Apreciación estética, un esfuerzo que gratifica

Ver el valor de una obra de arte no siempre es un trabajo fácil. Todos podemos percibir lo impactante de la Capilla Sixtina, pero debemos recurrir a los críticos para determinar cuestiones de arte moderno. Pero, ¿qué hacer cuando no hay información?

Rodrigo Trejo
Pendiente
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Espectadores frente a una obra audio visual.
Foto: Rodrigo Trejo

Hablar de arte es más profundo que hablar de belleza. El valor de una pintura, de una danza o incluso de un edificio supera los confines de la apariencia y su importancia solo se devela cuando se rompe con la barrera de la obviedad.

La aproximación a una creación artística debe ser como tratar de descifrar un lenguaje desconocido. El espectador no debe conformarse con lo cautivador de las imágenes frente a él, debe analizarlas, desmenuzarlas, ordenarlas, relacionarlas, contextualizarlas y, en última instancia, interpretarlas.

Vivir una experiencia estética no es sólo la contemplación artística; un verdadero espectador debe hacer un esfuerzo para entender la obra a la que se enfrenta. Percibir la pieza solo es la primera parte de la tarea, se debe hacer conciencia de los elementos que la componen, también valorar cada uno de ellos y luego reflexionar sobre su importancia.

Cada apreciación será distinta y el contexto del espectador se reflejará en los resultados de ésta. Desde su realidad, cada sujeto percibe su entorno de forma distinta, lo mismo sucede con el arte. Habrá siempre ciertas constantes, pero los particulares son los que enriquecerán a la obra.

Un artista crea para expresar algo que el lenguaje común no es capaz de aclarar. Detrás de cada obra de arte hay una nueva propuesta de comunicación y su riqueza recae en la pluralidad de su interpretación. Los signos que utiliza para su expresión no siempre están definidos y es labor del público entablar una conexión entre su realidad y la de la obra.

Dos piruetas y un desplazamiento son elementos que pueden aparecer dentro de un ballet, pero su significado no está tan acotado como lo está el significado de una palabra en el diccionario. Para obtener una idea clara del valor de cada movimiento en una danza debemos ser más profundos y los cuestionamientos deberán surgir a partir de un análisis que considere tanto las particularidades como la totalidad de la pieza.

Habrá muchos que darán mucho valor al contexto del autor para cualquier aproximación a la expresión artística, pero pregunto ¿es imposible hacer una apreciación válida sin conocer al autor?

Definir la función del arte es algo complejo, habrá quienes digan que se trata de un adorno, otros que de un retrato sensible de los tiempos. A mi me gusta pensar que el arte es una herramienta para escapar del sufrimiento de la realidad.

Ante el dolor, lo mejor que se puede hacer es ocupar la mente en algo que nos aleje de la fuente del daño. Introducirte en la realidad de una pieza artística te hace salir de la propia y a este fenómeno lo llamaremos sublimación artística.

Volviendo a la pregunta anterior. Si una pieza cuyo autor desconozco y cuyo periodo me es imposible descifrar me permite experimentar la sublimación artística, ¿no estaría cumpliendo con su función como arte? Y profundizar sobre la experiencia que tengo con dicha pieza, ¿no haría que mi apreciación fuese tan válida como cualquiera?

Enfrentarnos al arte es una labor íntima y personal. Aventurarnos a adivinar lo que el autor quiso decir o representar es un sin sentido, aun cuando estemos muy familiarizados con los datos biográficos del creador. El espectador debe atreverse a dar valor a sus percepciones, a su interpretación y a su experiencia, pero no debemos olvidar que hacer un esfuerzo para superar las primeras impresiones es parte esencial de exploración.