En este pequeño espacio al que llamamos planeta y que habitamos poco más de siete mil 300 millones de personas es cada vez más necesario garantizar la posibilidad de trasladarse de un lado a otro para desempeñar nuestras particulares actividades diarias. O dicho de otra manera: es vital nuestra movilidad.
Ante el crecimiento de la población y, como consecuencia, el de los lugares que habitamos, esta movilidad se hace también día con día más complicada. No se diga si se trata de espacios urbanos y más aún en las llamadas megaurbes.
Frente a esta necesidad, a lo largo de la historia se han dado cambios en algunos de manera dramática.
A veces la carrera contra el crecimiento poblacional parece perderse, por lo que el diseño de estrategias se modifica muchas veces de manera acelerada y, por lo tanto, insuficiente e ineficiente.
Sin ir más lejos, la Ciudad de México y su área conurbada es la sexta más habitada del mundo, según el Banco Mundial, con una población superior a 20 millones de habitantes que de una u otra forma tenemos que convivir y compartir los espacios.
La movilidad en el área metropolitana de la Ciudad de México que realizan más de tres millones de personas se hace en algún tipo de vehículo.
Una ciudad en la que la infraestructura es insuficiente nos ha obligado a buscar y encontrar alternativas, como el creciente uso de la motocicleta que en el área metropolitana alcanza entre 150 y 180 mil conductores.
En los últimos años el uso de motocicletas ha venido presentando un crecimiento continuo dentro de la flota vehicular en México. La popularidad ha ido en aumento por diversos factores: el menor costo de adquisición, el uso como vehículo de recreación y transporte, la buena eficiencia de combustible además de resultar como una solución al problema del congestionamiento vial y estacionamiento. El impacto ambiental también es menor, tanto en el proceso de fabricación como en consumo de combustible.
Si bien es cierto que la infraestructura urbana es insuficiente y el desplazamiento es complicado, la solución no puede ni debe dejarse solo en manos de las autoridades, por lo que, de manera independiente, como ciudadanos, debemos encontrar recursos alternativos. Y si esta suma de ideas individuales se conjunta podemos lograr que ese trayecto, si no placentero, sea menos tortuoso.
Actitud
Un ejemplo de ello es la cultura vial, que puede ayudar en ciudades como la nuestra a mejorar incluso la calidad de vida.
Esto ha dado paso a la creación de asociaciones como Comunidad Vial MX: Conciencia en movimiento, que nació con el objetivo de promover un cambio de actitud y una cultura vial renovada que nos lleve a mejorar la convivencia diaria en las calles.
Desde la perspectiva de Comunidad Vial MX, para mejorar la movilidad son indispensables la educación vial y el reconocimiento de las necesidades del otro. Y hacia esta meta debe enfocarse el esfuerzo de comunicación y estrategia en los cuatro principales actores del espacio urbano: el peatón, el ciclista, el automovilista y, por supuesto, el motociclista.
La idea fundamental es empezar a transformar los hábitos nocivos que tienen a nuestra ciudad y a nuestra comunidad en las condiciones de estrés y violencia que hoy vivimos. En otras palabras: hacer lo que podamos por convivir lo mejor posible… y eso está en nuestras manos.
La asociación se ha fijado como misión integrar a los actores de nuestra sociedad para motivar una sana convivencia vial donde el individuo tenga la opción de utilizar el medio de transporte de su elección de manera segura, en un entorno de igualdad, responsabilidad, respeto y tolerancia.
Comunidad Vial MX tiene como objetivo que todos los actores posean los mismos derechos y generar iniciativas que se traduzcan en políticas públicas que atiendan de fondo los diversos problemas de seguridad y convivencia vial que existen actualmente, no solo en la Ciudad de México sino en todo el país.
También los peatones pueden evitar accidentes, cruza siempre en las esquinas y cuando el semáforo lo indique. — Comunidad Vial MX (@ComunidadVialMX) junio 23, 2015
Números
Las cifras suelen ser frías y en algunos casos crudas, pero debemos considerarlas si es que queremos una mejor ciudad para todos, por lo que debemos tener siempre en cuentas las siguientes:
Los peatones, ciclistas y motociclistas se ubican en la clasificación de usuarios vulnerables de las calles.
- De cada 100 accidentes, cinco son ocasionados por peatones que cruzan por donde no deben.
- Diariamente en la Ciudad de México se realizan más de 100 mil viajes en bicicleta; 57% obedece a motivos de trabajo.
- Según el INEGI, en la Ciudad de México se registran 352 accidentes de ciclistas al año.
- Más de 80% de los accidentes en que está involucrada una bicicleta se deben a que el automovilista no ve al ciclista.
- Solamente 7% de los ciclistas utiliza casco, chaleco, coderas y rodilleras.
- Al menos 20% circula en sentido contrario, poniendo en riesgo su integridad y la de los demás.
- Los accidentes de tránsito y en especial los que ocurren sobre una motocicleta son la causa número ocho de muerte entre jóvenes de 15 a 25 años.
- Actualmente solo 11% del total de las motocicletas registradas en el país cuenta con un seguro contra accidentes, robo o daños a terceros.
- Una tercera parte de las personas que pierden la vida en percances viales tiene entre 15 y 29 años.
Y, finalmente, hay que apuntar que México se encuentra entre los diez países donde ocurre el mayor número de muertes por accidentes de tránsito: alrededor de 24 mil muertes al año.
Por todas esas razones, sin duda a todos conviene fomentar y fortalecer la cultura vial: la idea es crear conciencia de que todos somos parte de una comunidad vial y que al respetar las normas establecidas y los derechos del otro contribuimos de manera importante a mejorar no solo las condiciones de movilidad, sino también las de seguridad y la reducción de accidentes en nuestras vialidades.