La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, anunció que el envío al Congreso de la Unión de una iniciativa de reforma constitucional que busca proteger al maíz mexicano y preservar su integridad.
La propuesta se enfoca en los artículos 4 y 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con el objetivo de establecer al maíz como un símbolo de identidad nacional y de prohibir la siembra de maíz transgénico en el país.
“El maíz es un símbolo fundamental de nuestra cultura y nuestra historia. Esta reforma es un compromiso con la protección de nuestra biodiversidad genética, nuestra soberanía alimentaria y, por supuesto, con el futuro de las siguientes generaciones de mexicanos”, declaró Sheinbaum, destacando que la reforma también promoverá el uso de técnicas agroecológicas para garantizar la producción de maíz libre de transgénicos.
Diversidad genética del Maíz Mexicano
El maíz ha sido uno de los pilares de la alimentación mexicana desde tiempos prehispánicos. Con 59 razas identificadas hasta el momento, este grano ha evolucionado a partir de la domesticación del teocintle, una planta silvestre originaria de Mesoamérica. Su importancia trasciende lo culinario, ya que está profundamente vinculado con la identidad cultural y biológica de México. Sheinbaum enfatizó que la biodiversidad genética del maíz mexicano es esencial no solo para la seguridad alimentaria de México, sino también para el bienestar del planeta, pues este cultivo es una de las bases de la agricultura mundial.
“Sin maíz no hay país”, subrayó Sheinbaum, reafirmando el papel del maíz como un patrimonio nacional que debe ser protegido ante la amenaza de las semillas transgénicas, las cuales podrían alterar su diversidad genética y poner en peligro tanto su sabor como sus propiedades nutricionales.
Con la firma del T-MEC en 2020, México asumió nuevos compromisos con Estados Unidos y Canadá, los cuales incluyen la regulación de los productos transgénicos. No obstante, la lucha por la soberanía alimentaria y la protección del maíz nativo se mantiene vigente. El desafío está en equilibrar los acuerdos comerciales internacionales con la necesidad de preservar la biodiversidad mexicana y las tradiciones agrícolas.