OBSERVATORIO ASTRONÓMICO NACIONAL: DE LOS CUATRO MEJORES EN EL MUNDO

Martha Mejía
Nacional
Observatorio Astronómico Nacional

Este vigilante de las estrellas desarrolla hoy proyectos internacionales como SAINT-EX (para buscar exoplanetas) o el recientemente inaugurado Colibrí (telescopio robótico que detecta destellos de rayos gamma).

Impulsor y gestor de la astrofísica en México desde el siglo XIX, sus instalaciones han permitido contribuir a desentrañar los secretos del Universo y sin su existencia no se tendría el prestigio internacional que poseen los astrónomos mexicanos en la actualidad: a 95 años de su incorporación a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Observatorio Astronómico Nacional es catalogado como uno de los cuatro mejores del mundo.

“Además de ser una de las instituciones científicas más antiguas del país, es donde se realiza buena parte de la investigación en astronomía en México por parte de astrónomos no solo de la UNAM, sino de todo el país, pues ofrece su infraestructura a los astrónomos de diversas universidades y de todos los grupos de los centros Conahcyt. Es una infraestructura que, aun cuando está en custodia de la UNAM, pertenece a todo México”, explica a Vértigo Irene Cruz González, investigadora del Instituto de Astronomía de la Máxima Casa de Estudios.

Largo viaje

Instalado en un principio en la azotea de Palacio Nacional, en la incipiente capital mexicana, el Observatorio Astronómico Nacional se inauguró el 6 de marzo de 1877 con la finalidad de realizar observaciones periódicas de carácter meteorológico, así como estudios especiales de los fenómenos eléctricos, sísmicos, vulcanológicos y fenológicos de aquella época.

Posteriormente se trasladó al Castillo de Chapultepec y a la zona de Tacubaya, pero en 1929 se incorporó oficialmente a la UNAM y actualmente lo administra el Instituto de Astronomía.

Desde entonces desempeña un papel relevante en la formación de prestigiosos científicos mexicanos como Paris Pişmiş, Luis Enrique Erro, Silvia Torres Peimbert, Guillermo Haro, Gloria Koenigsberger y Arcadio Poveda, entre muchos otros.

En la actualidad existen dos sedes del Observatorio Astronómico Nacional. La primera está en Tonantzintla, Puebla (OAN-Tona), donde se desarrollan actividades de docencia y divulgación de la ciencia, además de ostentar proyectos como el Gran Telescopio Milimétrico (de 50 metros de diámetro, el más grande del país) y el proyecto HAWC (diseñado para detectar rayos gamma de origen cósmico).

La otra sede (y tal vez la más conocida) se encuentra en la Sierra de San Pedro Mártir, en Baja California (OAN-SPM), lugar que permite la ausencia de contaminación lumínica y de contaminantes atmosféricos. Esto se traduce en que además de ser un sitio muy hermoso lo hace ideal para las observaciones astronómicas.

“La principal contribución que se ha realizado en el OAN-SPM son las innumerables investigaciones en astronomía de todo tipo de objetos astronómicos, desde exoplanetas (planetas en otras estrellas), hasta galaxias y cúmulos de galaxias (las estructuras más grandes del Universo), pasando por nebulosas, cúmulos de estrellas en la Vía Láctea”, indica la astrónoma mexicana.

En este sentido, agrega, la astronomía es una ciencia que requiere desarrollo tecnológico muy importante en óptica, electrónica y mecánica, por lo cual el Instituto de Astronomía ha desarrollado grupos de implementación astronómica que son tecnólogos, algunos de ellos destacados investigadores. “Esto nos permite realizar proyectos multidisciplinarios y multinacionales como los que lleva a cabo el OAN”.

Condiciones privilegiadas

En este sentido, explica Cruz González, el OAN-SPM tiene instalados diez telescopios, varios de los cuales se obtuvieron a través de colaboraciones mundiales. Esto posibilita que se colabore con Estados Unidos, Corea, España, Grecia, Taiwán, Francia, China, Italia y otros países, gracias al interés por el excelente cielo nocturno en esta zona del hemisferio norte.

Sus instalaciones permiten el estudio de galaxias y nebulosas, además de la investigación en campos como la espectroscopía y la radiación electromagnética.

Por otra parte, profundiza la también investigadora emérita del Sistema Nacional de Investigadores (SNII), el Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir (donde se ubica el OAN-SPM) es un lugar privilegiado en el planeta para la astronomía, pero además es una gran reserva de oxígeno para toda la zona de Baja California.

“Es un bosque que está en extinción, característica que lo hace un lugar muy especial. Tiene, por ejemplo, los cielos más oscuros de todo el territorio nacional. Tiene además muchas noches al año sin nubes, totalmente despejadas. Y muy poca humedad. Esas son condiciones muy importantes, junto con la altura donde está San Pedro Mártir”, indica Cruz González.

Por ejemplo, puntualiza la especialista, en toda la costa este de Norteamérica, incluido México, Estados Unidos y Canadá, los dos mejores sitios para ejercer la astronomía se encuentran localizados uno en Hawái, donde hay muchos observatorios, y el otro (la joya de la corona nacional, el diamante astronómico) es San Pedro Mártir. Por ello, preservar este lugar, todo este ecosistema y la oscuridad de este cielo es crucial para poder continuar desarrollando investigaciones astronómicas.

En este sentido, Yair Emmanuel Krongold Herrera, director del Instituto de Astronomía, coincide al afirmar que el OAN-SPM es uno de los cuatro mejores sitios en el mundo para la observación astronómica debido a su altura, así como a la calidad de sus cielos oscuros y despejados.

Cruz agrega que actualmente en el OAN-SPM se desarrollan grandes proyectos de investigación, como el SAINT-EX (cuyo objetivo es buscar y localizar exoplanetas), así como el recientemente inaugurado Colibrí (telescopio robótico diseñado para responder de manera automatizada a las alertas que reciba del satélite franco-chino SVOM al detectar destellos de rayos gamma). Ambos proyectos se desarrollan en colaboración con Francia.