El cáncer cervicouterino es una enfermedad prevenible y tratable en casi todos los casos, pero muchas mujeres lo sufren y sucumben ante él debido al acceso desigual a los servicios de salud, incluidas vacunas, pruebas de tamizaje como el Papanicolau o la colposcopia, o bien la prueba PCR que solo se encuentra en el área privada… estudios que pueden ayudar a un diagnóstico precoz.
Especialistas en Ginecología y expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que solo en 2020 se diagnosticaron alrededor de 604 mil casos nuevos en mujeres en el mundo con esta enfermedad, de las que 342 mil perdieron la vida por esta causa ese mismo año.
Para 2019, en México la tasa de mortalidad por grupo de edad fue de 10.7 muertes por cada 100 mil mujeres de 40 a 49 años; 18.0 en mujeres de 50 a 59; y 33.8 en mujeres de 60 años y más. Los datos disponibles revelan que los casos de este cáncer se incrementan a partir de los 35 años. En promedio, cada dos horas muere una mujer de cáncer cervicouterino en el país.
Diagnóstico
La International Agency for Research on Cancer (IARC) declaró a enero como Mes de la Concientización sobre el cáncer cervicouterino para destacar la importancia y posibilidad de abatir este padecimiento, donde la vacunación contra el Virus de Papiloma Humano (VPH) serotipos 16, 18 y 31, el tamizaje y el manejo oportuno con el médico especialista son fundamentales para controlar los casos y disminuirlos también.
En el foro de actualización sobre cáncer cervicouterino asociado a la infección por VPH, la doctora Elsa Díaz López, directora general del Grupo Especializado en Salud Femenina (Gesfem), menciona que tres años después de la pandemia de Covid-19 existe un rezago importante en la realización de inmunización de las niñas y adolescentes, así como en la aplicación de tamizajes para detección oportuna de lesiones en el cérvix por el virus, por lo que es momento de recuperar el tiempo y que las mujeres regresen a los centros de salud a realizarse sus chequeos ginecológicos.
Apunta que se estima que a los cuatro años de haber iniciado una vida sexual activa, 50% de las mujeres ya adquirieron algún tipo del virus. También detalla que se han reportado hasta 200 serotipos del VPH, 14 de los cuales son de alto riesgo y se asocian con el cáncer cervicouterino. Y aunque este virus no discrimina y afecta tanto a hombres como mujeres, contrario a lo que se pensaba los principales vectores de transmisión son las mujeres.
El doctor Rogelio Aguado Pérez, quien tiene alta especialidad en Laparoscopia Ginecológica, explica que el cáncer cervicouterino se desarrolla lentamente, empezando con una infección habitualmente transitoria y asintomática ocasionada por el VPH, la cual llega a persistir y a lo largo de varios años (de ocho a diez) puede dar lugar a lesiones precancerosas que al evolucionar generan cáncer en el útero o cérvix.
Revela que existen factores de riesgo para que el VPH provoque daño en las células del cérvix: “Presentar inmunosupresión por una diabetes mal controlada, enfermedad reumática o enfermedad del sistema inmune, tabaquismo, infecciones concomitantes como la clamidia (Chlamydia trachomatis), múltiples parejas, entre otros”.
El también miembro de la mesa directiva del Colegio Mexicano de Ginecólogos dedicados a la Colposcopia (Comegic) agrega que “existen nuevas alternativas de tratamiento como Papilocare®, un gel vaginal que ayuda a reparar y reepitelizar la zona de transformación del cuello uterino, y como coadyuvante en lesiones intraepiteliales de bajo grado causadas por el VPH. En caso de lesiones avanzadas se puede recurrir a la crioablación, con láser o radiofrecuencia. Y ante situaciones de cáncer se recurre a la cirugía para quitar la matriz, quimioterapia y radioterapia”.
Ricardo Lúa-Alvarado, médico ginecólogo y obstetra certificado por el Consejo Mexicano de Ginecología y Obstetricia, expone a su vez que en México existen muchos retos pendientes. “Es necesario generar mayor información en torno al cáncer cervicouterino en la población en general; educación sexual; así como una cultura de prevención y autocuidado entre las personas jóvenes que inician su vida sexual. Deben saber que el uso de preservativos disminuye el riesgo de infección, no solo de VPH”.
El especialista agrega que la salud de la mujer también se ve amenazada por la falta de cultura en muchos casos para asistir a un médico especialista de manera periódica, la falta de realización de pruebas de tamizaje, los nuevos abordajes a través de tecnologías como las vacunas y las pruebas de PCR para detectar VPH; por lo que los diagnósticos pueden llegar tarde y generar un duro impacto sicológico al descubrir que ya está avanzado un cáncer.
OMS
Por parte de la de la OMS, el Grupo de Expertos de Asesoramiento Estratégico (SAGE) sobre inmunización indica que las pruebas de los últimos años revelan que los esquemas de dosis única contra el VPH proporcionan una protección contra el cáncer de cuello uterino comparable a la de los regímenes de dos o tres dosis.
El hallazgo sobre la eficacia de las vacunas de una dosis permitiría que más niñas y mujeres recibieran la inmunización y estuvieran protegidas del cáncer de cérvix y de las consecuencias de este en sus vidas.
La subdirectora general de la OMS, Nothemba Simelela, expresa confianza en que se pueda eliminar el cáncer de cérvix. “En 2020 se lanzó la iniciativa de eliminación del cáncer de cuello uterino para abordar varios desafíos, entre los que se cuenta la inequidad de acceso a las vacunas. Esta recomendación de dosis única tiene el potencial de llevarnos más rápido a nuestra meta de que 90% de las niñas estén vacunadas antes de los 15 años para 2030”, reporta.
Simelela destaca que hace falta un compromiso político para la equidad de acceso a la inmunización. Y subraya que el programa de una sola dosis de la vacuna es menos costosa, requiere menos recursos y es más fácil de administrar. Asimismo, reduce los desafíos relacionados con el rastreo de las niñas para su segunda dosis y permite que los recursos financieros y humanos se redirijan a otras prioridades de salud.