TRABAJO INFANTIL LA OTRA CARA DE LA INFORMALIDAD Y LA VULNERABILIDAD

Millones de niños en México y el mundo trabajan de manera ilegal, ya sea para ayudar a los ingresos de su hogar o de manera forzosa, lo que les impide un pleno desarrollo físico, educativo y mental.

Esaú Sánchez
Nacional
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Según el estudio ¿Quiénes son los niños, niñas y adolescentes que trabajan?, que recién publicó el Instituto Belisario Domínguez (IBD), en México hay alrededor de tres millones 200 mil niños, niñas y adolescentes (NNA) que son activos laboralmente: de ellos, dos millones realizan ocupaciones no permitidas o peligrosas y el resto se dedica a quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas.

La gran mayoría de los NNA que trabajan son varones que habitan poblaciones rurales y que participan en el sector agropecuario.

El documento revela que los estados con mayores índices de trabajo infantil son Oaxaca, Chiapas y Puebla.

Cabe destacar que 95% de estos infantes labora de manera informal.

Todo lo anterior se opone notablemente a la Meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de Naciones Unidas (ONU), misma que prescribe que para 2025 deben erradicarse el trabajo forzoso, el trabajo infantil y la utilización de niños en actividades bélicas.

Factores

El fenómeno es sumamente complejo, puesto que intervienen diversos tipos de factores sicológicos, socioeconómicos, educativos, geográficos y hasta culturales.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) identifica algunas de las principales circunstancias que obligan u orillan a las infancias a trabajar y las divide en tres principales categorías: inmediatas, subyacentes y estructurales.

En las inmediatas se encuentran la escasez de dinero y alimentos, las deudas familiares, la pérdida de cosechas o la muerte del miembro activo de la familia; la falta de escuelas o su poca calidad; y la demanda de mano de obra barata en pequeñas empresas informales o en negocios familiares.

Los factores subyacentes participan de prácticas, hábitos y prejuicios que forman parte del entorno familiar y de las comunidades donde viven. Entre ellos está la idea de que los niños tienen una obligación con sus padres; que los propios padres no tengan estudios básicos; las expectativas culturales que tienen los adultos con los NNA respecto de la educación y el trabajo; los altos niveles de fertilidad; la discriminación y la informalidad en los programas de protección social.

En este tipo de circunstancias está, por ejemplo, la idea de que el trabajo infantil es formativo y que introducir a los NNA a los negocios familiares los dotará de ciertas habilidades que les serán útiles en la edad adulta. No obstante, la línea que divide la formación de la explotación e ilegalidad depende de si las actividades laborales obligan a los infantes a no asistir a la escuela o de si pone en riesgo su desarrollo e integridad físicos, sociales, sicológicos y hasta morales.

Finalmente, los factores estructurales incluyen desigualdad socioeconómica entre países o regiones; guerras; crisis financieras; epidemias; poco interés en el desarrollo educativo de la población; poca inversión en servicios básicos y seguridad social; falta de legislación y ausencia de trabajos dignos para la población adulta. Algunos de estos problemas pueden aliviarse con la implementación eficaz de políticas públicas.

Aunque el panorama que presenta la OIT es complejo, otras investigaciones apuntalan a que los principales causantes del trabajo infantil son la pobreza y el poco o nulo acceso a la educación.

Incluso se ha señalado a la falta de centros de cuidado y guarderías como un promotor de este fenómeno, puesto que los NNA terminan acompañando a los padres a sus lugares de trabajo, por lo que corren el riesgo de incorporarse a una edad temprana a las actividades económicas del hogar.

Por si fuera poco, el fenómeno migratorio también obliga a los infantes a trabajar, ya sea porque el miembro económicamente activo migra hacia otra región o país, o porque el propio infante viaja solo o con los padres para procurar un mejor estilo de vida.

Protección

En un contexto internacional, los convenios adoptados por la OIT y que México ha ratificado son las mejores herramientas para formar un andamiaje legislativo y jurídico a favor de las infancias.

En 2015, por ejemplo, nuestro país ratificó el Convenio 138, en el que se establece que la edad mínima para trabajar son los 15 años. A partir de ello se modificó la Ley Federal del Trabajo (LFT) de modo que toda actividad laboral de NNA menores de esta edad está completamente prohibida.

Además, los mayores de 15 pero menores de 18 años que quieran trabajar deberán cumplir una serie de requisitos, entre los que se encuentran contar con la autorización de los padres, haber concluido la educación básica obligatoria y tener jornadas de trabajo de máximo seis horas diarias.

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Dicho convenio establece que los trabajos riesgosos son los relacionados a la minería, la industria manufacturera, la construcción, el transporte y las comunicaciones, las plantaciones agrícolas (exceptuando las familiares) y la provisión de electricidad, gas y agua.

Cabe destacar que según el estudio del IBD casi medio millón de NNA participa en este tipo de actividades, donde incluso laboran más de 36 horas a la semana.

Además del Convenio 138, el 182 define las peores formas de trabajo infantil, mismas que se refieren a todas las formas de esclavitud, todas las actividades de la trata de menores, la utilización de NNA en la realización y tráfico de estupefacientes y los trabajos que por su naturaleza dañen la salud e integridad de los menores.

Por otro lado, en nuestro país la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA) dicta que las autoridades deben prevenir, atender y sancionar todas las prácticas y actividades que atenten contra el libre desarrollo de las infancias a través del trabajo forzado antes de los 15 años.

Poco a poco

En su estudio, el IBD reconoce que la meta de alcanzar los ODS en materia de trabajo infantil para 2025 es imposible y, por el contrario, señala que el fenómeno se mantendrá como un reto importante para México y el mundo.

Más aún, según otras investigaciones realizadas por la OIT reducir la pobreza no disminuye el trabajo infantil, por lo que su erradicación depende de iniciativas que vayan más allá de lo económico.

La ONU, por ejemplo, ha puesto en marcha en nuestro país el proyecto AccioNNAr. Combatir el trabajo infantil, con ayuda del Departamento de Trabajo de Estados Unidos y de todos los órdenes de gobierno de Chiapas, Quintana Roo y Yucatán, así como de otras organizaciones civiles.

A través de AccioNNAr se generan estadísticas más precisas que sirvan al desarrollo de programas, estudios y políticas, además de que se vigila el cumplimiento de las leyes y se mejora la cooperación regional para atender de mejor forma el fenómeno migratorio en el sur del país.

Respecto del proyecto, Marco Antonio Torre Constantino, subsecretario del Trabajo Zona Sur de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) de Quintana Roo, señala que han encontrado una importante tendencia de trabajo infantil en el estado, puesto que al ser uno de los principales destinos turísticos del país muchos NNA trabajan de manera forzada en bares y restaurantes.

Por su lado, Ana Keyla Álvarez, subsecretaria del Servicio Nacional de Empleo de Chiapas, destaca que AccioNNAr les permite cooperar con otras instituciones para hacer frente al fenómeno. “Esto es solo el comienzo de estas acciones encaminadas al combate del trabajo infantil y forzoso en el estado”, agrega.

Álvarez indica que además de las zonas de cultivos, mucho del trabajo infantil se da en los espacios públicos, a través de la venta de productos y sin vigilancia de sus padres o de adultos.

Durante un evento realizado en la Cámara de Diputados, Miguel Ramírez Sandi, coordinador de Incidencia Política en Protección a la Niñez de la ONG Save the Children, recomendó que los legisladores mexicanos incluyan y definan los conceptos de “trabajo infantil” y de “actividades formativas” en los marcos jurídicos para poder atender el problema de manera más precisa. Además, sugirió que se mejore la legislación en materia de inspección laboral, sobre todo en el sector informal, que es precisamente donde más participan los NNA.

Mónica Valdez González, investigadora del Seminario de Investigación en Juventud de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), insistió de igual manera en la definición de trabajo infantil: “Trabajo puede ser lavar platos todas las tardes en la casa, cuidar a mis hermanas y hermanos, a mis abuelos; o, como marca la ley, pueden ser las actividades riesgosas y peligrosas para la salud”, destacó.

Aunque la ONU y la OIT han implementado programas más acabados en Oriente Medio para erradicar la labor infantil, en México el avance contra este problema apenas inicia.

Y el simple levantamiento de datos, la identificación de sectores donde participen los NNA y la inspección del empleo informal son los primeros pasos.

Presencia de trabajo infantil en México

Fuente: Save the Children

Entidades con mayores índices
Entidades con menores índices
Oaxaca
Baja California
Chiapas
Ciudad de México
Puebla
Nuevo León
Michoacán
Tamaulipas
San Luis Potosí
Coahuila

Fuente: INEGI

Principales motivos por los que NNA trabajan

(según los propios NNA)

El hogar requiere de mayores ingresos
28%
Por gusto o por ayudar a sus padres
27%
Para gastos propios o escolares
20%