Por una cultura del diseño

Los especialistas destacan la importancia de la planeación, la innovación y la tecnología en las estrategias de desarrollo y posicionamiento de las empresas mexicanas.

Montserrat Bonilla
Política
Los especialistas destacan la importancia de la planeación, la innovación y la tecnología en las estrategias de desarrollo y posicionamiento de las empresas mexicanas
Foto: Internet

Desde hace unos años México se ha consolidado como una plataforma de exportación y, además, un excelente lugar para hacer negocios: los últimos reportes denominados Ease Doing Business que elabora el Banco Mundial así lo confirman, al considerar a nuestro país como “una de las naciones con mejores y mayores posibilidades” de Latinoamérica.

Todo ello se debe al diverso y amplio mercado de consumidores, así como también a la cercanía con Estados Unidos.

Sin embargo, la integración de nuestro país a la economía global y el acceso a nuevos mercados plantea grandes retos y oportunidades para alcanzar una mayor competitividad mundial.

Los expertos sugieren ir más allá de las ventajas obvias y dejar de lado los bajos costos de mano de obra e insumos para, en lugar de ello, desarrollar políticas donde el diseño en la industria se convierta en el ente diferenciador.


Clave

El gobierno mexicano le ha apostado al crecimiento del comercio exterior: hoy México cuenta con más de doce tratados de libre comercio con 45 países, lo que le permite acceso a más de mil 134 millones de consumidores, por ejemplo.

Incluso en el reciente mensaje con motivo del Primer Informe de Gobierno se mencionó la conclusión de la Alianza del Pacífico —conformada por México, Chile, Perú y Colombia— y el avance de las negociaciones hacia un Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), protagonizadas por doce naciones de la región Asia-Pacífico que en 2012 aportaron 38% del PIB global y casi un tercio del comercio internacional.

Sin embargo, aunque por un lado este apoyo posibilita el ampliar nuestro mercado, por otra parte se corre también el riesgo de perder competitividad en el mercado nacional e internacional.

En lo interno, afirman los expertos, debido a la desgravación arancelaria; mientras que en el exterior, señalan, como consecuencia de los altos estándares en calidad y diseño de los productos a nivel mundial.

Para resolver lo anterior se insta a las empresas a desarrollar una dinámica competitiva con base en la capacidad de diseño propio y la incorporación de nuevas tecnologías, no solo en los productos sino también de los procesos.

Estrategia

Los especialistas afirman que la innovación siempre será uno de los entes diferenciadores más fuertes en una industria o mercado, ya que permite desarrollar nuevas funciones o mejorar las prestaciones de las existentes.

Así, se pueden introducir nuevas modalidades de uso y satisfacer de mejor manera las necesidades de los usuarios.

Bajo esa premisa el diseño puede insertarse en una estrategia de ese tipo, ya que contribuye al desarrollo y la competitividad.


Bertha Mendieta, de la Universidad Panamericana, explica: “El diseño es objeto de una estrategia y una política que presenta ventajas competitivas para el desarrollo económico al crear productos que no solo satisfacen necesidades, sino que gustan a las personas y tienen una personalidad única y fuerte”.

También puede, dice la maestra Mendieta, “elevar los volúmenes de ventas y brindar mejores márgenes de ganancia; crear recursos que generen valor a largo plazo; brindar a la empresa un posicionamiento más competitivo a nivel global; fundar nuevos arquetipos estéticos y la consiguiente fidelidad de los consumidores”.

Sin embargo, no es la única fuente de innovación: “Hay que sumar la invención tecnológica, procesal y de gestión, ya que sin estas el diseño pierde valor”.

Y complementa: “Esta disciplina, sin el adecuado desarrollo tecnológico, pierde sus propiedades de incidir y penetrar en los sectores más avanzados y dinámicos, porque darle un carácter exclusivamente estético hace perder competitividad y pérdida de potencialidad del diseño local y global, la penetración en sectores dinámicos relacionados con nuevas tecnologías y la atracción de talentos”.

Cultura

En algunos países desarrollados existen modelos de crecimiento cuya función principal es generar trabajo conjunto entre el gobierno, centros de diseño y la industria.

Esta visión se ha convertido en la estrategia perfecta para crear modelos de desarrollo exitosos, en los cuales el diseño se convierte en el medio para alcanzar la diferenciación entre la competencia global.

Corea, por ejemplo, pasó de ser una economía básicamente agrícola a una industrial en tres décadas. Su modelo de desarrollo partió de un apoyo estatal a la exportación, junto con incentivos hacia la industria, para que a través del diseño insertara productos más competitivos en el mercado internacional.

Para lograrlo se planteó como objetivo el mejorar la calidad de los productos y no solo el volumen productivo.

Además, a través de la inversión en centros de investigación buscó promover lo que los teóricos llaman una “cultura del diseño”.


Al respecto, el caso de México es muy particular, asegura Mendieta. “Si bien el trabajo de los diseñadores ya empieza a valorarse y posicionarse, hace falta hacer comprender la importancia del diseño para la industria, lo cual se relaciona con la profesionalización y el trabajo que desarrollamos en las universidades para formar diseñadores e ingenieros capaces de desarrollar no solo proyectos de diseño sino también enfocados a la industria nacional, con miras siempre a la innovación”.

Pero para ello las empresas deben promover el encuentro con los profesionales del diseño, argumenta. Se debe promocionar la disciplina —a través de exposiciones, museos, centros de investigación— y seguir formando profesionales a nivel superior, así como mediante cursos de educación continua.

Japón o Taiwán han sido reconocidos por su alta industrialización tecnológica, ejemplifica Mendieta, “pero no solo la infraestructura puede constituir un impacto multinacional en el sector high-tech: se requiere principalmente de una investigación y una cultura en diseño”.