Por: Enrique León
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Conducir una motocicleta es un placer para muchos y, como todo en esta vida, tiene ventajas y desventajas: conocerlas permitirá al que la maneja gozar al máximo y disminuirá los riesgos de verse involucrado en un accidente.
Quien piensa que pedir una motocicleta prestada unos minutos y conducirla en ambientes controlados sin tráfico o espacios abiertos donde no hay gente es suficiente para estar preparado para utilizarla cotidianamente para transportarse, está incurriendo en un error.
En apariencia, conducir una motocicleta puede parecer una actividad fácil; sin embargo, así como muchas cosas, la destreza solo se adquiere con la práctica y el control del vehículo no se aprende haciendo malabares sino conociendo y respetando a la motocicleta.
Desde su invención, en el siglo XIX, este vehículo de dos ruedas ha brindado múltiples ventajas a sus usuarios, convirtiéndose rápidamente en un medio muy solicitado, ya sea para transporte privado, como herramienta de trabajo y hasta vehículo utilitario.
Por ello es que la motocicleta no solo ha prevalecido hasta nuestros días, sino que además se ha perfeccionado y popularizado a tal grado que en algunos países es un medio de transporte indispensable para la mayoría de sus poblaciones.
Dejando a un lado el aspecto romántico de la sensación de libertad y experiencia de aventura, este vehículo reporta grandes beneficios para todos: la motocicleta gasta menos combustible que cualquier automóvil y es más ligera, lo cual conlleva que el usuario gasta menos, contamina menos el medio ambiente y desgasta menos la carpeta asfáltica: a todas luces, un beneficio para todos, no únicamente para el motociclista.
Debido a sus dimensiones, viajar en motocicleta contribuye a reducir el tráfico vehicular de cualquier ciudad y, de acuerdo con estudios de la Universidad de Lovaina, en Bélgica, si 10% de automovilistas adoptara la motocicleta como medio de transporte diario, se reduciría hasta 40% el tráfico vehicular; si lo hiciera 25%, el problema de congestionamiento vial se terminaría de manera definitiva.
Consejos
Por ello es que antes de adoptar una motocicleta, y mucho más cuando ya se es feliz poseedor de una, es necesario tener en cuenta las limitaciones del vehículo, para salvaguardar la vida, tanto propia como de terceros.
Los riesgos pueden minimizarse principalmente de dos formas: adoptando la seguridad activa, que consiste en conducir de manera responsable, respetando en todo momento los reglamentos de tránsito vigentes, y la seguridad pasiva, como lo es utilizar casco, ropa adecuada y ceñida al cuerpo, así como guantes y calzado resistente que proteja adecuadamente.
Asimismo, es necesario que periódicamente se revisen los niveles de líquido de frenos, de aceite, presión de llantas y, en caso de usarse, refrigerante.
Además, es indispensable estar seguro de que no haya partes flojas, ya que por ser un vehículo más ligero, la vibración y la irregularidad de los caminos tiende a aflojar más rápido las partes que en un automóvil.
El tema de las luces es clave: por ley, en México es obligatorio circular con las luces encendidas.
Es de suma importancia considerar que, debido a su tamaño compacto, la motocicleta es menos visible para los automovilistas, por lo que no se debe distraer la atención durante el manejo para estar en condiciones de resolver cualquier imprevisto.
El clima también influye en el manejo de la motocicleta: lluvia, frío, así como manejar con el Sol de frente pueden ser factores de riesgo si no estamos debidamente preparados. Es por eso que la ropa y los accesorios deben ser los adecuados. Por ejemplo, expertos recomiendan utilizar lentes polarizados en lugar de aquellos con micas oscuras, y nunca usar lentes de Sol durante la noche.
Además de lo anterior, la mejor forma de prevenir cualquier percance es manejar con prudencia y obedeciendo todos los reglamentos, así como adoptar una cultura de responsabilidad social.
Si usted es una persona responsable que quiere adoptar una motocicleta, le recomendamos acercarse a la empresa Italika, ya que ellos brindan clases de manejo gratuitas en diferentes partes de la República Mexicana.