¿QUÉ HACER PARA DEFENDER EL LIBERALISMO?

Con argumentos claros y valientes se debe convencer a la gente de los graves problemas que generan los sistemas populistas y autoritarios.

Antonio Caporal
Nacional
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Lo primero que debemos tener presente es que el liberalismo es un sistema de libertades económicas, políticas y sociales que permite a los individuos cumplir con sus objetivos: fundamentalmente, satisfacer sus necesidades y mejorar su nivel de vida a través del esfuerzo y capacidades personales.

Es un hecho que el liberalismo ha permitido a diferentes naciones disminuir sustancialmente la pobreza, ampliar las oportunidades para los sectores más vulnerables, propiciar la estabilidad social y consolidar las libertades políticas.

Justo por ello es fundamental difundirlo y defenderlo, sobre todo en los tiempos actuales en que sistemas populistas y dictatoriales ganan terreno atacando al liberalismo con el argumento de que este genera la desigualdad.

Así lo expresó el economista Axel Kaiser en su conferencia magistral ¿Hay desencanto en el liberalismo? ¿Qué hacer para defenderlo?, que ofreció a los colaboradores de Grupo Salinas, encabezados por Ninfa Salinas Sada, presidenta del Consejo Directivo de Fundación Azteca.

Realidad

El economista comenzó por explicar qué es y qué no es el liberalismo: “Para empezar, debemos entender que el liberalismo no es una ideología y esto lo hace diferente al socialismo, el cual plantea utópicamente cómo funciona el mundo y cómo debería funcionar. El liberalismo no es, pues, una teoría elaborada a través de ideas abstractas”.

Agregó: “El liberalismo reconoce en la realidad las fuentes de información y el correcto funcionamiento de las acciones. En el liberalismo analizamos la realidad y a partir de ella planteamos soluciones”.

Precisó que los liberales no son ideólogos, sino analistas de la realidad, con principios y valores. Y puso algunos ejemplos de lo que persiguen: “Queremos que disminuya la pobreza, queremos que la gente no viva en la pobreza. Una vez que analizamos la realidad planteamos las soluciones a partir del respeto a las libertades económicas y políticas”.

E insistió: “Lo nuestro es una visión conectada con la realidad. Por eso nuestros planteamientos tienen éxito, mientras que las soluciones planteadas por las ideologías, como el socialismo, fracasan, precisamente porque se basan en utopías”.

De manera particular, destacó que el liberalismo es en esencia una doctrina humanista: “Se desdibujó en sus orígenes por un fuerte sesgo económico. Los problemas urgentes eran la pobreza, la miseria, el hambre y la desnutrición, que por otro lado es verdad que tienen su origen en cuestiones económicas. Sin embargo, es una doctrina humanista. Plantea que todos tenemos una idéntica dignidad independiente de nuestro sexo, religión o condición social. Coloca al ser humano en el centro de la reflexión, incluso dentro de sus teorías económicas, en tanto que busca el progreso universal. Los teóricos liberales desarrollan herramientas para promover la prosperidad”.

En cambio, dijo, el socialismo es una doctrina que tiene como fundamento “primitivos e irracionales instintos de justicia que, una vez convertidos en creencias capaces de movilizar la acción política y social, producen devastadores efectos”.

Populistas

A pesar de que el liberalismo ofrece a las naciones y su gente la oportunidad de alcanzar la prosperidad, fue y es señalado como origen de los males, sobre todo en países de América Latina.

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Kaiser puso como ejemplo el caso de Venezuela: “Miren, PDVSA, la empresa petrolera de Venezuela, en el periodo liberal (décadas de 1970 y 1980) llegó a producir 3.5 millones de barriles diarios, para desplomarse a apenas 700 mil en la actualidad, a pesar de contar con las mayores reservas de petróleo del mundo”.

A ello se suman otros datos de la era socialista de Venezuela: “Más de 80% de la población viviendo en pobreza; una contracción del PIB de 70%; una de las tasas de homicidios más altas del mundo; y la migración de más de siete millones de personas son algunos de sus logros”.

El economista indicó que conoce muy bien la historia de Venezuela, que es la misma de Argentina y de otras naciones: “Líderes culpando al liberalismo de todos los problemas y prometiendo que si llegan a la presidencia beneficiarán al pueblo con medidas como becas, apoyos y nacionalizando recursos naturales”.

Señaló que debe tenerse cuidado porque cuando los socialistas afirman que algo será del Estado o del pueblo en realidad lo que quieren decir es que será de ellos; es decir, de la clase gobernante, puesto que es un hecho que los líderes socialistas, ya sean Mao, Castro, Allende o Maduro, terminan “viviendo como reyes, llenos de lujos y riqueza”.

Está comprobado, puntualizó, que el liberalismo con políticas bien aplicadas y gobiernos generalmente honestos logran sacar de la pobreza a entre 10 y 20% de su población, a diferencia de los regímenes socialistas-populistas que mantienen a la gran mayoría de su gente en pobreza e incluso pobreza extrema, sin siquiera darles la oportunidad de salir adelante: “Se debe reconocer el progreso que se ha alcanzado con el liberalismo en términos de bienestar, desarrollo, movilidad social y estabilidad”.

Fe en la gente

Kaiser planteó la pregunta de cómo es posible que habiendo mayores beneficios para la gente con el liberalismo, los pueblos niegan el avance y se suicidan política y económicamente: “¿Cuál es el problema? Pues que la gente cree que el avance es muy lento y exige celeridad. Al no haber un mayor avance aceptan que llegue un líder populista prometiendo que va a enterrar el liberalismo y con ello acabarán con la pobreza”.

¿Pero por qué se les cree a los populistas? Porque hay frustración en las sociedades y “cuando tienes una narrativa llena de negatividad, con argumentos de que los liberales son malos, son los culpables, entonces polarizas a la gente y lo capitalizas políticamente”.

Añadió: “Sabemos muy bien lo que pasa con los populistas: destruyen la fe de los individuos en sí mismos y ese es el peor problema. Es un problema síquico muy profundo, porque te dicen: ‘Tú no puedes, tú no vas a salir adelante; ¿y sabes por qué?, pues porque hay un culpable malo que es el rico, el liberal’. Entonces aniquilan tu autoestima”.

Finalmente, te dicen: “Como tú no puedes solo, vota por mí, porque el que te va a salvar soy yo. Dame el poder”.

Los liberales, aseguró el economista, “tienen una tremenda fe en que cada individuo es capaz de salir adelante, que no necesita que le den una beca o una bolsa de harina”.

¿Qué hacer? ¿Cómo defender al liberalismo? No es fácil, aceptó: “Tenemos que ser muy valientes y muy claros en las ideas. Y demostrar a los líderes populistas que están en un error al pensar que la gente no es capaz de salir adelante por sí misma, cuando lo único que necesita son espacios de libertad y buenas instituciones que brinden oportunidades”.

Aseveró que “debemos defender con mucha energía estas ideas de la libertad y la dignidad individual, todo el tiempo. Y no permitir que nos digan esto, porque cuando se instala ese diagnóstico ya nos ganaron la batalla: cambiaron la manera de pensar de las personas y esto beneficia a los populistas y demagogos que nos quieren convencer de que ellos son la salvación”.

Además, “tenemos que estar en los medios de comunicación, en las universidades, en las escuelas a todos los niveles, en todas partes, combatiendo ese falso discurso con un lenguaje claro y hay que repetirlo todo el tiempo”.

Así concluyó el diálogo de Axel Kaiser en el Centro Ricardo B. Salinas Pliego, que impulsa y crea espacios de diálogo y reflexión para detonar la conversación en torno de las ideas de la libertad, la educación económica y la construcción de entornos más libres y prósperos.