Quien diga o piense que del arte no se vive ni se come, está totalmente equivocado.
Y es que las actividades culturales, creativas, del entretenimiento y hasta el ocio, pueden retribuir económicamente a quienes las generan y hasta llegar a ser el modo de vida de quienes no lo imaginan.
El concepto Economía Naranja fue introducido en Latinoamérica desde 2007, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pero en México es conocido desde hace aproximadamente 2 años.
Su nombre no es gratis, ya que el color naranja está asociado con la cultura, la creatividad y la identidad.
“Un chavo que hace aplicaciones es un emprendedor naranja; un chavo que hace artesanía, que vende sus productos en un bazar, es una economía naranja; pero ¿qué pasa?, que no se concibe como tal, porque no conocen el tema, no conocen el término porque aquí en México es poco explotado, casi nadie lo conoce”, detalló Beatriz Flores, empresaria, consultora, formadora de emprendedores.
“Es encontrarle el lado de negocio a algo que tú crees que no lo tiene, es romper ese paradigma, si eres bueno haciendo pasteles, si eres bueno haciendo postres, no sólo los haces para tu familia, los vendes entre tus vecinos y te van a recomendar y va a llegar el momento en que necesites una estructura, de que necesites costear correctamente, que necesites diseñarte una imagen, a lo mejor una red social para difundir”.
Es así como las ideas o actividades tradicionalmente consideradas como marginales y poco productivas pueden transformarse en grades negocios e industrias , que tendrán un valor por su contenido de propiedad intelectual, señala el BID.
¿Cómo nace una Economía Naranja?
La Comisión de Jóvenes Empresarios de Coparmex de la Ciudad de México es la única organización empresarial de todo el país que está buscando desarrollar las Economías Naranja
“Creemos que a través de la cultura, el arte y el emprendimiento podemos sacar adelante a los jóvenes de este país”, dijo Ernesto Morales, titular de la Comisión.
Los frutos de la Economía Naranja
En términos económicos, en el año 2011, las ganancias por Economías Naranja alcanzaron los $4.3 billones (millones de millones) de dólares, según el BID.
La ocupación laboral y las actividades de un negocio de este tipo tendrán también beneficios sociales como recuperación de espacios públicos, regeneración del tejido social y disminución de la violencia.
Que el emprendedor deje de verse como un simple vendedor y logre establecer una empresa es otro de los resultados de este modelo de negocios.
También fomenta que los artesanos mexicanos sean valorados y los productos que ofertan sean adquiridos sin regateo por parte de los clientes.
“Además de crecimiento económico hay la satisfacción de vivir y de sostenerte de lo que haces. Este sentimiento de satisfacción tan grande que te da saber que lo que estás haciendo está generando riqueza y a lo mejor está generando empleos directos e indirectos, porque sabes que comprar materia prima le da de comer al que te la vende, que mandes a imprimir o que mandes a fabricar da de comer a la persona que está del otro lado y a su familia y tú a tus colaboradores”, finalizó Beatriz Flores.
Actualmente no se tiene un censo de cuántas economías naranja hay en el país, ya que las empresas están dadas de alta pero sin un enfoque cultural.
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