marca los factores de personalidad, es decir, nos da identidad y nos permite relacionarnos con la demás personas. Pero finalmente es un órgano relacionado directamente con la belleza”, indica la especialista.

La piel de un adulto medio cubre casi dos metros cuadrados y pesa más de dos kilos y medio. Es el órgano vivo más pesado y el más amplio del cuerpo humano, pues mide 1.5 a dos metros cuadrados.

La piel se renueva constantemente cambiando sus células muertas. Este proceso de regeneración se realiza naturalmente, aunque puede acelerarse por medio de cuidados apropiados.

“La piel se renueva constantemente. Las capas superficiales se recambian entre tres y cuatro semanas; es decir, nos descamamos constantemente. Sin embargo, después de los 30 años comenzamos a ver la disminución de ciertas células: se va perdiendo la tensión de la piel, se va haciendo cada vez más flácida, va envejeciendo paulatinamente a partir de esa edad”, explica Ana Lilia Ruelas.

No obstante, la especialista señala que en este proceso intervienen factores como la genética, los hábitos de higiene, la alimentación y la hidratación.

“Algunas enfermedades también aceleran algunos signos de envejecimiento de la piel, pero también el daño por el sol: entre más sol vamos acumulando a lo largo de la vida, la piel va envejeciendo más rápido”, señala.

Baño

Es importante tomar en cuenta que hay algunos cuidados generales de la piel, pero dependen de la etapa de la vida y la predisposición genética de cada persona.

Sin embargo, esto es lo que en general recomiendan los especialistas:

Un baño diario con agua tibia y un jabón suave, además de una buena humectación. “En ocasiones el jabón suele ser muy agresivo o el lavado muy extenso, esto tensa a la piel y la hace susceptible a infecciones. Un mito muy importante que hay que desmentir es que hay que tallar la piel: en realidad la piel no se debe tallar, pues esta acción, junto con el agua caliente, la reseca y la daña”, comenta la especialista.

Hidratación

Las cremas corporales son un excelente recurso para cuidar la salud de la piel y de todo nuestro organismo por cuatro razones fundamentales: aportan elementos que permiten suavizarla, contribuyen a la regeneración de células, humectan e hidratan y proporcionan vitaminas.

De ahí la importancia que ha adquirido para las industrias tanto médica como de belleza la creación de diversas fórmulas de cremas y otros productos que mantengan humedad y elasticidad de la piel, o bien que brinden protección y contribuyan a compensar algunos defectos característicos de la epidermis, como resequedad, exceso de grasa, entre otros factores.

Ruelas destaca que para efectos prácticos de la piel, si importa la hidratación del organismo con agua, se debe de hidratar la piel usando usar un lubricante, “una crema emoliente, sin perfume, sin muchos químicos y aplicarla de una o dos veces al día”.

La dermatóloga señala que dentro de la naturaleza hay diversos elementos con propiedades que ayudan a mantener en buenas condiciones a la piel: “La avena, por ejemplo, tiene propiedades que desinflaman la piel. Actualmente hay muchas cremas en el mercado con base en este tipo de avena de Alba; este grano nos ayuda a combatir y disminuir problemas relacionados con la dermatitis aguda, que es una piel que se reseca fácilmente y es muy sensible”.

De acuerdo con especialistas todas las personas deben utilizar cremas faciales y corporales desde temprana edad y un bloqueador solar si el objetivo es evitar problemas relacionados con cáncer de piel y arrugas prematuras.

Para iniciar el proceso de conservación de la piel es conveniente la opinión de un especialista en la materia, como un dermatólogo, pero sobre todo no automedicarse ante cualquier enfermedad o alteración.

En la siguiente entrega se explicará cómo funciona la piel, además de los cuidados que requiere dependiendo de cada etapa de la vida.