Con inéditas directrices de apoyo tecnológico, capacitación y apoyo a los cuerpos policiacos, modernización en las estrategias tácticas de combate a la delincuencia, una exhaustiva vigilancia de respeto a los derechos humanos en el proceder logístico, así como sustantivas normas aplicables a la movilidad y organización del tránsito, la Secretaría de Seguridad Pública del DF (SSPDF) está lista para garantizar el orden en la convivencia social de la megalópolis.
Ejes
Hiram Almeida Estrada hace como preámbulo un recuento de retos que visualiza en lo inmediato:
“Cuando llegamos hace seis meses a esta secretaría teníamos una gran encomienda; fortalecer el quehacer y el actuar policiaco, vinculando la misión policiaca a la tecnología, pero también a nuevos órdenes: a la legalidad, a mayor capacitación en el desempeño del policía y a temas tales como los derechos humanos”.
Añade que para tal encomienda se trabajan cinco vertientes y directrices.
“El tema de la capacitación en todos estos rubros es una misión muy específica por mejorar el desempeño de la actividad policiaca. Recordemos que el policía es uno de los servidores públicos más nobles de nuestra sociedad. Es de aquellos pocos servidores públicos que están dispuestos a brindar su vida en defensa de los demás. Entendemos, pues, que debemos fortalecer y dotarle también de equipo, de insumos, de táctica, de logística y estrategia para que pueda hacer su actividad día a día de mejor forma”, dice.
Señala otra parte fundamental
“Un segundo eje es trabajar vinculados hacia la sociedad. Es fundamental el hecho de que la sociedad reconozca el trabajo policial, pero también lo es la noción básica del policía de reconocer que el eje de su misión es trabajar en servicio de la sociedad. Hoy una frase que define a nuestra SSPDF es esa: La policía en defensa de la sociedad. En este sentido, cada uno de los 86 mil elementos que conforman a la secretaría tienen ese objetivo: trabajar defendiendo los intereses de la sociedad”.
Un tercer eje, afirma Almaeida, es trabajar sobre la modernización en el uso de las tecnologías, lo cual
“Nos permite estar avanzados, combatir el fenómeno delictivo desde otra óptica. Hoy hay herramientas y armas más especializadas y tenemos que contender contra esa delincuencia; en consecuencia, tenemos también que ser más modernos y más inteligentes. En principio trabajamos hoy con las cámaras que existen en la Ciudad de México, que al momento son ocho mil, pero aumentarán a diez mil en una primera etapa”.
Y agrega:
“La tecnología es una de las tareas que se aplican hoy y la exigimos para que la operatividad del policía sea mejor día a día. Tenemos algunas tareas pendientes para ampliar estos temas: nuevas tecnologías, un mayor número de cámaras, algunos softwares inteligentes para que las cámaras operen con mayor productividad, y en esa parte trabajar coordinadamente con el esfuerzo policiaco”.
Un cuarto eje son los derechos humanos dentro de un modelo de justicia penal nuevo en nuestro país:
“La policía tiene ahí una misión fundamental: debemos mejorar nuestros protocolos al realizar nuestras detenciones. Tenemos que dar lectura a los derechos de los delincuentes, pero adicionalmente preservar el lugar de los hechos, porque ahí en un delito de alto impacto podemos encontrar elementos de prueba y convicción fundamentales para determinar una causa o responsabilidad penal”.
El quinto eje, advierte, son los resultados.
“Queremos darle a la gente resultados. Lo que tenemos que hacer es la incidencia delictiva cero. En los últimos seis meses de esta gestión hemos disminuido la totalidad de los delitos de alto impacto en 10.9%; sin embargo, también una de las misiones y los objetivos es trabajar no solamente sobre la estadística sino con una misión específica con la tendencia hacia la cifra cero…”
—¿Eso qué significa?
—Que no solo queremos disminuir sino que buscamos, en el quehacer cotidiano y a través de resultados, abatir el hecho delictivo. Es una misión difícil, pero el objetivo claro es abatir la delincuencia. En eso trabajamos en este proyecto y este programa se llama Tendencia cero;es decir, ir hacia la baja precisamente para reducir y abatir la incidencia delictiva ya existente. En eso trabajamos con estos modelos muy claros, ejemplos tácticos, operativos, donde la actividad de nuestros policías debe ir encaminada a estrategias muy claras para la disminución de los delitos en las diversas zonas y en las diversas naturalezas y composiciones.
—¿Este es un plan integral?
—Así nos hemos estado integrando: con la capacitación, la modernización, el uso de las tecnologías y el reconocimiento de la legalidad y los derechos humanos. Hay una línea muy delgada para ser eficientes y para ser mejores: debemos ser muy respetuosos de los protocolos. Tenemos que ser muy corteses de todas las condiciones que se presentan en la Ciudad de México. Hoy tenemos protocolos que regulan el uso de la fuerza y la proporcionalidad de los mismos. En ese sentido debemos trabajar. El tema de lo legal no es menor. Las detenciones deben ser en flagrancia, para que tengan consecuencias y responsabilidades para aquellos que realizan una conducta delictiva. Es fundamental que reunamos los elementos sustanciales para poder generar la responsabilidad penal correspondiente.
Estrategias
—¿Hay fronteras metropolitanas en materia de seguridad?
—Hay que reconocer que tenemos capacidades legales, tenemos límites territoriales y sobre todo ámbitos de competencia. En eso debemos ser muy claros y entender la naturaleza de los fenómenos. Hay algunas zonas que colindan con otras entidades; por ejemplo, lo que es la Picacho-Ajusco, las zonas carreteras hacia el estado de Morelos, también algunas zonas de Iztapalapa y Tláhuac con Chalco, y algunos municipios del Estado de México.
Tenemos que reconocer que esta colindancia nos revierte o nos permite una coincidencia en la convivencia. En algunos casos existen altos factores de incidencia delictiva que se presentan en aquellas zonas. Por eso es muy importante entender el fenómeno y trabajar de manera coordinada y clara.
Almeida destaca que los ámbitos de competencia y las geografías deben ser respetadas, pero debe haber una coordinación operativa muy clara: “No puede ser que un delincuente, por cruzar una línea o cruzar una calle, se libre de su ilícito. Porque en muchos de los casos, en estos ejemplos de Chalco, Iztapalapa y Tláhuac, una sola calle divide geográficamente con la Ciudad de México. Lo que debemos hacer es estar coordinados con las autoridades competentes para poder darle seguimiento consecutivamente a la actividad delictiva y poder realizar en su caso las aprehensiones correspondientes”, dice.
—¿Cómo conciliar los intereses de los capitalinos con las marchas casi diarias?
—Si bien en esta capital coinciden muchas voluntades que vienen a manifestarse, existe ahí una oportunidad muy clara de respetar la legalidad de aquellos que se manifiestan de manera libre y pacífica. En este sentido, la permisión se da siempre y cuando se haga en los márgenes establecidos por la propia ley. Pero también entendemos que este fenómeno se puede trastocar y a través de ellos violentarse algunos otros derechos.
Hoy lo que tratamos de hacer mediante la estrategia operativa es buscar la coincidencia de los intereses ciudadanos que habitan la capital y aquellos que vienen a manifestarse, ¡no teniendo como origen del problema la propia Ciudad de México! Estamos generando acciones operativas que aíslan los temas de las manifestaciones permitiendo la cotidiana convivencia: que no se dañe también a algunos comercios y negocios, ni que las marchas puedan ser utilizadas por unos grupos para generar conductas antisociales y delictivas.
—¿Qué función tendrá la SSPDF ante la Ley de Movilidad y el nuevo Reglamento de Tránsito?
—Son dos cuerpos normativos para la convivencia de los habitantes de la Ciudad de México. Son nueve millones de habitantes, más población flotante, lo que nos da casi 18 millones de personas y millones de vehículos que transitan diariamente. Vamos a privilegiar a la movilidad con otros usos de transporte: la bicicleta, el transporte público, la motocicleta… Y tenderemos a disminuir el uso del automóvil en cuanto todos esos otros servicios sean suficientes y capaces de atender las necesidades de nuestra sociedad.
—¿Se puede hacer con leyes?
—Sí. Tenemos que generar ya otros órdenes de coincidencia entre el ciclista, el conductor de automóvil, el conductor de motocicleta y los peatones. Bajo estos criterios establecemos las normas y lineamientos específicos para que la coincidencia pueda darse. La habitabilidad es básica: es fundamental que cada quien pueda realizar los traslados a sus destinos correspondientes sin que haya percance alguno. Se trabaja para armonizar todos estos criterios.
—¿Qué deben esperar los ciudadanos de su gestión?
—La seguridad es una de las bases de la convivencia social desde que se agrupan las primeras sociedades: siempre tienen la intención de protegerse. Hoy es una de las grandes demandas de nuestra población el tener seguridad adecuada en el desenvolvimiento armónico de sus intereses. En eso trabajamos: para que la seguridad sea la base del desarrollo, de la academia y las actividades económicas y laborales. Es necesaria una seguridad óptima. En eso trabajamos y estamos generando resultados.