SEQUÍA, EL GRAN RETO PARA MÉXICO

Martha Mejía
Nacional
SEQUÍA

El país atraviesa uno de sus mayores desafíos: al menos 19 entidades federativas reportan que sus principales presas están por debajo de 50% de su capacidad.

De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU) el número y la duración de las sequías en el mundo aumentó 29% desde 2000: el pronóstico señala que este fenómeno se duplicará para 2050, lo que amenaza la disponibilidad y calidad del agua.

México ya enfrenta desafíos por la falta del recurso: a lo largo de las últimas décadas las sequías se han intensificado, principalmente en las regiones norte y centro.

Hasta el 15 de septiembre pasado el reporte del Monitor de Sequía del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) muestra que la sequía en el país sigue en aumento.

Las lluvias de primavera disminuyeron la intensidad de la sequía entre abril y mayo, pero con la ola de calor y ausencia de lluvias en junio, lluvias escasas de julio a agosto y un septiembre seco se ha vuelto a fortalecer.

Actualmente, de acuerdo con el reporte, 67.8% del territorio mexicano padece algún grado de sequía, es decir, 7% más que el 31 de agosto.

Los estados más afectados por la sequía con intensidad severa a extrema son Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Nayarit, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Michoacán, Hidalgo, Tamaulipas, Estado de México, Morelos y Guerrero.

“En Sonora, Chihuahua y Sinaloa se tuvo un incremento de sequía de moderada a severa y el surgimiento de sequía extrema. En el centro occidente el incremento mayor en la región fue de sequía extrema. Y de sequía severa al norte del Golfo de México. Al 15 de septiembre de 2023 el porcentaje de áreas con sequía de moderada a extrema a nivel nacional fue de 67.08%, esto es, 6.1% mayor que lo cuantificado al 31 de agosto del mismo año”, indica el reporte.

De acuerdo con los especialistas las sequías tienen múltiples causas interconectadas que incluyen el cambio climático, el crecimiento poblacional, la sobreexplotación del agua y la deforestación.

El cambio climático altera los patrones de precipitación y vuelve a las lluvias impredecibles. Al calentarse, la atmósfera retiene más agua, 7% más por cada grado Celsius. “Piense en una esponja gigantesca”, indica el climatólogo Daniel Swain, de la Universidad de California (UCLA) y de Nature Conservancy. “Absorbe más agua de un terreno reseco, como una esponja, lo que explica por qué vemos sequías más fuertes en algunos sitios”, dice.

Es así como las temperaturas más altas aceleran la evaporación, las plantas sedientas absorben más humedad y la reducción de las nevadas en el invierno limita el suministro de agua dulce disponible para riego durante el verano.

Asimismo, el aumento de la población conduce a un mayor consumo. De acuerdo con el INEGI en 2010 la población total era poco más de 112 millones de personas, llegando a 126 millones en 2020; es decir, probablemente ahora hay más de 15 millones de humanos que necesitamos más agua, más alimento, más trabajo, más zonas dónde vivir.

Con esto las áreas verdes se reducen, las empresas crecen y se extienden y nuevamente se necesita mucha más agua en esta década que en la anterior, por lo que la crisis hídrica es más grave que hace diez años.

Este impacto también se refleja en las principales presas del país, que en plena época de lluvias se encuentran en promedio a 44.6% de su capacidad. Las presas de Morelos, San Luis Potosí y Querétaro enfrentan niveles particularmente bajos, de 13.0, 12.7 y 7.1%, respectivamente.

Mención especial merece Nuevo León, una de las entidades que en el último año ha padecido la ausencia de precipitaciones y una ola cálida; sobrevive principalmente de su presa Salinillas, que está llena en 72%; seguida de El Cuchillo, con 46%; La Boca, con 27%; y Cerro Prieto con 11 por ciento.

Otras entidades que también se ven afectadas son Sinaloa, puesto que sus once presas están llenas a 40% en promedio; Guanajuato, con sus nueve principales presas a un nivel promedio de 30%; Tamaulipas, con nueve presas por debajo de 50 por ciento.

Por su parte, el Sistema Cutzamala sumó su segunda semana a la baja por falta de agua después de registrar dos meses de leve recuperación debido a la temporada de lluvias, por lo que en los últimos siete días pasó de 308.34 millones de metros cúbicos de agua a 303.45 millones de metros cúbicos disponibles, es decir, perdió 4.89 millones de metros cúbicos, para ubicarse en 38.8% de almacenamiento.

En la sesión informativa del Comité Técnico de Operación de Obras Hidráulicas de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Citlalli Peraza, directora del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México (OCAVM), reconoció que se enfrenta una “situación crítica” en la región, por la falta de precipitaciones pluviales.

Peraza detalló que actualmente la sequía severa y la sequía extrema cubren toda el área de la cuenca del río Cutzamala, mientras que la sequía extrema se incrementó en el Estado de México, Querétaro, Hidalgo y Puebla.

Impactos

La sequía es un fenómeno climático que acontece con cierta periodicidad. En México se ha presentado de forma cíclica y ha seguido un patrón en los últimos años relacionado con los fenómenos de El Niño. De acuerdo con datos de la Conagua, en 2011 se vivió la peor sequía en el país, pero con menos efectos negativos como los actuales, que de acuerdo con los especialistas podrían empeorar.

El segundo y tercer lugar corresponde a 2021 y 2006, siendo 2023 el cuarto sitio; es decir, meteorológicamente no estamos en la peor situación, pero sí somos más personas, por lo que necesitamos más agua.

Y es que la falta de agua acentúa diversos problemas que impactan directamente a la población. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de 2022 los hogares destinan un promedio anual de mil 643 pesos por el servicio de agua potable, pero este pago no garantiza un suministro ininterrumpido y de calidad.

La misma estadística señala que 33% de las viviendas con acceso al agua no disfruta de un suministro diario, lo que implica la necesidad de incurrir en gastos adicionales, como agua en pipas, la compra de agua embotellada o la instalación de sistemas de purificación.

SEQUIA2.jpg

Agua Capital revela que esta situación se agrava a nivel escolar, donde únicamente seis de cada diez escuelas tienen agua disponible toda la semana, generando una reducción de 20% en jornadas escolares, siendo una barrera para el acceso a salud, higiene y educación, en especial en las comunidades vulnerables.

¿Qué se espera?

De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) se prevé que el episodio de El Niño continúe en el hemisferio norte durante el invierno y se tiene más de 95% de probabilidad de que se mantenga hasta marzo de 2024.

En este sentido, la plataforma de clima Meteored prevé que conforme octubre y noviembre transcurran las precipitaciones tenderían a incrementarse, resultando en promedios dentro o inferiores a lo normal.

“Hasta el momento los escenarios coinciden y persisten en mostrar que 2023 finalizaría y 2024 comenzaría bajo condiciones más húmedas y frías de lo normal, asociado a la corriente en chorro polar y subtropical, tormentas invernales o DANA’s, junto con mayor incidencia de frentes fríos”, indica la plataforma.

Aclara que lo anterior no quiere decir que los 90 días de invierno habrá lluvias y frío, sino que más bien habría mayor número de días con esta condición, comparados con los últimos inviernos.

Ante la problemática de la sequía y el estrés hídrico los especialistas recomiendan un tratamiento respetuoso de agua, la cosecha de la misma y preservar la vegetación son puntos claves para tener el vital líquido durante todo el año.

En este sentido, el abasto del líquido tiene que estar relacionado con el ordenamiento del territorio y las actividades agrícolas, industriales y desarrollo urbano.

Por su parte, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) recomienda que los gobiernos deben mejorar los sistemas tarifarios de tal forma, que permitan recaudar más recursos financieros —que se destinen a mejorar la infraestructura hídrica— sin afectar el bienestar de la población más desfavorecida.

¿Qué es El Niño?

El Niño Oscilación del Sur (ENOS) es un fenómeno natural que se relaciona con el aumento de la temperatura superficial del océano Pacífico en la zona tropical oriental.

Este patrón climático natural aumenta considerablemente la probabilidad de que se batan récords de temperatura y se experimente un calor más extremo. Ocurre en promedio cada dos años y sus episodios suelen durar de nueve a doce meses.

Se bautizó así durante el siglo XIX: por aquel tiempo los pescadores del norte de Perú apreciaron que casi todos los años hacia finales de diciembre, cerca de la Navidad, solía ocurrir un incremento de la temperatura del agua del mar; entonces atribuyeron este calentamiento a la llegada de una corriente marina de aguas cálidas a la que llamaron El Niño en referencia al niño Jesús debido a la fecha.

Huachicol de agua

Al igual que con el robo de combustible de los ductos, con el robo de agua se pierden miles de litros de este líquido. Para este tipo de robo las personas perforan tuberías o aprovechan las fugas ya existentes con el objetivo de conseguir el líquido. El negocio prolifera conforme aumentan los problemas por las sequías y deficiencias en la infraestructura pública. De acuerdo con CONNECTAS, desde 2019 y hasta septiembre de 2022 se detectaron 131 mil 603 tomas clandestinas en ductos de agua públicos en 239 municipios del país. La situación se ha denunciado en Ecatepec, Edomex, Jalisco y Nuevo León. La principal demanda proviene sobre todo de personas afectadas por desperfectos de la red pública, así como por variaciones estacionales en la disponibilidad de agua y asentamientos irregulares.