PARTIDOCRACIA ETERNA

“En México no hay democracia: hay partidocracia”.

Antonio Caporal
Política
PARTIDOCRACIA

El sistema de competencia electoral fue diseñado por los partidos políticos para su exclusivo beneficio.

A pesar de que este año los partidos políticos nacionales y locales gozaron de un financiamiento público de más de 19 mil millones de pesos y tuvieron más de 52 millones de spots gratuitos en radio y televisión, fueron incapaces de convencer a 38.3 millones de mexicanos de ir a votar: casi 40% del total de ciudadanos con derecho a elegir prefirió no acudir a las urnas.

Para los expertos, uno de los principales factores de la modesta participación ciudadana es el rechazo a la partidocracia: baja calidad en las propuestas, spotiza, guerra sucia, gasto superfluo, derroche de recursos públicos y decisiones cupulares en los partidos, cuyos dirigentes cierran espacios a personajes o liderazgos de la sociedad.

Alejados de la ciudadanía

Yanina Welp, experta en Ciencia Política, apuntó en su conferencia magistral Ni participacionismo improductivo ni partidocracia que es un hecho que el modelo de la democracia electoral está en crisis: “Los síntomas y causas de esta crisis son múltiples y se retroalimentan: insatisfacción con el desempeño de parlamentos y partidos políticos, incremento de las desigualdades, desafección”.

Asimismo, explicó que “cuando los partidos se distancian de sus bases y el andamiaje institucional les permite mantener el poder surge la partidocracia; por ejemplo, porque las leyes electorales alientan un bipartidismo o bicoalicionalismo cada vez más distanciado del electorado”.

A su vez, Piero Meaglia, en su libro El poder de la y el votante, editado por el Instituto Nacional Electoral (INE), anotó: “Afirmar que la selección de los candidatos sucede al interior de los partidos todavía es una consideración genérica: debemos preguntarnos quién, al interior de los partidos, efectúa verdaderamente esta elección. En realidad, la selección no es realizada por el cuerpo del partido en su conjunto sino, en la mayor parte de los casos, por los dirigentes nacionales y locales, cuyas decisiones los inscritos se limitan generalmente a ratificar”.

En consecuencia, “cuando votan millones de electores, estos se encuentran limitados a elegir entre candidatos impuestos por un pequeño número de jefes de partidos locales o nacionales; algunas veces, por parte de las pocas decenas de personas que cuentan verdaderamente en la clase política del país”.

Las teorías que sobre la partidocracia han formulado los expertos encuentran eco entre ciudadanos que buscan contender por algún cargo público por la vía independiente.

Cuando el productor cinematográfico Eduardo Verástegui pretendía ser candidato independiente a la Presidencia de la República denunció: “En México no hay democracia, hay partidocracia, y no debería ser así. Los partidos políticos que hay en México pactan entre ellos. El fraude es de la partidocracia al pueblo, al que engañan y manipulan, haciéndole creer que hay democracia”.

A su vez, Yolanda Margarita Meyenberg Leycegui, académica e investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) afirmó que en nuestro país “los partidos políticos tienen una serie de privilegios y buscan mantenerlos, sin importar lo que suceda afuera de San Lázaro o de Palacio Nacional”.

También deploró que “no existe la posibilidad parlamentaria de generar un contrapeso a los políticos abusivos, insensibles e inconsistentes”. Y concluyó afirmando que los partidos políticos “demuestran una ineficacia brutal para representar al ciudadano”.

Erick Fernández Saldaña, profesor del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana, aseguró que en el caso de los partidos de oposición su fracasó electoral se debió, en buena medida, a que se alejaron de la militancia y sus dirigentes tomaron decisiones al margen de la ciudadanía.

Señaló que el PRI históricamente había sido un partido hegemónico en nuestro país hasta que dejó de “fortalecer vínculos con la sociedad y le dio la espalda con su forma de gobierno”.

Respecto del PAN refirió que “ya estaba un tanto desdibujado desde que sus dirigencias nacionales comenzaron a tener un distanciamiento con sus comités estatales de partido y por preocuparse más en tener presencia en el Congreso, que en acercarse a su militancia”.

Onerosos

En 2024 la Federación asignó a los partidos políticos nacionales un financiamiento público de diez mil 444 millones 157 mil 311 pesos para sus gastos ordinarios y de campaña.

A su vez, los gobiernos de las entidades federativas destinaron en conjunto ocho mil 836 millones 613 mil 765 pesos a los partidos políticos con registro local.

Lo anterior indica que en 2024 los partidos con registro nacional y local gozaron de un presupuesto de más de 19 mil millones de pesos.

Conforme a lo establecido en la Constitución, los partidos políticos nacionales y locales tienen garantizado un incremento anual en los recursos públicos que reciben, debido a que el dinero que se les entrega se calcula a partir del número de inscritos en el Padrón Electoral y este crece todos los años, conforme aumenta el número de ciudadanos.

A lo anterior se deben sumar como prerrogativas (privilegios) más de 52 millones de spots gratuitos que fueron transmitidos durante los periodos de precampaña, intercampaña y campaña.

Como bien sabemos, cada una de las tres mil 734 emisoras (estaciones de radio y canales de televisión con señal abierta) del país deben regalar 48 minutos diarios de su tiempo (en los horarios de mayor audiencia) a los partidos políticos y autoridades electorales para que transmitan sus spots.

Finalmente, los partidos nada pagaron a los gobiernos federal, estatales o municipales por las bardas en las que pintaron su propaganda ni por el uso de inmobiliario público (postes de luz) para colgar su propaganda; de hecho, generaron gastos a las autoridades, que tuvieron que destinar personal, transportes y recursos para retirar toda la “basura electoral” que produjeron.

Retroceso

El progreso del sistema de partidos también es medible en términos de participación ciudadana en los comicios. Y aquí los datos son inobjetables: la partidocracia no ha logrado incrementar la afluencia a las urnas y, por el contrario, esta ha disminuido.

En 1994 la participación alcanzó 77.2% de la Lista Nominal de electores; para 2000 bajó a 64%; en 2006 a 58.6%; en 2012 y 2018 avanzó a 63.1% y 63.4%, pero en 2024 volvió a caer y apenas llegó a 61%, conforme a los Cómputos Distritales del INE.

Además, este año hubo entidades con muy escasa participación: Baja California, 48.7%; Sonora, 51.1%; Chihuahua, 53.2%; Michoacán, 55.8%; y Guerrero, 58.5%. Un total de 14 estados no alcanzaron 60% de asistencia a las urnas, a pesar de que diversas organizaciones de la sociedad hicieron múltiples llamados a votar.

Es un hecho: los partidos políticos no lograron llevar a las urnas a alrededor de 40% de los mexicanos, lo que significa que los ganadores, aun con votaciones cercanas a 60%, en realidad apenas tienen el apoyo de una tercera parte de los ciudadanos inscritos en la Lista Nominal de electores y aquellos que ganaron con la mitad o menos de los votos pues tienen el apoyo de solo una cuarta parte o menos del total de mexicanos con derecho a sufragar.

Sin embargo, tener un triunfo con la tercera o cuarta parte de los ciudadanos —o menos aún— con derecho a sufragar está validado por las leyes electorales… diseñadas por la partidocracia.

Asimismo, con la legislación actual la partidocracia ha logrado impedir que las candidaturas independientes se consoliden: en el actual proceso no hubo ciudadanos compitiendo por la vía independiente por la Presidencia de la República, el Senado o alguna de las ocho gubernaturas o la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

Apenas un grupo de 15 personas lograron cubrir los requisitos (recolección de miles de firmas, registro de una asociación civil, entrega de reportes de gastos) para contender por una diputación federal; y de ellos solo uno logró el triunfo: Guadalupe Mendoza, quien ganó el Distrito 9 de Uruapan, Michoacán, y será la única voz independiente en San Lázaro, aunque cabe señalar que ella fue candidata del PVEM a una diputación federal en 2021.

Reconversión

Ningún partido tiene por sí solo una votación superior a 28% del total de inscritos en la Lista Nominal de electores (elección presidencial) y sí, en cambio, habrá partidos que seguirán gozando de recursos públicos y posiciones en el Congreso de la Unión, como el PT o el PVEM, aunque apenas lograron el apoyo de 3.9% y 4.7%, respectivamente, del total de electores.

Unos partidos se extinguen y otros nuevos surgen. En algún momento el PRI alimentó con cuadros y candidatos al PAN y PRD; luego fueron el PRD, PRI y PAN los que nutrieron de cuadros y candidatos a Morena.

Al final, la partidocracia no se extingue: se transforma y con ello logra mantenerse viva.

En septiembre iniciará el proceso para que organizaciones e individuos busquen formar nuevos partidos políticos. Nada importa que tengan una vida efímera como el PES, Panal, RSP y FM, pues al final los gastos se cubren con recursos públicos.

Representación

Elección de diputados federales y porcentaje de electores que representan (lista Nominal de electores: 98.4 millones).

Morena 24.6%

PAN 10.2%

PRI 6.7%

MC 6.5%

PVEM 4.9%

PT 3.2%

Fuente: Elaboración propia con datos de los cómputos distritales