Por: Enrique León
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Los perros callejeros han vuelto a figurar como protagonistas de diversos medios de comunicación y desataron viejos pendientes entre la sociedad, ya que autoridades, protectores de derechos de animales y población civil opinan respecto del derecho que deben gozar los canes, principalmente a la vida.
Pero a pesar de la polémica captura de una “jauría” de perros callejeros en la populosa delegación Iztapalapa del DF, por el supuesto asesinato por parte de estos canes de varias personas, expertos opinan que los perros callejeros sí constituyen un problema de salud pública, dado que se estima que deambulan por las calles de la capital del país poco más de dos millones de cánidos sin dueño, produciendo, entre otros problemas, más de 50 toneladas de excremento diariamente, que al secarse se pulveriza y se integra al ya deteriorado y contaminado aire que respiramos.
Problema añejo
Este asunto no es nuevo: cronistas del siglo XVIII dan cuenta de problemas de sobrepoblación de perros callejeros en la Nueva España e incluso para la segunda mitad del siglo XIX se suscitó una controversia en los diferentes diarios capitalinos cuando “se filtró” que el entonces gobernador de la Ciudad de México, Juan José Baz, había dado la orden de eliminar a todos los perros callejeros de la capital, originando posiciones de rechazo por parte de los intelectuales de la época y obligándolo a desdecir la supuesta erradicación canina.
Por su parte, Tonatiuh Villapando Vargas, presidente del club de adiestramiento canino Schoener y director del albergue canino Lupercale, considera que el problema de que existan perros callejeros se debe “a la falta de compromiso de la gente. Por ejemplo, cuando se adopta un perro como mascota, como compañía o acompañamiento, la mayoría de estos canes llegan a las casas de cachorros y en esa etapa son bonitos y agradables; pero en cuanto crecen los ejemplares, también crecen los problemas si no hubo un control desde el principio. Entonces, cuando el perro es incontrolable se toma la decisión de abandonar al ejemplar. Lo peor es cuando esa misma familia vuelve a adquirir otro perro y repite el círculo vicioso”.
Esta situación de abandono suma números a los que ya viven en las calles, originando —según estimaciones de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM— poco más de 128 mil nacimientos al año de perros sin hogar, incrementando el problema exponencialmente. Otro conflicto, continúa Villalpando, “lo constituye la procreación indiscriminada por parte de algunos particulares con fines comerciales; es decir, aparean a sus ejemplares para poder vender la camada.
Cuando esto se hace de manera profesional, a la hembra se le deja descansar después del parto, se le alimenta bien, se cuida que la procreación garantice el nacimiento de animales sanos… Pero cuando se hace sin control se obliga a la hembra a parir hasta dos veces al año, no se cuida su alimentación y eso trae como consecuencia cachorros con defectos genéticos, los cuales derivan en animales nerviosos o agresivos, que son los que más se abandonan”. Añade: “Los humanos somos los responsables de que los perros en situación de calle se multipliquen, debido a que estos se alimentan de los desechos que generamos, o de los samaritanos que a propósito dejan alimentos en la vía pública para que se alimenten, generando además fauna más nociva, como parásitos, cucarachas, moscas, etcétera”.
Propuesta
Hablar de posibles soluciones genera ámpula entre la sociedad, por los roces entre las posturas: mientras el bando proteccionista promueve la recolección y la adopción, perdura la práctica de captura para sacrificio por parte de autoridades y en fechas recientes la esterilización. Sin embargo, ninguna de estas situaciones ha disminuido el problema.
Para Laura Quintero, colaboradora de este semanario y directora del Refugio San Martín para la Protección de los Animales AC, la esterilización sí es una opción viable, siempre y cuando “sea un proyecto coordinado que vaya delegación por delegación, colonia por colonia, y esterilice a todos. Con ello se disminuiría considerablemente el número de ejemplares de la calle”.
Asimismo, abunda: “Proteger a los animales cuesta caro y de eso se quejan todos los refugios cuando hay conferencias y reuniones con autoridades. Yo misma me he quedado sin dinero para rescatar a perros. Pero lo más importante es educar a las nuevas generaciones para que no se maltrate a los animales”.
La esterilización es una opción (Foto: Internet)
Por su parte, Villalpando Vargas opina que el problema no se soluciona captando a los ejemplares y dándolos en adopción, si el perro no está adiestrado en obediencia básica: “Se trata de poner límites a nuestro ejemplar. La etología del perro es totalmente diferente a la sicología humana.
El perro, genéticamente, está acostumbrado a vivir en un sistema de jerarquías. Y al tratar al animal como humano se le catapulta como líder, porque según él está consiguiendo grandes logros en el escalafón familiar.
Es cuando vienen los problemas: el perro muerde, destruye, se encima en los demás miembros de la familia; es cuando por un descuido, al abrir la puerta, el can se escapa, porque no hubo límite nunca”. Y propone: “Lo que se debe hacer es educar a los dueños y adiestrar al perro. Por ejemplo, lo que hacemos en el albergue es captar ejemplares, tanto de la calle como rechazados, adiestrarlos en cuestiones de obediencia básica y darles un seguimiento a las familias que lo quieran adoptar. Porque un perro adiestrado nunca será abandonado”.