La mala actuación del mandatario durante el primer debate en el que se mostró titubeante y sin claridad en sus respuestas se ha transformado en una alerta para los demócratas.
El primer debate realizado hace un par de semanas entre los virtuales candidatos presidenciales de Estados Unidos, el actual mandatario demócrata Joe Biden y el expresidente republicano Donald Trump, ha traído consecuencias opuestas para los dos aspirantes: el primero busca mantener su nominación en medio de la preocupación de voces demócratas que piden su dimisión ante su desastroso desempeño en ese encuentro, mientras que el segundo, quien salió airoso y triunfante, obtuvo además una importante victoria en la Corte Suprema.
El “mal día” de Biden el 27 de junio, durante un debate en el que se mostró titubeante, olvidadizo y sin claridad o coherencia en varias de sus respuestas, se ha convertido en una duda cada vez más creciente acerca de sus capacidades para intentar repetir otro periodo de cuatro años en la Casa Blanca.
A sus 81 años, el experimentado político con una trayectoria de más de cinco décadas enfrenta el escepticismo de importantes figuras de su partido respecto de si está aún en condiciones físicas y mentales para gobernar el país más poderoso del mundo, debate que se ha trasladado a la opinión pública estadunidense.
En su defensa, Biden afirma que los votantes lo eligieron por amplia mayoría para ser el abanderado demócrata, por lo que afirma que continuará hasta el final, pues está seguro de derrotar a Trump por segunda ocasión.
Sin embargo, esa posibilidad se complica con el fortalecimiento del republicano, quien tras un negro panorama luego de ser declarado culpable de 34 delitos graves al realizar pagos de manera ilegal para no ser afectado en la elección presidencial de 2016, retomó fuerza en el debate y amplió su ventaja en la intención de voto.
Incertidumbre demócrata
A casi cinco semanas de la convención demócrata que se realizará del 19 al 22 de agosto y en la que se tiene previsto que Biden sea declarado de manera formal candidato a la presidencia, se abre un panorama de incertidumbre en amplios sectores del partido gobernante en EU ante la posibilidad de un cambio de abanderado de último momento.
El mal desempeño del presidente en el primer debate con Trump fue más allá de algunos tropiezos verbales, falta de contundencia en sus afirmaciones o leves lapsus mentales (atribuidos a los efectos de un resfriado que padecía), pues pareció confirmar una preocupación que prevalecía acerca del deterioro físico del mandatario en los últimos meses.
A diferencia de su rival republicano, quien a sus 78 años camina de manera vigorosa, tiene rapidez mental y se muestra desafiante, Biden se observa cada vez menos ágil, con dificultades para expresar sus ideas, tiene distracciones y otros síntomas que los observadores atribuyen a su avanzada edad.
Su desempeño en el debate encendió las alertas en el Partido Demócrata y al paso de los días aumentan las voces que piden que abandone su intento de reelección, por lo que ya se mencionan nombres que podrían sustituirle, como el de la vicepresidenta Kamala Harris.
Entre los demócratas que piden analizar una posible dimisión en la candidatura presidencial se encuentran los representantes Angie Craig, de Minnesota; Lloyd Doggett, de Texas; Seth Moulton, de Massachusetts; Mike Quigley, de Illinois; y Raúl Grijalva, de Arizona, a los que se podrían sumar otras voces una vez que se reanuden las actividades de manera plena en el Congreso estadunidense.
Una de las figuras más influyentes del Partido Demócrata y expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se sumó a esa creciente preocupación acerca de si el mandatario debe o no continuar en la contienda electoral, al comentar que Biden debería repensar su candidatura a la reelección.
“Le corresponde al presidente decidir si se postulará. Todos le estamos animando a que tome esa decisión, porque el tiempo apremia”, manifestó a la prensa cuando se le preguntó si el presidente contaba con su apoyo explícito.
“Fin al drama”
Las dudas acerca de la edad y su capacidad para vencer a Trump en la elección presidencial motivaron que el mandatario hablara con el líder demócrata en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, para abordar estas preocupaciones del partido que generan incertidumbre a unas semanas de que la campaña entre en su etapa más intensa, cuando se realizarán las convenciones de los dos partidos en las que se ratificará a los abanderados presidenciales.
En una carta enviada a los legisladores demócratas, Biden les manifiesta que no dejará la contienda presidencial y se declara firme en rechazar los llamados para dejar la contienda, pidiéndoles “poner fin al drama” dentro del partido acerca de si debiese permanecer como candidato.
“El tema de cómo seguir adelante ha sido bastante debatido ya por más de una semana y es hora de ponerle fin”, expone. Y recuerda que el partido tiene una tarea: derrotar en noviembre a Trump.
Refiere a sus correligionarios que faltan 42 días para la convención demócrata y 119 días para las elecciones generales, por lo que “cualquier debilitamiento de la resolución o falta de claridad sobre la tarea que tenemos por delante solamente ayuda a Trump y nos perjudica a nosotros. Es hora de unirnos, avanzar como un partido unificado y derrotar a Donald Trump”.
Pese a que trata de superar este amargo momento y de insistir en que se encuentra en condiciones adecuadas, el jueves 11 de julio, durante el tercer día de la cumbre de la OTAN que se realizó en Washington, el presidente Biden se refirió al mandatario de Ucrania, Volodímir Zelensky, como “presidente Putin”.
Al hacer un comentario del encuentro, y con Zelensky a su lado, Biden dijo: “ Y ahora quiero ceder la palabra al presidente de Ucrania, que tiene tanto coraje como determinación. Señoras y señores, el presidente Putin”, un nuevo error verbal del mandatario estadounidense”.
Hasta el final
Ante este clima de dudas e incertidumbre acerca de sus capacidades físicas y mentales para buscar su reelección, Biden ha sido tajante en responder que seguirá en la “carrera hasta el final” para las elecciones de noviembre.
En su carta a los demócratas les asegura que no volvería a presentarse “si no creyera absolutamente ser el mejor” para vencer a Trump.
Y refiere que ha “escuchado las preocupaciones de la gente y no estoy ciego ante ellas”, pero recuerda que en el proceso de nominación demócrata recibió 87% de los votos emitidos y los votantes hablaron clara y de manera decisiva sobre su candidatura.
“Fue su decisión. No de la prensa, ni de los expertos, ni de los grandes donantes, ni de ningún grupo seleccionado de personas, por muy bien intencionadas que sean”, expone Biden.
Agrega que fue un proceso abierto a cualquiera que quisiera postularse y “los votantes del Partido Demócrata votaron. Me eligieron a mí para ser el candidato del partido. ¿Ahora decimos simplemente que este proceso no importó? ¿Que los votantes no tienen voz y voto? Me niego a hacer eso”, cuestiona.
Enrachado
A Trump, por su lado, parece que la suerte le volvió a ser favorable luego de varios meses en los que ha tenido que enfrentar casi un centenar de acusaciones en cuatro procesos legales, en uno de los cuales ya fue encontrado culpable el 30 de mayo y está a la espera de recibir sentencia.
Los líos legales del expresidente republicano le dificultan la realización de actos de campaña, aunque también su exposición mediática en tribunales reforzó el apoyo que recibe de sus adeptos y otros sectores que simpatizan con él, lo que le permite mantener una ligera ventaja en la intención de votos en las encuestas frente a Biden.
Pese a que en el juicio que enfrentó en mayo por el ocultamiento en el pago que hizo a una actriz porno para que no revelara las relaciones que mantuvieron y con ello evitar afectar su campaña presidencial de 2016 fue encontrado culpable de delitos graves por falsificación de registros comerciales, salió bien librado del primer debate presidencial.
El esperado primer debate con Biden le fue favorable porque, a diferencia de su adversario, se mostró controlado, seguro, asertivo, pese a que los analistas dijeron que mintió en una gran cantidad de ocasiones. No obstante, tuvo una actuación muy superior ante un Biden errático y balbuceante.
Otra buena noticia para el expresidente fue que la Corte Suprema de Estados Unidos determinó que el exmandatario tiene inmunidad parcial a la hora de ser procesado por acciones que realizó durante su periodo en la Casa Blanca, lo que ya provocó que la fecha para la sentencia que estaba programada para septiembre fuera diferida.
Así, las próximas semanas serán decisivas para que los demócratas decidan si Biden sigue siendo competitivo frente a Trump o deciden, de último momento, apoyar a otro candidato que les permita buscar otros cuatro años en la Casa Blanca.
Permanecen las dudas
El presidente Joe Biden ha rechazado someterse a una evaluación médica independiente que demostraría a los estadunidenses que estaría en condiciones de completar otro periodo de cuatro años en la presidencia.
Y si bien asegura que no hay indicios de que padezca algún problema de salud grave y que tiene “una prueba cognitiva todos los días”, lo cierto es que permanecen las dudas acerca de sus condiciones físicas y mentales.
Sus voceros deben hacer frente a los cuestionamientos constantes acerca de la salud del mandatario. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, por ejemplo, asevera que Biden se somete a exhaustivos exámenes médicos anuales, además de que dos veces a la semana tiene una revisión “verbal con su médico mientras hace ejercicio”. También afirma que el mandatario ha visto al neurólogo tres veces y que de acuerdo con el examen neurológico más reciente del presidente Biden, emitido en febrero, no hubo indicios de un derrame cerebral, esclerosis múltiple, mal de Parkinson ni esclerosis lateral amiotrófica, ni se detectaron temblores o debilidades motoras.