La belleza no hace feliz al que la posee, sino a quien puede amarla y adorarla.
Hermann Hesse
Quizás el nombre de Norma Jeane Mortenson no diga nada, ¿pero qué tal Marilyn Monroe? La cosa cambia ¿no? Esta rubia actriz, quien fuera símbolo sexual, estuvo envuelta en un sinnúmero de escándalos hasta el día de su muerte. Hagamos un poco de memoria.
Nació en Los Ángeles, California, el 1 de junio de 1926. Vivió en lugares de acogida (o sea, era una recogida) y su primer matrimonio fue a los 16 años (aunque se divorció al poco tiempo).
Durante la Segunda Guerra Mundial un fotógrafo de la primera unidad cinematográfica la descubrió. Su ascenso fue inmediato: primero como modelo y posteriormente en películas menores.
Al poco tiempo firmó con 20th Century Fox e inició su carrera ya con el nombre que la hizo famosa.
Su vida fue un caos. Tenía problemas de adicción y trastornos de personalidad. Tanto, que se la pasó parte de su vida adulta empastillada. En el plano sentimental ocurrió lo mismo. Primero con James Dougherty, posteriormente con la estrella de beisbol Joe DiMaggio y luego con el dramaturgo Arthur Miller.
Se dice que cuando Marilyn hizo la escena del Metro y el vestido que se levanta (en la cinta La comezón del séptimo año) Arthur, al llegar al hotel, le puso una madriza. Le ocultaron los golpes con maquillaje para seguir trabajando al día siguiente. Todos sus matrimonios resultaron en divorcio.
También se la relacionó con los hermanos Kennedy, Robert y John, quienes en ese momento ocupaban cargos importantísimos en el gobierno: Robert como fiscal general y John como presidente.
Murió el 4 de agosto de 1962 en condiciones sumamente extrañas. Dicen que de una sobredosis de barbitúricos y alcohol. El ama de llaves de su casa, Eunice Murray, se despertó a las tres de la mañana y sintió que algo andaba mal (¿era vidente?). Llamó al siquiatra de la Monroe, Ralph Greenson, quien llegó al poco tiempo para romper un vidrio de la ventana exterior de la casa, ya que la puerta de su cuarto estaba con llave. La encontró tendida en la cama, desnuda y muerta.
Hay muchas incongruencias en las declaraciones de los médicos y del ama de llaves. La escena parecía alterada, las sábanas estaban limpias y el cuerpo movido. En un principio no había agua ni jarra para pasarse las pastillas; después mágicamente apareció la jarra con agua.
Se dice que en la tarde de aquel sábado se reunió con Robert Kennedy en la casa del cuñado de este y posteriormente habló por teléfono con él. Lo más grave: que el mismo Robert estuvo en la casa de Marilyn hasta las ocho de la noche con todo y sus guaruras. Ese mes se duplicó el número de suicidios en Los Ángeles.
En 1973 Norman Mailer publicó la biografía de Marilyn y en años posteriores el fiscal de distrito del condado de los Ángeles, John Van de Kamp, llevó a cabo una investigación. No llegó a nada.
Queda la duda de si los hermanos Kennedy compartían el lecho de la misma mujer. Todos están muertos, así que no sabremos a ciencia cierta qué pasó.
La Marilyn
La Marilyn fue muerta en un cabaret de mala muerte por uno de los parroquianos que acostumbraba ir a verla. Dicen que estaba enamorado de ella desde que la vio y que todos los jueves acudía al antro a escucharla cantar.
Ella era una trans, pero en realidad, como en la mayoría de los casos, nació en el cuerpo equivocado.
De nombre Rodolfo, a quien apodaban El Rata, el parroquiano llevaba varios años tratando de coquetearle y acercarse a ella. Sus amigos le habían dicho que en realidad La Marilyn era hombre, pero Rodolfo no les creía. Hasta que un buen día ella aceptó irse con él. El Rata, después de que le hiciera una felación, al meterle él la mano se dio cuenta de que tenía el paquete de un muchacho en pleno desarrollo. No le importó y satisfizo su deseo.
A la semana siguiente en el bar la encontró en un privado satisfaciendo igualmente a un cliente; no lo dudó y la mató con una botella que rompió y fue a clavársela en el cuello. Llamaron a Tris y encontró al Rata sentado junto al cadáver, llorando y diciendo.
—¡Yo la quería aunque fuera hombre, pero me traicionó!