Por: Enrique León
Llegar a tiempo a cualquier destino en la Ciudad de México actualmente puede ser una proeza debido al tráfico vehicular: de acuerdo con el estudio Pérdidas millonarias por fallas en la movilidad urbana, realizado por la organización El Poder del Consumidor, en algunas de las avenidas más transitadas del área metropolitana del DF la velocidad promedio de avance en las horas pico no excede los 15 kilómetros por hora y en otras dicha velocidad nunca es mayor a los ocho kilómetros por hora.
Lo anterior supone que los viajeros, ya sea que se desplacen en automóvil propio o en transporte público, deben invertir más de una hora en trasladarse a su destino.
Además, dicho estudio afirma que la diferencia entre vehículos particulares y transporte público no es considerable con relación al tiempo de traslado, ya que en trayectos dentro de la ciudad sólo se reduce de 10 a 17 minutos en recorridos de más de una hora, y hasta 20 en recorridos de municipios conurbados hacia el DF, en los cuales el tiempo de traslado siempre es mayor a una hora y media.
Esta demora en los trayectos, además de impactar negativamente en la calidad de vida de todos los ciudadanos debido al estrés, la contaminación ambiental por Gases de Efecto Invernadero y ruido, así como la inactividad productiva en esos tiempos “muertos”, representa además una gran pérdida económica para las personas, para la ciudad y para el país mismo.
Y lo más preocupante es que la gran mayoría de vehículos particulares no transporta más pasajeros que el mismo conductor.
Pese a ello, hay personas que realizan esos mismos recorridos en tiempos considerablemente menores a los que reporta el estudio en cuestión, debido a que han adoptado a la motocicleta como medio de transporte.
Baste el ejemplo de diversos estudios en la materia que indican que si se cambiara 10% de automóviles por motocicletas, el tráfico vehicular se reduciría hasta 40 por ciento.
Experiencia
Muchos países han implementado políticas para incentivar el uso de motocicletas en lugar de vehículos de cuatro ruedas; principalmente aquellos con sobrepoblación en sus ciudades.
Pero no es suficiente con incentivar el uso de vehículos de dos ruedas: además, se deben acompañar esas políticas con acciones que se traduzcan en mejoras en las vialidades y actualizaciones constantes en los reglamentos de tránsito, así como programas de educación vial entre todos los ciudadanos.
Ejemplo de ello es Malasia, país considerado pionero en políticas efectivas para reducir el tráfico vehicular en sus ciudades, donde se han implementado programas de mejoras en las vialidades, las cuales son consecuencia de que muchos de sus ciudadanos han adoptado a la motocicleta como medio de traslado debido a que no sólo ofrece mayor movilidad, sino también una considerable mejora en la economía familiar.
Y esto no sólo por el bajo costo del vehículo de dos ruedas en sí, sino además por el bajo consumo de combustible y el reducido gasto en mantenimiento.
Uno de esos programas destina un carril exclusivo para motocicletas, el cual está basado en el estudio Sustainable Management of Two and Three-Wheelers in Asia (Manejo sustentable de dos y tres ruedas en Asia), que proporciona una metodología para implementar un carril o una vía segregada para estos caballos de acero. Cabe mencionar que dicho programa fue instaurado en Malasia en la década de los setenta, del siglo pasado.
Tal éxito demostró instaurar una motovía en las principales avenidas, que en los noventa Taiwán se apropió de dicho modelo, primero en algunas vialidades como programa piloto y después en todas las avenidas principales. Actualmente, pese a la sobrepoblación de sus ciudades, este país cuenta con tránsito vial fluido. Debido a los buenos resultados de estas experiencias, muchas naciones implementan ya programas similares.
En Latinoamérica, la ciudad de Medellín, Colombia, fue la pionera en crear carriles exclusivos para motocicletas. Con base en los estudios realizados en Malasia, las autoridades de esa ciudad colombiana propusieron crear motovías, las cuales fueron acompañadas por recomendaciones sobre la construcción de las vialidades exclusivas para motocicletas relativas al trazado, al suelo o superficie de rodamiento, señalización, contención, elementos singulares, así como sobre la ubicación (izquierda o derecha) del carril exclusivo para motocicletas y puntos de conflicto.
En nuestro país, específicamente en la Ciudad de México, las autoridades han dispuesto carriles exclusivos para bicicletas, pero esta no es una solución viable para recorridos largos o intermunicipales.
Y aunque la idea es buena, no soluciona el problema de tráfico vial en una de las ciudades más grandes del orbe. Quizá sea hora de comenzar a mirar proyectos probados de solución de tráfico y aplicarlos, ya que el caos vial en las principales ciudades del país está fuera de control.