ETIQUETADO FRONTAL: DESINFORMA Y CONFUNDE AL CONSUMIDOR

La nueva norma coarta la libertad de elección del consumidor y daña a las empresas.

Ricardo Pérez Valencia
Política
Foto: Especial
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Con el argumento de que en los últimos siete años la obesidad en el país aumentó de 70 a 75% de la población mayor de 25 años y con el fin de enfrentarla junto a la diabetes —ambos problemas de salud pública consideradas oficialmente como epidemias—, el Comité de Normalización de la Secretaría de Economía aprobó el proyecto de la Norma Oficial Mexicana NOM051 sobre etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasadas.

Según la dependencia se busca también aliviar la economía ya que el tratamiento y atención de esos dos males representan un gasto enorme.

La reforma, se dice, va acompañada por una cláusula de educación sobre alimentación para los niños, donde se priorizará la prevención de enfermedades.

Mediante un comunicado conjunto las secretarías de Salud (SSA) y de Economía (SE), además de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), detallaron que entre los principales cambios que se aprobaron a la norma se encuentra el etiquetado frontal de advertencia, que permitiría al consumidor identificar de forma rápida, clara y veraz los productos con exceso de azúcares, grasas trans y saturadas, sodio y contenido calórico, incluyendo además leyendas específicas en productos con edulcorantes y cafeína para que digan “No apto para niños”.

Las dependencias explicaron que dicha resolución se dio luego de 20 reuniones de consulta pública en las que participaron comités y grupos de trabajo integrados por el sector industrial, organismos internacionales, centros de enseñanza superior y de investigación, sociedad civil y diversas secretarías federales, de las que se obtuvieron más de cinco mil 200 comentarios como parte de un proceso que comenzó con 13 iniciativas de ley analizadas en el Congreso de la Unión y aprobadas en lo general y particular por el pleno del Senado de la República.

Polémica

Sin embargo el etiquetado frontal de advertencia provocó incomodidad, inconformidad y preocupación en el sector empresarial de nuestro país y en la industria alimentaria nacional y trasnacional que opera en el mercado mexicano.

Contrario a la versión oficial el sector privado afirma que la medida se impulsó y aprobó de manera unilateral e ignorando más de 800 comentarios expuestos en la consulta nacional por parte de las empresas dedicadas a procesar y vender alimentos y bebidas.

En esos comentarios, señala por ejemplo el Consejo Coordinador Empresarial (CEE), se enumeraron los riesgos que implica fijar un etiquetado como el que se implantó porque, advierte, la nueva norma coarta la libertad de elección del consumidor y daña a las empresas al pretender que sus productos sean satanizados, lo que produciría un efecto económico negativo.

Agrega que el etiquetado no resuelve el problema de salud en México sino que, por el contrario, resultará en mayor desinformación para los consumidores.

El comunicado, firmado por diversas cámaras empresariales como Concamin, Consejo Mexicano de Negocios, Canacintra y Concanaco, acusa a las autoridades de desestimar la opinión y evidencia científica presentada por cientos de organizaciones, así como del sector privado que participaron en la consulta pública.

El presidente del CCE, Carlos Salazar Lomelín, dijo que el sector empresarial prevé presentar amparos contra la nueva ley y recurrirán incluso a instancias internacionales ya que su implementación podría causar pérdidas para la industria por unos seis mil millones de pesos.

Sin embargo aclaró que están abiertos al diálogo para acordar etiquetas que informen a la gente sobre el contenido alimenticio de todos los productos: “Queremos ser parte de la solución pero si nuestra opinión no se acepta del otro lado no tendremos otra alternativa que buscar el apoyo de quien tiene que dirimir este tipo de diferendos, que es el Poder Judicial”.

Salazar aclaró que los empresarios están de acuerdo con un etiquetado que informe del contenido nutrimental de un producto y en atacar entre todos la obesidad, pero no de la manera como quedó establecido en la Ley General de Salud porque confunde y desinforma al consumidor.

Detalló que el CCE ha hecho tres propuestas: “Que el etiquetado oriente al consumidor; incentivar a la industria con cambios en sus formulaciones que permitan ofrecer a los consumidores productos con menos contenido de grasa, sodio y azúcares; y crear un programa integral, donde cambien los hábitos de los mexicanos”.

El representante empresarial expresó que nunca han estado contra el etiquetado: solo que el aprobado no da elementos de juicio al consumidor cuando toma sus decisiones.

Además cuestionó el voto de la Secretaría de Economía en favor del etiquetado de advertencia sin pensar en las consecuencias que puede tener sobre toda la cadena de valor ni en probables conflictos comerciales a nivel nacional e internacional.

Indicó asimismo que el único organismo público gubernamental que votó en contra de la medida fue la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), porque en su opinión se inhibe la competitividad.

Bosco de la Vega, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), comentó a su vez que lo más grave será la disminución de la producción nacional, cuyos productos afectados serán trigo, maíz, hortalizas, frutas y caña de azúcar.

“Habría un impacto de 25% menos en el consumo; la producción nacional anda en 230 mil toneladas y sería un impacto de 42 mil toneladas”, recalcó.

De la Vega invitó a las autoridades a dar certidumbre a la inversión porque, expresó, la NOM051 “afectará la producción y el empleo del sector primario. La minusvalía en la demanda de alimentos procesados generará más merma en los alimentos, que hoy es de 30 por ciento”.

Expertos

Especialistas en la materia señalan en tanto que no hay ninguna evidencia científica que demuestre una correlación entre el etiquetado frontal en alimentos preenvasados y el combate a la obesidad.

La abogada Claudia Aguilar Barroso manifestó que se estigmatiza a los productos sin que la medida vaya acompañada de una política pública encaminada a cambiar los hábitos de consumo de los mexicanos.

“Existe un falso debate entre la afirmación, por una parte, de que hay un problema de salud pública por un alto índice de sobrepeso y obesidad, aunado a padecimientos como la diabetes que pueden traer aparejados; y, por otra, el tema de una normatividad técnica que tiene que ver con el etiquetado de los productos preenvasados: no hay evidencia empírica o científica que sustente que la implementación de esta medida ayudará de manera mediata o inmediata a corregir o a mejorar los temas de obesidad o sobrepeso”, advirtió la especialista.

Cabe indicar que se ha dicho en muchas ocasiones que el nuevo etiquetado es similar al modelo chileno porque incluye octágonos negros como advertencia. Pero la diferencia con el aprobado en México es que se cambió la palabra “ALTO” por “EXCESO” sobre el contenido de azúcares, grasas trans y saturadas, sodio y calorías.

Al respecto Aguilar Barroso comenta incluso que el modelo chileno no ha funcionado, en el sentido de que no hay un decremento de obesidad en ese país.

El punto más importante es que estas medidas no van acompañadas de ningún tipo de políticas públicas encaminadas a cambiar los hábitos de consumo ni a la protección de niños y adolescentes de México.

“Es más: están condenadas al fracaso mientras no tengamos una política pública encaminada a combatir la informalidad o que no vaya encaminada única y exclusivamente al sector formal ya que así no se podrá combatir el problema de salud pública que tenemos”, añade la abogada.

Aguilar dice que es un error y conlleva graves afectaciones. “Si se publica así la norma el sector empresarial tiene los medios jurídicos a su disposición y el derecho de hacerlos valer, porque claramente esta es una violación a sus derechos. La NOM es una norma de etiquetado de carácter técnico, cuyo objetivo es regular cuestiones que tienen alta especialidad o especificidad técnica: de ninguna manera están previstas para imponer sanciones y mucho menos para restringir derechos: eso está reservado para las leyes”.

Agrega que las sanciones, las prohibiciones y las restricciones de derechos no pueden estar en una norma de carácter técnico, no pueden estar contenidas en una NOM por el principio de reserva de ley. “Tiene que estar en la legislación y la norma tiene que cuidar y prever que no vaya en conflicto con las disposiciones legales aplicables que son de muchas materias; está el caso específico que tiene que ver con publicidad, con derechos de marca, con derechos de propiedad intelectual, del consumidor, que además afecta la competencia y genera problemas, incluso al Estado desde la perspectiva de los compromisos de los tratados internacionales”.

Desinformación

Lorena Cerdán, directora general del Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo (ConMéxico), dice a su vez que el nuevo etiquetado no cumple con el objetivo que se buscaba: tener un etiquetado informativo.

“Desde nuestro punto de vista ese etiquetado no lo es, porque no tiene sustento técnico científico, oculta información al consumidor, no reconoce el tamaño de las porciones y no incentiva la reformulación”, puntualiza.

Destaca también que ya nuestros socios comerciales, como Estados Unidos y la Unión Europea, han cuestionado la debilidad técnica y científica del proyecto.

Esto aunado a que no se tomaron en cuenta las opiniones de agentes económicos como la industria de alimentos, pero tampoco se da respuesta a preguntas muy legítimas de asociaciones de pacientes, de productores del campo o de asociaciones de la sociedad civil. “Creo que el consumidor terminará perdiendo, porque todos los alimentos van a estar llenos de sellos. Por ejemplo hay galletas saladas que tienen diferentes niveles de sodio pero no vamos a saberlo porque todas van a decir ‘EXCESO EN SODIO’; si tiene un gramo de sodio o diez gramos, de todos modos dirá lo mismo”.

Asevera también que el consumidor se queda sin opciones, no hay alternativas, ya que son productos que pueden llegar a tener diferencias más que significativas en sus contenidos.

“Este tema ha sido muy bien señalado por el Colegio Mexicano de Nutriólogos y por la Federación Mexicana de Diabetes: no se tiene información precisa de los contenidos nutrimentales por porción, no se reconoce el tamaño de las porciones, si se trata de una o diez galletas. Creo que todos estamos conscientes de que en materia de orientación alimentaria con la integración de la dieta correcta, las porciones, el tamaño de las porciones y las cantidades son relevantes”.

Respecto de la similitud con el modelo chileno indica que esta iniciativa se promueve bajo el supuesto de que es un éxito, pero aclara que no han encontrado evidencia que así lo diga ya que los patrones de consumo y la obesidad en Chile no han cambiado.

Incluso, comenta, el propio Ministerio de Salud de Chile reconoce que a cinco años de su implementación el etiquetado se ha vuelto irrelevante porque hay tantos productos con sello que el consumidor los ignora y elige los productos por otros factores que incluyen precio, preferencia, marca o gusto.

“Nosotros hemos encontrado productos que tienen 0.5 gramos de azúcar y tendrán un sello de ‘EXCESO EN AZÚCAR’. Hemos encontrado productos que tienen diez calorías y van a tener un sello de ‘EXCESO EN CALORÍAS’. Cuando vemos esto evidentemente hay algo que está mal planteado desde el punto de vista técnico y científico”, explica.

Y aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador ha llamado a autoridades y empresarios al diálogo, la controversia continuará en espera de que se determine la fecha en que entrarán en vigor los cambios a la NOM051, lo cual se sabrá cuando se publique en el Diario Oficial de la Federación (DOF), lo mismo que los transitorios y todos los detalles sobre el nuevo etiquetado.