La riqueza no es perversa; la pobreza sí: Luis Pazos

No hay una relación entre mayor desigualdad y mayor pobreza; por el contrario: donde hay mayor desigualdad económica hay menos pobreza

Georgianna Meza
Política
Pobreza
Foto: Cuartoscuro

En la medida en que existan más empresarios productivos, más ricos productivos —“no ricos parásitos, de esos que hacen negocios con el gobierno”—, habrá menos pobres, así que “no es necesario combatir la desigualdad: es importante combatir la pobreza”, señala Luis Pazos.

En su nuevo libro, Desigualdad y distribución de la riqueza, el abogado y economista hace una profunda reflexión sobre los mitos y sofismas prevalecientes en la cultura popular acerca de ese tema, además de proponer “algunas formas” para sacar a los pobres de tal condición y que ya han tenido éxito en otras naciones (China en particular).

El objetivo de esta obra, dice Pazos en entrevista con Vértigo, es terminar con muchos mitos precisamente sobre la desigualdad y la distribución de la riqueza.

“Usualmente se comenta que la desigualdad refleja pobreza y que hay que combatirla para reducir los índices de gente pobre, pero tras las investigaciones y visitas que he realizado a muchos países, entre ellos India, Brasil y los ex socialistas hace varios años, con base en cifras, sin fórmulas matemáticas ni teorías sobre lo que sucede en esas naciones, mi conclusión es que no hay una relación entre mayor desigualdad y mayor pobreza; por el contrario: donde hay mayor desigualdad económica hay menos pobreza.Es una realidad que rompe paradigmas”.
riqueza.jpg

Fracaso

Para reforzar su comentario, Luis Pazos refiere que el objetivo fundamental del marxismo-leninismo era lograr la igualdad entre los habitantes de un país y “cuando quienes simpatizaban con esa doctrina económica llegaron al poder en la URSS, en Europa del Este y en China —que sumaban más o menos una tercera parte de la población mundial—, en aras de la igualdad expropiaron las empresas a los particulares. El gobierno se convirtió en el dueño de todas las fábricas y comercios y en el distribuidor de la riqueza bajo el argumento de lograr la igualdad”.

No obstante, subraya, “el resultado fue una brutal miseria en la extinta URSS, en China, en Alemania Oriental, en Checoslovaquia, en Hungría… donde cayeron los niveles de vida. Sí hubo igualdad, pero en la pobreza. Ante tal fracaso, China abandonó el marxismo, al igual que la URSS y Alemania Oriental. Lo abandonaron porque mantenía a todos en la miseria”.

En este siglo, abunda, “ha regresado una nueva forma de marxismo: lo que se llama la nueva izquierda. ¿Qué dicen los nuevos marxistas, los nuevos izquierdistas? ‘No vamos a convertir al Estado en dueño de todo; vamos a dejar el libre mercado, pero vamos a quitarle dinero a los empresarios más ricos para dárselo a los pobres’, argumentan”.

Dicha política, indica, ha sido adoptada por muchos gobiernos “porque les ayuda a justificar el aumento de impuestos para supuestamente combatir a la desigualdad, pero son mitos para justificar a esas administraciones el tener más dinero para gastar en burocracia”.

En ningún país donde el gobierno ha distribuido la riqueza, destaca, ha disminuido la pobreza, “pero sí ha aumentado la desigualdad en el aspecto económico; solo hay igualdad en que hay más gente pobre”.

riqueza1.jpg
CHILPANCINGO, GUERRERO, 06FEBERO2016.- Una pareja de indígenas ancianos venden plantas medicinales frente a una sucursal bancaria en el zócalo de la capital del estado. FOTO: JOSÈ I. HERNÀNDEZ / CUARTOSCURO.COM

Excusa

El entrevistado deja en claro que el combate a la desigualdad económica ha sido una excusa para darle más dinero al gobierno y que lo distribuya vía programas sociales, “que lo único para lo que sirven es para control político. En ninguna nación del mundo los programas sociales que subsidian, que regalan, que dan dinero a los pobres, han sacado a los pobres de la pobreza”.

Sobre el particular, manifiesta que su libro propone algunas formas de sacar más rápidamente a los pobres de la pobreza que ya han funcionado, por ejemplo en China.

¿Cuál es el secreto de los altos índices de crecimiento logrados por la nación asiática en los últimos 25 años?, cuestiona. Y responde: “Bajaron los impuestos y garantizaron la flexibilidad laboral en las llamadas zonas económicas especiales, que son las que quieren hacer en México, pero aquí todo se queda en veremos”.

El secreto de esas zonas económicas especiales, precisa, es una tasa de impuestos muy baja, donde los gravámenes son de 15%, lo que ha permitido sacar a 650 millones de chinos de la miseria “y paralelamente vemos que el número de multimillonarios ha crecido conjuntamente con la disminución de los pobres. Hace 15 años en México había más multimillonarios que en China; ahora tenemos menos y hemos crecido menos”.

riqueza2.jpg

—Hay comentarios recurrentes, en ocasiones manejados como bandera ideológica, acerca de la percepción de que la riqueza en sí misma es perversa…

—Podemos hacer juicios de tipo moral. Yo comparto con el Papa algunas cosas; y con muchas religiones que nos invitan a no volvernos esclavos de lo material; la riqueza es un medio y hay quienes pueden utilizarla para bien y otros para mal.

Sobre este tema resalta que el país donde hay más sociedades de ayuda comunitaria es Estados Unidos, “donde hay más riqueza, pero donde la mayoría de las universidades están sostenidas por donaciones privadas; donde la mayoría de los hospitales reciben también ayuda privada; donde la mayoría de las escuelas tienen apoyo privado y donde hay una gran cantidad de instituciones, muchas de ellas anónimas, que ayudan a los pobres, pero los ayudan capacitándolos, dándoles educación, mejor escuela… no regalándoles únicamente, como hacen los gobiernos de México”.

Inversión productiva

—¿Cómo ayuda a una nación en desarrollo tener un mayor número de ricos?

—La única forma de crecer más es que haya más inversión productiva, no solo atraer a inversionistas con mayores tasas de interés, sino que creen nuevas empresas que den empleo.

Antes de 1980, recuerda, “China era un país que daba lástima; pero cuando le abrió la puerta a los empresarios ricos la riqueza llegó a esa nación y con ello la disminución de la pobreza. Lo que hizo a Singapur ser el país con el más alto nivel de producto por habitante fue un impuesto a las empresas de 17% (en México es de 30%), así como una gran libertad y seguridad sobre la propiedad. No hay secretos, pero aquí no lo están haciendo nuestros gobernantes.

—¿Prevalece en México la cultura popular de que alguien rico es un enemigo y no un generador de empleos, por ejemplo?

—Desgraciadamente, eso se ha inculcado en muchas universidades, donde profesores marxistas que también tienen problemas personales, que se sienten desfavorecidos, que consideran que deberían ganar más, intentan inculcar ese odio en los jóvenes. Sin embargo, debo decir que hay investigaciones que dejan ver que la mayoría de los trabajadores quieren a su patrón, no lo ven con odio.

Pazos añade que “creo que este libro es el comienzo de la ruptura de esos paradigmas, porque quita argumentos al gobierno para aumentar los impuestos, para controlar a las empresas grandes, para no dejarlas crecer con la excusa de que se van a convertir en monopolios. Los monopolios son producto de leyes que le dan preferencia a unas empresas sobre otras. Los peores monopolios en México han sido los creados por el Estado: ferrocarriles, CFE, Pemex… todos quebrados y de cuyos impuestos han vivido líderes sindicales, funcionarios y contratistas”.

—¿Qué opina acerca de las campañas de organismos u ONG para desprestigiar a la gente exitosa que a base de esfuerzo consigue posicionarse en el ámbito empresarial, lo que genera o intenta generar animadversión hacia ellos? Pareciera que Oxfam, por ejemplo, se ha involucrado en una cruzada global contra la riqueza…

—Respeto a Oxfam y a otras más, pero traen ese paradigma, aunque mucho saben que es una manipulación de cifras y que en la medida en que un país progrese habrá diferencias.

Aunque la verdadera diferencia no está en el dinero que se tenga en el banco, en las acciones de empresas, sino en el consumo. Entre los países en los que hay menos diferencias en el consumo del pobre y el rico está Estados Unidos, donde la clase media puede ir a jugar golf, tiene automóvil, una casa, se va de vacaciones... 80% de los norteamericanos vive como muchos ricos de América Latina.

Eso es a lo que debemos aspirar, destaca:

“A una gran clase media que no dependa del gobierno; y para eso tiene que haber empresas, empresas que paguen mejores salarios, pero menos impuestos. Y eso solamente se logra con mayor inversión”.

Para concluir, Luis Pazos asienta que “la experiencia nos dice que la burocracia lo único que hace es apoderarse de la riqueza, terminar con la clase media, generar una gran mayoría de pobres y una minoría de funcionarios ricos que disfrutan de la riqueza y que además detentan el poder político”.

Pero en la medida en que tengamos un pueblo “que ya no se deje llevar por esos mitos de que los políticos están luchando contra la desigualdad o para que los ricos les den dinero a los pobres y todas esas mentiras; cuando la gente comprenda que es con su trabajo y más oportunidades de empleo como logrará dejar atrás la pobreza y que no fustigue que muchos empresarios pobres se vuelvan ricos, será cuando este país disminuya el número de pobres y llegará a ser una nación desarrollada”.

“Seguiremos con mediocridades, seguiremos con la corrupción tan tremenda que hay en el gobierno, seguiremos con la impunidad y con crecimientos de 2-3% del Producto Interno Bruto que no resuelven nuestros problemas. Los ricos productivos no tienen la culpa de la pobreza, pero sí son un instrumento que puede reducirla,aunquesi les quitan el dinero por medio de mayores impuestos para que lo maneje el gobierno los niveles de pobreza persistirán”.