El costo de una reelección

Arturo Moncada
Política
Benjamín Netanyahu
Foto: AP

La victoria de Benjamín Netanyahu en las elecciones israelíes celebradas el 17 de marzo abre una interrogante sobre el futuro de ese país, y de Oriente Medio en general, debido a que al encarar encuestas en contra el ahora reelegido primer ministro dio un giro hacia la derecha y prometió, apenas cuatro días antes de la elección, no tolerar un Estado palestino y mantener los asentamientos en Cisjordania.

Por si fuera poco, unas cuantas horas antes del cierre de las urnas difundió un video en su página de Facebook incitando a sufragar por su partido, el Likud, con la advertencia de que los árabe-israelíes estaban votando en masa y ponían en peligro el poder de la derecha.

Las declaraciones de Netanyahu tensaron más la ya difícil relación que en últimas fechas mantiene con el gobierno de Washington, sobre todo por negarse a permitir la creación de un Estado palestino, pieza fundamental de la política exterior de Washington para lograr la paz entre israelíes y árabes.

Golpe de timón

Para los analistas el costo que Netanyahu debe pagar ahora por esas declaraciones para ganar los comicios supera con mucho las de los resultados electorales.

No en baldes, apenas 2 días después de conquistar su cuarto mandato, Netanyahu intentó retractarse de sus comentarios: por una parte pidió disculpas a losárabe- israelíes, descendientes de los 160 mil palestinos que permanecieron en su tierra tras la creación del Estado de Israel en 1948 y que representan casi 20% de la población; por otra, dio marcha atrás de sus declaraciones de línea dura de descartar el establecimiento de un Estado palestino en un aparente intento por contener las reacciones negativas suscitadas por sus palabras. Netanyahu afirmó no haber cambiado de política y que mantiene su compromiso hacia un Estado palestino, siempre y cuando mejoren las condiciones en la región.

Secuelas

Pero esas declaraciones no bajaron la polémica en el escenario internacional. La Casa Blanca, por ejemplo, minimizó la rectificación y en una inusual respuesta a un aliado advirtió que revaluaría su apoyo diplomático a Israel en Naciones Unidas y que, debido a que durante la campaña Netanyahu dijo que se oponía a la creación de un Estado palestino, quizá deje de tener sentido impedir las iniciativas para reconocer a ese nuevo Estado en la ONU.

Conversamos al respecto con Raquel Saed Grego, profesora-investigadora de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana.

—¿Cómo afectan estas declaraciones a la relación Israel-Estados Unidos y a nivel internacional?

—Netanyahu realizó este discurso sin duda como una estrategia de campaña. Hay que recordar que en Israel el gobierno se forma a través de coaliciones. Netanyahu trató de llamar la atención de los partidos que se iban a subir a su plataforma. A nivel de la opinión internacional, sin embargo, ahora no sabe cómo salir del problema. Su declaración no fue bien recibida, tanto cuando la hizo como cuando se retractó. Porque entonces no se observa estabilidad y claridad en su política, sino nada más una necesidad de estar en el poder. No se observa a un gobierno dispuesto a dialogar y a establecer conversaciones de paz, o de tolerancia e inclusión. Por ello se retracta, llama de nuevo la atención y señala que no quiso decirlo de esa manera.

No obstante, añade la especialista, “estas declaraciones se suman a la abierta oposición de Netanyahu a un posible acuerdo que negocia el gobierno de Washington con Irán en representación del grupo de los 5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Gran Bretaña y Alemania) para que el Estado persa transparente su programa nuclear y lo desarrolle para fines como investigación médica y generación de energía, a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales que afectan gravemente a su economía”.

—Netanyahu advirtió que Irán podría desarrollar un arma atómica, cosa que jamás permitiría, e incluso, en una visita no oficial a Washington el 3 de marzo, habló ante el Congreso estadunidense sobre los “riesgos” de ese posible acuerdo…

—Realmente a la comunidad internacional, sobre todo a los países de Oriente Medio, no les conviene que Irán tenga la posibilidad de desarrollar armas nucleares. Esto es claro ante la inestabilidad de los gobiernos, que pueden estar en manos de una u otra facción en momentos dados y de tener un arma nuclear podrían utilizarla a su conveniencia, como es el caso de Corea del Norte. Sin embargo, Irán tiene todo el derecho civil de desarrollar su energía nuclear para el consumo normal. Por otra parte, considero que la preocupación de Netanyahu es real, tomando en cuenta que Israel es el único país con un gobierno elegido democráticamente con base en una ideología occidental en esa región y es amenazado por países vecinos hostiles, que viven una situación de inestabilidad regional.

Israel

Nombre oficial: Estado de Israel.

Capital: Jerusalén.

Forma de gobierno: República Parlamentaria.

Fronteras: Limita con Líbano en el norte, con Siria al noreste, con Jordania, Cisjordania y Jerusalén al este y con Egipto y la Franja de Gaza al sur, siendo sus fronteras con Jordania y Egipto.

Idiomas: Hebreo y árabe.

Superficie total: 22,145 kilómetros cuadrados.

Población: Se ubica en el lugar 96 del mundo con ocho millones 134,100 habitantes (censo 2013).

Ingreso per cápita: 35,824 dólares anuales.

Fuente: Banco Mundial