PRIISTAS RECHAZAN QUE ALEJANDRO MORENO CONCENTRE TODO EL PODER

Vamos a impugnar las decisiones del CPN porque contravienen los documentos básicos del partido.

Antonio Caporal
Política
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Exdirigentes nacionales, legisladores, líderes de corrientes internas y exgobernadores del PRI denuncian que su presidente nacional, Alejandro Alito Moreno Cárdenas, impulsó la modificación de estatutos del partido gracias a una serie de “anomalías” en la reciente sesión de su Consejo Político Nacional.

Asimismo afirman que el presidente nacional busca concentrar el poder en su propia persona y ser el único con la facultad de nombrar a los coordinadores parlamentarios en la Cámara de Diputados y el Senado de la República; pero sobre todo, aseveran, pretende ser él quien decida todas las candidaturas a cargos de representación popular.

Con dichas intenciones, sostienen los inconformes, el dirigente priista provoca una división interna y causa un debilitamiento de cara a los comicios federal y 32 locales del próximo año: “El priismo ve cómo están entregados estos dirigentes con AMLO”.

Modificaciones

El domingo 2 de agosto se celebró la LI sesión extraordinaria del Consejo Político Nacional (CPN). Se trató de un encuentro virtual al que los 600 integrantes del consejo debían estar conectados, sobre todo con el fin de otorgar o negar su voto en las decisiones que se tomaran.

Durante el encuentro se consideró necesario modificar los estatutos para que el presidente nacional del partido tuviera la facultad de designar a los candidatos de elección popular en las entidades, es decir, a las gubernaturas, diputaciones locales y presidencias municipales, lo cual corresponde hasta ahora a las dirigencias estatales.

También se planteó que se dieran facultades al presidente nacional para que este designara a los coordinadores parlamentarios en el Senado y la Cámara de Diputados (como bien sabemos ambos cargos son decisión exclusiva de los propios legisladores quienes lo resuelven por medio del voto universal, directo y secreto).

La franca oposición de varios integrantes del CPN y en particular la fuerte reacción de los legisladores federales y algunos dirigentes estatales terminó por echar abajo dichas propuestas.

Pero hubo otras que sí avanzaron.

En su mensaje Alejandro Moreno mencionó las ventajas de las reformas a los estatutos aprobadas en aquella sesión y subrayó que “ahora el PRI podrá aliarse con todas las fuerzas políticas que le garanticen el triunfo de sus candidatos”.

Por otro lado dio cuenta de que “se estableció que las candidaturas plurinominales solo serán para militantes”.

Otra de las reformas, dijo, “establece que los candidatos postulados por el PRI deberán firmar un documento donde protesten lealtad al partido y se comprometan a no abandonar las bancadas”. Si así fuera, explicó, “tendrían que renunciar a su curul, dejando su lugar al partido” porque “tendrán que cumplir requisitos de lealtad a quien los postula”.

Destacó que “los priistas que acepten puestos en los gobiernos de otros partidos tendrán que pedirle permiso al CPN”.

Igualmente indicó que “se garantiza que la integración de las listas plurinominales tenga por lo menos 30% de jóvenes en candidaturas propietarias y suplentes”.

Agregó que se estableció que “las dirigencias del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), comités directivos estatales y municipales deberán ser integradas preferentemente por un joven”.

De manera particular refirió que los cambios “establecen claramente que ninguna persona que haya cometido violencia política de género podrá abanderar al tricolor en un cargo de elección popular”.

Alito afirmó que “las reformas que se aprobaron a los estatutos ponen al instituto político a la altura del México de hoy, como un partido moderno, democrático, plural, abierto y listo para 2021”.

Inconformidad priista

Armando Barajas Ruiz, consejero político nacional del PRI, adelanta que en los próximos días acudirán ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para impugnar las decisiones del CPN, que a su juicio “contravienen las disposiciones expresadas en los documentos básicos del partido”.

Al respecto explica: “Va a ser una impugnación precisa, objetiva, ante el Tribunal Electoral, por todas las anomalías con las que se llevó a cabo el supuesto consejo”.

Asegura que el máximo órgano de decisión del partido y que está facultado para modificar los estatutos es la Asamblea Nacional, por lo que las decisiones del CPN “no pueden ser válidas”, aunado a que no se puede verificar el quórum ni la votación de la reunión virtual que, dijo, tuvo una duración de solo 37 minutos: “No hubo votación ni se tuvo control del quórum; nadie sabe en realidad cuántos estuvieron conectados en este supuesto consejo”.

Barajas Ruiz añade que “todos los cambios que se hagan en los documentos priistas deberán hacerse 90 días antes de que inicie el año electoral, es decir, el próximo 7 de septiembre y se hicieron apenas a 30 días de que inicie el año electoral”.

A su vez la expresidenta nacional del PRI y actual diputada federal, Dulce María Sauri Riancho, advierte que el partido debe evitar caer en la centralización del poder: “Hay que evitar a toda costa repetir al interior del partido lo que estamos viendo en la Presidencia de la República, es decir, la centralización de las decisiones y la concentración del poder. Eso es lo que el PRI debe evitar, porque puede caer en la tentación”.

En tanto el vicecoordinador del grupo parlamentario del PRI en el Senado, Manuel Añorve, reconoce que estos cambios dejan muchas dudas: “Es un tema en el que debemos entrar al debate en una sesión del CEN presencial, porque deja muchas dudas”.

En este sentido Barajas Ruiz, también dirigente de la Corriente Solidaridad, asevera que Moreno Cárdenas “pretende concentrar todo el poder en él para definir la totalidad de las candidaturas a cargos de elección popular, mintiendo y diciendo que es para darle participación y oportunidad a los jóvenes, algo que es mentira porque lo que quiere es tener todas las decisiones en sus manos”.

Asimismo considera que dichos cambios “contravienen principios ideológicos”, toda vez que “le dan un poder absoluto al presidente del partido ya que en los hechos él podrá nombrar a los candidatos a gobernador, a los puestos plurinominales, se le tendrá que consultar el sentido del voto del grupo parlamentario del partido…”

Dirigencia “controlada”

Líderes de la corriente priista denominada Democracia Interna deploran a su vez que hoy el PRI “es un partido desaparecido como oposición, incluso cómplice frecuente del gobierno en la Cámara de Diputados, con una dirigencia dócil y obsequiosa con el presidente”.

Al referirse a los recientes cambios en los estatutos refieren: “Hace unos días vimos a una dirigencia que pretende centralizar las decisiones que ofreció devolver a los priistas. Se olvidó de convocar a una asamblea nacional y, en su lugar, se apoyó en un Consejo Político Nacional online para modificar ilegal y arteramente los estatutos, confiado en la ‘disciplina’ partidista a la que el CEN está acostumbrado”.

De manera tajante sostienen: “Nosotros estamos en desacuerdo con los resolutivos del CPN que sesionó en lo oscurito (al estilo de la delincuencia organizada), porque traiciona no solo promesas de campaña sino principios y valores políticos. Caray, darle al presidente del CEN el poder absoluto para tomar las definiciones que competen a la militancia es una vergüenza. Ahora resulta que el presidente del CEN determinará el método para la selección de candidatos, registrará o cancelará candidaturas y manejará a su antojo los recursos y bienes del partido”.

Democracia Interna estima que “ante este descarado asalto al PRI, e independientemente de los recursos legales que se presenten para frenarlo, invitamos a los priistas dignos (que son la mayoría) a actuar con decisión y a no permanecer callados, quedándose solo en el enojo y la crítica que no cambiarán las cosas. No mientras no exista disposición de quienes todavía se sienten dueños del partido”.

La corriente priista puntualiza que “ahora se quieren agandallar las plurinominales desde la presidencia del CEN para tener elementos para presionar a los cuadros del partido, a los gobernadores, a los legisladores y a los militantes. O se alinean con Alito o no pasan”.

Y asegura que los cambios a los estatutos “no harán competitivo al partido; al contrario: lo acabarán de hundir. Cada día que pasa, cada actitud que asumen, muestra con mayor claridad que AMLO tiene (controlado) a Alito y su grupo. Y les ha instruido acabar con el PRI y por lo pronto le van a ayudar a conservar su mayoría en la Cámara de Diputados y a avanzar en los estados y municipios y en los Congresos locales”.

Asimismo Democracia Interna convoca a otros priistas “a revertir las reformas espurias del CPN virtual y exigir que la decisión de las candidaturas pase necesariamente por el escrutinio de la militancia ¿Que con estos señalamientos dividimos al partido? ¿Que se requiere de unidad? ¡No se puede dividir lo que ya está roto!”

Sin embargo, apunta, sí se puede “unificar al partido si hay voluntad de sus dirigentes y se busca unidad en el compromiso ideológico, en la obligación con el país”.

Y de manera directa le plantea a Alejandro Moreno: “Todas las candidaturas las quiere y debe decidir la militancia, ¡eso ofreciste en tu campaña por el CEN, Alito! Incluyendo plurinominales, municipales, distritales locales y federales, gubernaturas; con reglas claras y piso parejo. Cumplan su promesa de otorgarle toda la fuerza a los verdaderos dueños del partido: sus militantes”.

Finalmente, al igual que Barajas, los líderes de Democracia Interna adelantan que también impugnarán ante el TEPJF “las decisiones del espurio CPN”, porque “estamos convencidos de que la gran mayoría de priistas no está de acuerdo con lo que se está haciendo. Hay que denunciarlo. No van a poder callar a la mayoría del priismo que ve cómo están entregados estos dirigentes con AMLO”.

Revisión histórica

Los historiadores y académicos han sido particularmente críticos de las presidencias priistas, pero reconocen que en el pasado crearon una serie de instituciones que hoy son fundamentales no solo para la vida democrática del país sino también para el crecimiento económico y el desarrollo nacional.

De las administraciones priistas, sobre todo de las recientes, destacan los yerros de determinados funcionarios en la aplicación de políticas públicas y sobre todo de los escándalos de corrupción; pero igual reconocen a esas mismas administraciones tricolores sus decisiones para tener estabilidad financiera, así como haber impulsado o acompañado la creación de una serie de instituciones acordes a globalización, libre mercado, multilateralismo y compromiso con el cuidado del ambiente.

En lo político los historiadores y expertos son puntuales en exhibir las acciones u omisiones de aquellos personajes priistas que en el servicio público causaron daño al país, pero también admiten que otros, en cambio, fueron piezas fundamentales en la gobernabilidad, estabilidad política e incluso aprobación de ciertas reformas legislativas que colocaron a México en la vanguardia de cambios económicos que a su vez permitieron la modernización y el crecimiento.

En libros, ensayos, seminarios y cátedras se da cuenta de que durante el régimen del PRI el país funcionaba bajo la conducción de un solo hombre: el presidente de la República, quien a la vez era el “primer priista de la nación”, es decir, quien tomaba las decisiones al interior del partido, en especial en lo relativo a las iniciativas que impulsarían sus legisladores y, por supuesto, la postulación de candidatos a los principales cargos.

Pero aun sin la Presidencia (en los periodos 2000-2006 y 2006-2012) los priistas fueron capaces de reagruparse en torno de dos instancias: los gobernadores y los grupos parlamentarios en el Congreso de la Unión.

Durante dichos sexenios dos figuras sobresalieron por su capacidad de negociación con los otros grupos parlamentarios, dando al país viabilidad en la aprobación de leyes que requerían ser actualizadas y sobre todo en las que urgían ser aprobadas para llevar a México a un estadio de modernidad económica y política.

Fueron, de igual manera, personajes que marcaban la agenda nacional con sus posicionamientos e iniciativas presentadas (por ellos mismos o por los legisladores que encabezaban) en el Congreso: en distintos momentos coordinadores parlamentarios del PRI tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón se ganaron el respeto del régimen del PAN y de los gobiernos estatales no priistas.

Al ser un puente de entendimiento entre los legisladores y gobernadores del PRI y el régimen del PAN, fueron también piezas fundamentales en la reestructuración de su partido; de hecho ambos ocuparon —durante las presidencias panistas— la Secretaría General de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares, uno de los llamados tres sectores del PRI.

Hoy, ante la ausencia de personajes como Gamboa y Beltrones —“hombres de Estado”, “con estatura política”, “hábiles”, “de palabra”, eran algunos de los calificativos que les daban sus correligionarios y adversarios—, el PRI luce sin conducción. Sus actuales coordinadores, Miguel Osorio Chong y René Juárez, no logran todavía ser ese “puente de entendimiento”, además de que los grupos que encabezan en el Senado y la Cámara de Diputados, respectivamente, son muy reducidos y por lo tanto con apenas notoria influencia.

Ante este escenario Alejandro Moreno decidió modificar los estatutos de su partido para, en los hechos, a decir de los inconformes, hacerse del control de la designación de todas las candidaturas a cargos de elección popular y, sobre todo, controlar a sus grupos parlamentarios en el Congreso de la Unión.

Por otro lado, a diversos analistas les llama la atención el actuar del dirigente priista para tener el control del partido, las candidaturas, así como el sentido del voto de los legisladores en el Congreso de la Unión y plantean dudas: ¿Para qué concentrar tanto poder? ¿Quiere el manejo de recursos del partido y de los grupos parlamentarios? ¿Qué busca negociar? ¿Con quién quiere negociar?