El PAN, partido

Cohesionado durante doce años por un débil hilo conductor que lo ciñó a las canonjías que le otorgaba el encabezar la administración pública federal, el Partido Acción Nacional (PAN) vive actualmente una sucesión de hechos que lo evidencian como un organismo de representación popular dividido, confrontado por el reacomodo de sus principales personajes, incapaz de lavar en casa la ropa sucia que provocan los jaloneos entre sus principales grupos de poder y, sobre todo, seriamente lastimado por la pérdida electoral que significó su adiós a la Presidencia de la República.

Esta es la lectura que de los últimos acontecimientos al interior del PAN ofrecen diversos expertos consultados por Vértigo, quienes señalan que este instituto político ha llegado al clímax del encono partidista, al ponerse en evidencia pública la pugna entre su dirigente nacional, Gustavo Madero, y el otrora coordinador parlamentario en la cámara alta, Ernesto Cordero.

Hace unos días, cuando Madero decidió remover a Cordero de su cargo, señalan los especialistas, se destapó la olla de presión y salieron a la luz conflictos que causan graves daños a la vida interna de este partido.

Para los expertos, el desacuerdo entre el chihuahuense y el defeño sólo es la punta del iceberg en una serie de confrontaciones que se vinieron gestando en la última etapa de la administración pasada y han traído como consecuencia la nula democratización para elegir a sus candidatos a cargos de elección popular y, por ende, la deserción de militantes.

Todo ello, señalan, se traduce al momento en la pugna de dos grupos principales que buscan “codiciosamente el control del partido”.

Discreción, vieja regla

El pasado 15 de mayo, el entonces aún coordinador del PAN en el Senado, Ernesto Cordero, presentó —junto con el coordinador del PRD, Miguel Barbosa— una propuesta de reforma política al margen de la dirigencia partidista, lo que habría provocado la molestia del presidente nacional panista, Gustavo Madero, quien junto con otras fuerzas políticas negociaba otros aspectos en materia de asuntos políticos-electorales.

Dos días después, el 17 de mayo, el dirigente nacional del blanquiazul envió una carta a los senadores de su partido, en la cual los convocó a que analizaran la permanencia de Cordero al frente del grupo parlamentario.

En su misiva, Madero señaló que el panismo “atraviesa por una etapa de evaluación profunda” y que con el fin de servirle mejor a México era necesario un “mejor entendimiento” y una “mejor coordinación” entre todos los miembros del partido y, muy en especial, “los que ostentamos alguna representación de la institución”.

Por ello, abundó, era necesario que la fracción parlamentaria en el Senado asistiera a una “reunión extraordinaria” con el fin de revisar la agenda legislativa, así como “la propia coordinación del grupo y su relación con el partido”.

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