La investigadora del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), Vilma Araceli Maldonado, declaró que el código genético no es lo único que determina las características de un organismo, pues también hay señales que alteran las instrucciones escritas en el ADN.
En entrevista para la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), explicó que dichas señales llamadas epigenómicas pueden cambiar dependiendo del entorno en que se desenvuelva dicho organismo y del ambiente en el que vivieron sus ancestros (padres).
La especialista señaló que la palabra epigenoma proviene del griego epi que significa encima, y se refiere a las marcas formadas por proteínas y compuestos químicos que se encuentran sobre el ADN.
Estas moléculas, al igual que etiquetas que indican cuál gen transcribir y cuál no, regulan el funcionamiento de los genes sin modificar la información codificada en el genoma, abundó.
“El epigenoma puede verse alertado por muchas de las condiciones del medio. En realidad casi todo lo que hacemos, como la actividad física que realizamos, la nutrición, el consumo de alcohol, los fármacos, aun cosas emocionales como el estrés crónico, afectan estas marcas”, detalló.
La doctora mencionó que estas marcas se pueden heredar de los padres, incluso de los abuelos.
Añadió que la epigenómica, como disciplina de estudio, muestra que el ambiente en el que vivieron los padres y abuelos de un individuo afecta de manera directa la forma en que funciona su genoma; de igual manera, los hábitos de este individuo, malos o buenos, afectarán la forma en que se expresan los genes de sus hijos y nietos.
“Por ejemplo, madres que han sufrido desnutrición o niños que han sufrido desnutrición en sus primeros años de vida, tienden a tener hijos con mayor propensión a sufrir desnutrición en su juventud y obesidad en su vida adulta”, precisó.
Además, sostuvo que todos los factores ambientales a los que se expone un organismo modifican la expresión de su ADN, incluso los alimentos que consume pueden cambiar la manera en que se expresa su genoma.
De esta forma, afirmó que según los hábitos propios, el epigenoma que le legaron sus ancestros podrá modificarse o conservarse y heredarse a la siguiente generación.
Resaltó que el descubrimiento del epigenoma ayudó a explicar por qué individuos que comparten el mismo ADN desarrollan características diferentes, incluso enfermedades hereditarias diferentes.
Vilma Maldonado puntualizó que hoy en día se sabe que las marcas epigenómicas ayudan a regular el funcionamiento del organismo humano y que las fallas en este marcaje pueden asociarse a la aparición de ciertas enfermedades como la obesidad, enfermedades cardiacas, renales y psiquiátricas.
Maldonado Lagunas adelantó que actualmente esta ciencia se encuentra en proceso de descubrir qué marcas están asociadas a qué enfermedades, para después desarrollar nuevos métodos de diagnóstico de enfermedades no invasivos y diseñar nuevos fármacos encaminados a enmendar las alteraciones en el epigenoma o en la maquinaria encargada del marcaje epigenómico.