Barack Obama está por comenzar su segundo periodo como presidente de Estados Unidos y los medios de aquel país reportan que durante las próximas semanas podría presentar de manera formal, ahora sí, una iniciativa de reforma migratoria al Congreso.
Recordemos que durante su primer campaña, en 2008, Obama prometió reformar el sistema migratorio estadunidense pero, aun contando con mayoría demócrata en ambas cámaras, nunca lo hizo.
Sin embargo, logró conseguir de nuevo el apoyo de los electores hispanos en su segunda campaña, gracias en parte a que su oponente se opuso a medidas como el Dream Act y buscaba que los inmigrantes indocumentados se “autodeportaran”.
Los asesores de Obama dicen que en esta ocasión el mandatario está comprometido con la causa y cumplirá su promesa al inicio de este periodo presidencial.
Los medios estadunidenses reportan que ni la iniciativa para la regulación de armas ni las negociaciones sobre la deuda serán factores de distracción.
Ambos temas encontrarán alta oposición en un Congreso dividido, con mayoría demócrata en el Senado y republicana en la cámara baja, pero parece que para el tema migratorio la oposición no será la misma, pues la situación ha cambiado desde la elección presidencial.
Nuevas actitudes
Las elecciones de 2012 pusieron en evidencia que el panorama demográfico estadunidense está cambiando y el apoyo de las minorías es indispensable para ganar elecciones presidenciales.
El apoyo de los hispanos, que es el grupo demográfico con más crecimiento en el país, fue de hecho decisivo para que Obama ganará en estados swing y fuera reelegido.
Algunos republicanos parecen haber aprendido la lección. Marco Rubio, senador por este partido, encabeza hoy los esfuerzos para presentar una iniciativa de reforma al sistema migratorio.
Al igual que el presidente, Rubio no ha tomado ninguna acción en concreto, pero ha declarado a los medios que su plan consiste no en una gran reforma, sino en varias iniciativas más específicas: según el senador, esto evitará que dentro de la reforma se incluyan medidas que no funcionen y piensa que de esta manera encontrará menos oposición entre sus compañeros republicanos.
Habrá que ver si las tensiones entre los congresistas de ambos partidos no serán un obstáculo para una reforma migratoria, ni provocarán la misma polémica legislativa que la propuesta para la regulación de armas que acaba de presentar el presidente Obama.
Esperemos que la nueva situación demográfica evite que lo mismo ocurra con el tema migratorio, pues Obama corre el riesgo de que la reforma se convierta en una herramienta de negociación para los republicanos, en especial en las discusiones que se avecinan acerca de la deuda estadunidense.
Ojalá que los legisladores puedan ver más allá de sus diferencias y dejen a un lado la política, para sacar adelante una reforma clave: ambos partidos se beneficiarían de ella, puesto que los republicanos necesitan acercarse de nuevo a las minorías si quieren regresar a la Casa Blanca en 2016 y Obama tendrá que cumplir su promesa para fortalecer las posibilidades demócratas de retener el Poder Ejecutivo.