PIÑÓN ROSA: “EL DIAMANTE DE LOS FRUTOS SECOS”

Martha Mejía
Nacional
Piñón rosa

Además de servir para la preparación de diversos platillos, como los tradicionales chiles en nogada, postres, dulces, panes y hasta pulque, el piñón rosa ofrece a quien lo consume grandes beneficios debido a su valor nutricional: sus semillas contienen vitaminas y nutrientes esenciales para la salud, además de ser un verdadero deleite para el paladar.

No obstante, su valor no solo se reduce a lo gastronómico, porque el árbol del que se cosecha, el Pinus cembroides Zucc, tiene un uso potencial para reforestar desde bosques siniestrados o deforestados hasta ciudades, jardines y camellones debido a sus características fenológicas.

Consciente de todo ello, en 2004 Laura Ávila emprendió junto con su hermano un proyecto cuya pieza clave es la trazabilidad: va desde el cultivo y resguardo de una plantación de más de 130 árboles de Pinus cembroides Zucc, pasando por un vivero en el que ahora se reproduce la especie, hasta la selección y comercialización artesanal de la fruta y la semilla.

“En el vivero nos dedicamos a germinar el árbol del piñón, recolectamos la semilla, pero también sacamos el fruto de la producción de nuestros árboles, es decir, el piñón rosa. Nuestra plantación se ubica en San Cristóbal Poxtla, en el municipio de Ayapango, en el Estado de México. Se trata de un pequeño ecosistema al que yo llamo el mundo del piñón”, dice a Vértigo la también antropóloga social durante un recorrido por la plantación.

Nobleza

A pesar de que el principal uso de esta especie es alimenticio, se ha demostrado que el Pinus cembroides Zucc es una especie adecuada para reforestar zonas áridas erosionadas; asimismo, es un árbol recomendable para decorar parques, jardines, campos deportivos y camellones; e incluso puede usarse como árbol de Navidad.

El piñón (P. cembroides) tiene una de las distribuciones geográficas más amplias en México. Se presenta tanto en zonas áridas de transición como en bosque y bosques templados. Se trata de una especie de alto potencial adaptativo, resistente a heladas, sequías y temperaturas elevadas.

“Tiene varias bondades. Una de ellas es que es un árbol que retiene el agua y no requiere tanta cantidad de la misma; regenera suelos; la planta requiere poco mantenimiento y esto puede ser una oportunidad para aquellos lugares que están erosionados o donde se quiere reorganizar los espacios agrícolas o forestales; se pueden utilizar también como cortinas en los espacios agrícolas o en jardines; y a la larga es un árbol frutal, pero también se puede utilizar como un árbol decorativo”, indica Ávila.

Por ejemplo, agrega, puede tenerse un árbol de un año y colocarlo en una maceta, cuidarlo, verlo crecer, y puede servir como un bello árbol de Navidad decorativo. Pero en cinco o seis años puede dar frutos; es decir, después de ese lapso se puede llevar a un espacio más grande y trasplantarlo, pero también tenerlo en un jardín. Es un árbol que se mantiene verde todo el año.

De acuerdo con los especialistas su limitado incremento de altura anual significa una ventaja al sembrarse en las ciudades, pues evita las podas de mantenimiento periódicas y sus bajas necesidades de agua aumentan su sobrevivencia a través de los años.

“En el vivero nosotros comenzamos con la germinación de las semillas; este proceso lleva aproximadamente tres meses. Posteriormente las ponemos en los contenedores para que ahí germinen. En lo que empiezan a brotar son más o menos 15 días que se tienen en el vivero. A los 3 meses se trasplanta la plántula. Tenemos árboles de uno a tres años para su comercialización”, indica por su lado Lizbeth Zúñiga, ingeniera agrónoma en horticultura, quien también labora en el vivero y en la plantación.

En este sentido, Laura Ávila puntualiza que “lo que nos hace diferentes es que llevamos un registro de cada árbol que tenemos y que producimos (trazabilidad); este registro nos permite tener árboles, plantas, semillas y frutos de excelente calidad y con un rendimiento de hasta 96 por ciento”.

Manjar

Los conos o piñas que se obtienen del pino son de cinco centímetros aproximadamente y entre sus escamas se producen las semillas subcilíndricas de diez milímetros de largo, de color café negruzco y superficie dura, que una vez retirada su cáscara ofrece la semilla rosada que se comercializa.

“De cada kilo de semilla se saca una producción de unos 230 a 240 gramos de fruto; es decir, se requieren cuatro kilos de semilla para sacar un kilo del fruto”, explica Ávila.

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A nivel internacional se comercializa como una fruta seca, la más cara del mundo; por tal motivo se ha ganado el sobrenombre de “el diamante de los frutos secos” en países como Chile, España, Turquía o Portugal.

“Se tiene información acerca de que el principal productor de piñón rosa es Rusia y China su principal comercializador, mientras que Estados Unidos es su principal consumidor. En México este fruto es muy recurrido por su sabor, pero también por su alta calidad nutrimental. Es un fruto que se utiliza en la cocina mexicana, pero además tiene propiedades que ayudan a la vida saludable, como vitamina E, Omega 3 y 6. Puede ser un muy buen alimento para el cerebro, por ejemplo”, dice Ávila.

De acuerdo con los especialistas los piñones rosas ayudan a reducir los niveles altos de colesterol malo y subir los buenos. Esto es posible porque son ricos en ácidos grasos de calidad. Contiene ácidos grasos Omega 3 y Omega 6, lo que posibilita la estabilización de los niveles de colesterol en la sangre. Al mismo tiempo, son una fuente de proteínas naturales.

Estos frutos secos son muy beneficiosos para los problemas circulatorios y para los trastornos relacionados con la salud cardiaca en líneas generales. Además, su contenido en hierro ayuda a prevenir la anemia, entre otras bondades.

Cosecha

Ávila señala que es en octubre cuando se inicia la temporada de piñón. “Nuestros árboles tienen aproximadamente 22 años, son los que están produciendo; no obstante, la polinización comienza en marzo y abril, que es cuando el cono comienza a agrandar; posteriormente con la época de lluvia se pone verde; y en octubre ya se puede apreciar que el cono está lleno de semilla; ahí es cuando se pueden recolectar los conos, se bajan del árbol y se ponen a secar en unos costales para que pierdan humedad y se desprendan las semillas, para finalmente abrirlas y seleccionar los frutos que vamos a comercializar”.

Añade que “tenemos un registro por fecha y tamaños; es decir, llevamos un registro riguroso tanto de los árboles productores, de los árboles que producimos en el vivero, de las semillas y también de los frutos; hay una parte de la producción que se destina (se registra y almacena) para hacer a futuro un banco de germoplasma. Ese, diría, es nuestro principal objetivo”.

El proyecto, que se puede encontrar en Facebook como Piñón Rosa Cultivado, también ofrece, a través de la plataforma Airbnb, una “experiencia” para vivir y conocer más acerca del ciclo de reproducción de este fruto dentro de un verdadero ecosistema de bosque.