Ángel González y la injusticia que le robó 20 años de su vida

Gustavo Pérez
Política
Ángel González
Foto: Especial/Lake Land College

Ángel González González, un mexicano que cumplió una condena en Estados Unidos por un crimen que no cometió, salió de prisión el pasado lunes 9 de marzo tras estar más de 20 años de permanecer ahí.

González pasa a ser uno de esos casos en los que se cumple cabalmente la aplicación de la justicia, aunque varias décadas después.

Este caso ocurre durante un contexto de indignación ante la muerte de varios connacionales en territorio estadunidense a manos de policías.

El crimen

El 10 de julio de 1994, una mujer en la comunidad de Waukegan, Illinois, fue secuestrada de su casa y se le llevó a otro lugar, en donde fue violada. Esa misma noche, la policía local detuvo a Ángel González inicialmente por un infracción, pero después se le acusó del crimen que había ocurrido horas antes porque su apariencia era similar a la del atacante.

La mujer señaló a González como la persona que la secuestró y violó, aunque testimonios indican que no lo identificó bien debido a que su rostro estaba alumbrado por los faros delanteros de los vehículos presentes.

El mexicano, entonces de 20 años, había llegado apenas a los Estados Unidos para reunirse con su familia.

Durante su juicio, los abogados defensores presentaron a 4 testigos, quienes afirmaron que él estaba con su novia y la hermana de ésta en el departamento de ésta última cuando ocurrió el crimen.

González fue juzgado y sentenciado a 55 años en prisión después de encontrársele culpable, aunque él siempre mantuvo la inocencia que años después se comprobaría.

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Dos décadas sin libertad

Ángel González permaneció por 2 décadas en prisión por un crimen del que siempre se declaró inocente. No obstante, esta injusticia nunca lo llevó al resentimiento o a la ira, de acuerdo con él mismo.

Su tiempo en prisión, no obstante, no fue perdido. González aprendió varios oficios y se convirtió en artista, además de realizar estudios en la Universidad de Lake Land. Asimismo, ayudaba a otros reos de habla hispana dentro de la correccional.

En 1999, un juez agregó 3 años más a su sentencia debido a que presuntamente destruyó el lavamanos de su dormitorio, por lo que fue transferido al Centro Correccional Dixon.

Justicia llega… 20 años tarde

El fiscal estatal en Illinois, Michael G. Nerheim, decidió retomar el caso luego de que su predecesor, Michael Waller, dejara atrás una polémica gestión al comprobarse varios casos de violación en los que envió a varios hombres inocentes a prisión.

Nerheim reabrió el caso en conjunto con los abogados Barry Scheck y Vanessa Potkin, pertenecientes al Proyecto Inocencia, una ONG en EU dedicada a probar la inocencia de convictos mediante pruebas de ADN que ha liberado a 325 personas, 18 de ellas con una sentencia de muerte.

Nerheim ordenó que se realizaran exámenes genéticos de las prendas que la víctima usó durante el ataque. Los resultados fueron determinantes: se encontró ADN de 2 hombres desconocidos, pero ninguno de ellos pertenecía a González.

El empeño de Nerheim y el equipo de abogados llegó a su objetivo: con las nuevas pruebas genéticas, se comprobó la inocencia del mexicano en el cargo de violación.

Posteriormente, las autoridades de Livingston, Illinois, decidieron también retirar los cargos por daño a propiedad gubernamental por el incidente del lavamanos, lo que permitió su salida al día siguiente de la audiencia.

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primero de varios gatos

El futuro

A su salida de prisión, González dijo: “El pasado es el pasado. Estar aquí hoy me hace sentir vivo otra vez”. Aunque admitió que los años en prisión lo hicieron sentir que “nadie cree en ti”.

Su familia en Estados Unidos lo recibió con una reunión para la que prepararon chiles rellenos (su platillo favorito). En particular, su hermano Saúl temía que sus padres no alcanzar a ver libre a Ángel, luego de que su padre tuvo un infarto el año pasado.

Ángel, ahora de 41 años, afirmó que “la parte más difícil ya acabó”, por lo que está listo para iniciar una nueva vida.

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