CRISTINA RIVERA GARZA, PRIMERA ESCRITORA EN EL COLEGIO NACIONAL

“Creo en escrituras capaces de producir presentes”.

Esaú Sánchez
Nacional
COLEGIO NACIONAL

El 21 de julio la escritora Cristina Rivera Garza ingresó de manera oficial al Colegio Nacional (Colnal), convirtiéndose en la primera escritora que forma parte de la institución.

Al anunciar en enero a Rivera Garza como la nueva colegiada que ingresaría en 2023, el químico Eusebio Juaristi destacó su gran trayectoria literaria y su capacidad para tratar temas actuales con frescura y originalidad.

En aquel entonces Juaristi señaló que la labor de Rivera Garza “será esencial para promover la literatura de nuestro tiempo”.

De hecho, la escritora ha insistido en que ningún tema relevante para la sociedad puede ser tratado a partir de una sola disciplina, por lo que aboga por enfoques más completos, con perspectivas interrelacionadas.

“Confío en que el Colnal me ayudará a expandir la multidisciplinariedad, uno de los temas más urgentes en el mundo actual”, dijo.

Agregó que contribuirá con “un diálogo fluido y constante sobre temas que son centrales a mi trabajo y pensamiento” en ciudades como Tijuana, Oaxaca o la propia Ciudad de México (CDMX).

Cabe recordar que el Colnal cumplió 80 años a mediados de mayo y una de sus consignas más recientes ha sido elegir a sus nuevos miembros por un principio de paridad de género.

El antropólogo Claudio Lomnitz puntualizó que “eso responde, aunque con algún atraso, a un cambio en la naturaleza de lo público y del mundo cultural”.

Así, el ingreso de Rivera Garza es muestra de que para el Colnal el estudio, las ciencias sociales, la literatura y las humanidades deben realizarse junto con abogadas, doctoras, filósofas, escritoras y lingüistas, a través de una perspectiva de género y atendiendo a la lucha de colectivos feministas y de buscadoras de familiares desaparecidos.

De hecho, la obra El invencible verano de Liliana (Random House, 2021) reconstruye la vida y muerte de Liliana Rivera Garza, hermana de la escritora y víctima de feminicidio en 1990.

El libro, que ganó el Premio Xavier Villaurrutia en 2021, fue un ejercicio de duelo, de justicia, de preservación de la memoria y un llamado de atención a las autoridades.

Para la autora la literatura es también activismo: “Toda escritura tiene la capacidad de convocar, es decir, de crear comunidad. En la práctica creativa se lleva a cabo una imbricación profunda y rabiosa, capaz de producir realidad. Mucha de mi labor como escritora, aunque también como docente, se basa en trabajar de cerca con el lenguaje para cuestionar y subvertir las narrativas heredadas”.

Otro de sus textos más recientes es Autobiografía del algodón (Random House, 2020), un tapiz de historias donde participan José Revueltas, la propia Rivera Garza, Tamaulipas, Estados Unidos y donde se mezclan la pobreza y la migración.

Lección inaugural

El 21 de julio, como parte de su ingreso al Colnal, Rivera Garza presentó en el Aula Mayor su lección inaugural titulada Escribir con el presente: archivos, fronteras y cuerpos. A través de ella, repasó algunos de los puntos más llamativos de su trabajo literario.

Su discurso comenzó, irónicamente, aludiendo a la escritura desde el pasado: “Empiezo a hablar del presente con una historia muy vieja, tal vez porque el pasado nunca se va del todo”.

Al respecto señaló que este tipo de narrativa, construida sobre lo sucedido y cuyo objetivo muchas veces es no dejarle nada al olvido, no es particularmente innovadora, puesto que otros autores han “complicado las historias oficiales donde los migrantes y las mujeres brillan por su ausencia o son reducidos con frecuencia a caricaturas de sí mismos”.

Lo anterior, en opinión del colegiado Juan Villoro, quien también participó durante la lección inaugural, es muestra de que la escritora parte de “la ausencia, de lo que no está ahí, de los movimientos de quienes buscan algo que no han visto ni conocen”.

Así, el pasado se revela como algo dominado por relatos que omiten, que niegan y que ocultan. “Mi tarea como escritora en estos y otros materiales es explorar y desbrozar, subvertir y complicar esas narrativas que se presentan como cosa dada o como condición de existencia. Pero esto no es algo que se logra aisladamente”, agregó Rivera Garza.

De ahí nace también su necesidad artística de tener presente a sus ancestros, a sus abuelos, mismos que fueron parte de una comunidad indígena en San Luis Potosí y vivieron en carne viva la migración durante los primeros años del siglo pasado. “Sabían lo que era el hambre, la oscuridad de los tajos, el peligro del derrumbe. La inminencia de la asfixia. Los nombres de esa pareja de migrantes, que ahora podríamos denominar refugiados climáticos, eran José María Rivera Doñez y María Asunción Vásques, mis abuelos paternos”, relató.

Más adelante resaltó que decidió contar la historia de sus abuelos y del feminicidio de su hermana porque son experiencias personales que “han cuestionado de múltiples formas mi tarea como escritora; porque son, también y por desgracia, experiencias que comparto con muchos otros en este mundo signado por una guerra sin cuartel contra las mujeres y contra los migrantes por igual”.

De hecho, a sabiendas de que será la primera escritora dentro del Colnal, aprovechó para señalar su relación con la literatura escrita por mujeres: “Yo le debo muchísimo a varias escritoras como Rosario Castellanos, Elena Garro, Inés Arredondo, Rosa Beltrán y Ana Clavel. Mi relación con su literatura es vasta, entrañable y de profunda gratitud”.

La nueva colegiada concluyó su lección puntualizando que ella no escribe de lo que sabe, sino que lo hace “para saber y para complicar lo que se presenta como sabido. No creo en una literatura autónoma, en su torre de marfil, sino en escrituras capaces de producir presentes y, aún más, junto con el presente”.