Estados Unidos es uno de los países más criticados en todo el mundo, en particular por parte de grupos islámicos.
No debe extrañar que sus embajadas sean objeto de ataques mortales desde el siglo pasado.
Tras el atentado de 2 mujeres armadas en contra de la representación estadunidense en Estambul, es prudente hacer un recuento de los más mortíferos de estos eventos en la historia.
Embajada en Beirut, Líbano, 1983
El primero de los atentados de alto impacto en una embajada estadunidense ocurrió en Beirut, Líbano, el 18 de abril de 1983. Un coche bomba, detonado por un militante suicida de Hezbollah, mató a 63 personas, entre ellas 17 estadunidenses. La mayoría de las víctimas eran empleados de la CIA y soldados.
Embajada en Beirut, Líbano, 1984
Al año siguiente del primer ataque, otro militante suicida de Hezbollah detonó una bomba que asesinó a 24 personas, de los cuales sólo 2 eran estadunidenses. El resto, de acuerdo a The New York Times, eran ciudadanos libaneses que tramitaban visas o se encontraban cerca del lugar.

Embajada de Kenia y Tanzania, 1998
En un ataque orquestado por Al-Qaeda y el Jihad Islámico, 224 personas fallecieron y otras 4,000 resultaron heridas, resultado de 2 camiones bomba. Nuevamente, las bajas estadunideses aquel 7 de agosto de 1998 fueron pocas y apenas sumaron 12. Autoridades de EU lo consideran el ataque más mortífero a una embajada de Estados Unidos en el mundo.

Consulado en Karachi, Pakistán, 2006
El 2 de marzo de 2006, 4 personas, entre ellas el diplomático estadunidense David Foy, fallecieron a causa de un coche bomba en un hotel a unos cuantos metros del consulado en Karachi, Pakistán. Investigaciones posteriores vincularon el ataque a Al-Qaeda.

Consulado estadunidense en Bengasi, Afganistán, 2012
El 11 de septiembre de 2012, un grupo de 150 extremistas islámicos atacaron las instalaciones diplomáticas en la ciudad de Bengasi, Afganistán. 4 ciudadanos estadunidenses fallecieron, entre ellos el mismo embajador de ese país en Afganistán, J. Christopher Stevens. Para Hillary Clinton, en ese entonces secretaria de Estado, se trata de su “mayor arrepentimiento” durante su gestión, al no atender a tiempo las demandas de consulados estadunidenses por más seguridad.
