Al inaugurar el Primer Simposio Internacional sobre Cuidados Paliativos Pediátricos, el senador Miguel Ángel Mancera, coordinador del Grupo Parlamentario del PRD, afirmó que en México cada año mueren más de 16 mil menores por falta de medicamentos o negligencia en los servicios de salud, lo que se hace más evidente en pacientes con escasos recursos y sin acceso a la medicina.
Urgió a establecer en la ley la obligación del Estado mexicano para atender esas necesidades. Es indispensable que la Cámara de Diputados apruebe la iniciativa, avalada por el Senado de la República, para incluir el concepto de cuidados paliativos en el artículo 4º constitucional, dijo.
Enunció algunos problemas a los que se enfrentan enfermos terminales. Aseguró que más del 80 por ciento de niños con una enfermedad terminal, no tienen acceso a fármacos especializados para cuidados paliativos. En cuanto a la Ciudad de México, destacó que 23 mil pacientes que necesitan medicamentos contra el dolor, no tienen acceso, debido que solo hay 28 farmacias que pueden surtirlo y las cantidades que manejan no son suficientes.
Adelantó que el grupo del PRD impulsará reformas legales para que se establezca en la ley, las dosis pediátricas en materia de drogas médicas, toda vez que hoy los médicos deben hacerlo a cálculo para administrarlos.
En tanto, el director normativo de Salud del ISSSTE, Ramiro López Elizalde, recordó que en 2002 se consolidaron los primeros esfuerzos sobre cuidados paliativos, aunque solo en el ámbito del cáncer. Lo importante era mejorar la calidad de vida los pacientes en fase terminal.
Por su parte la doctora Lisbeth Quesada Tristán, fundadora de la Primera Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos en San José de Costa Rica, observó que México está en el momento y con la oportunidad de hacer las cosas muy bien, desarrollando su programa.
Acusó que no es cierto que los niños y las mujeres son primero, como dice el refrán, pues son precisamente a los menores a los que más se les violan los derechos. “Todavía creemos que son nuestros objetos, y que deben hacer lo que decimos, cuando lo decimos y en el momento que queremos, sin respetar su deseo o voluntad”, consideró.