GENTRIFICACIÓN: UN FENÓMENO QUE MODIFICA LA IDENTIDAD DE LOS BARRIOS

“La causa principal de este suceso es el cambio en la estructura de las clases”.

Arturo Moncada
Nacional
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Desde hace algunas décadas es común hablar de transformaciones urbanas vinculadas, entre otros aspectos, a la aparición de nuevas formas de expansión metropolitanas, distintas a las que se desarrollaban en el pasado.

Se asume que estos cambios son producto del reemplazo del Estado como organizador de la seguridad y los servicios urbanos, por un mercado cada vez más activo en la privatización de uso del suelo.

Muchas de estas transformaciones se discuten a partir de un concepto que tomó relevancia en los últimos años: la gentrificación.

El término, acuñado en el contexto urbano londinense desde 1964 por la socióloga Ruth Glass, hace referencia a procesos de renovación urbana de viejas zonas céntricas de las ciudades como producto del arribo de estratos medios y altos, así como el desplazamiento de sectores pobres que originalmente residen en ellos.

Por lo tanto, la definición tradicional implica dos cosas: reestructuración urbana y recambio de clases sociales.

Considerando únicamente los aspectos materiales de estas transformaciones, la gentrificación implica dinámicas de extracción de renta de suelo y la distribución desigual de las ganancias obtenidas en ello.

Todo lo anterior tiende a ser conducido con mayor fuerza por agentes inmobiliarios.

Así, en términos simples, la gentrificación se identifica como la transformación de la estructura socioespacial de los centros urbanos, que contribuye al crecimiento de un determinado lugar haciéndolo surgir a corto plazo con el desarrollo del comercio en todo su ámbito.

Este proceso se manifestó en Latinoamérica a partir de los noventa de la mano de políticas gubernamentales que utilizaron a las ciudades para su reproducción y transformación. Los estudios de gentrificación se incrementan especialmente en países como Chile, Argentina, México o Brasil, donde las tasas de crecimiento y expansión urbanas registran cambios significativos.

México

Aunque la gentrificación se identifica como el proceso por el cual una población originaria de un sector o barrio generalmente céntrico, por el atractivo es progresivamente sustituida por otra de un nivel adquisitivo mayor. Divar Castro, sociólogo y experto en el tema, indica que “no siempre se trata del desplazamiento o movimiento de la población de menores recursos de las zonas reestructuradas; la causa principal de este suceso es el cambio en la estructura de las clases, lo cual viene ocurriendo desde hace ya más de 40 años como resultado de la desindustrialización por la clase obrera y la aparición de los procesos de globalización que genera el crecimiento de la clase media”.

Por lo tanto, explica, “gracias a estas permutaciones se evidencia que los procesos de renovación o de revitalización de barrios o colonias provocan un rápido aumento del precio del suelo, de la vivienda y de los alquileres, resultado de la adaptación del lugar para los nuevos residentes a quienes se identifica como aptos para impulsar estos cambios para su supervivencia o bienestar de vida”.

El impacto de este cambio agresivo en precios, perspectivas culturales, identidades sociales y mutación del suelo fuerzan la rápida salida de los residentes nativos de bajos ingresos y excluyen la llegada futura de residentes similares a los expulsados debido a los modelos impuestos, mediante los cuales las zonas obreras o degradadas de la ciudad se transforman en espacios residenciales de y para la clase media alta.

Luis Alberto Salinas, investigador del Instituto de Geografía (IG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que “la gentrificación de colonias y barrios céntricos en las grandes ciudades de América Latina solamente beneficia a los desarrolladores inmobiliarios, a los empresarios y al turismo”.

En este sentido, los especialistas señalan que la gentrificación es un fenómeno de reconquista de las áreas centrales y consolidadas de las ciudades por el poder económico, en especial cuando se apropian de esos espacios agentes inmobiliarios privados y se busca la capitalización de renta del suelo.

Salinas coincide en que “este movimiento social lo detona una fuerte inversión de capital en desarrollo inmobiliario y comercial que cambia el paisaje urbano, tanto físicamente con la aparición de fraccionamientos y comercios, bares y restaurantes, como socialmente, ya que donde vivía gente de clase baja ahora conviven la media y alta”.

En nuestro país, ejemplo de esto se encuentra en las colonias Condesa, Roma y el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde desde hace algunos años las rentas se han disparado.

Como consecuencia, las edificaciones son habitadas por más personas de otros segmentos socioeconómicos y, por lo tanto, se transforma por completo la fisonomía urbana.

Es decir, las personas originalmente habitantes de la zona comienzan a salir por no poder ya sostener el nivel de vida a consecuencia del desarrollo inmobiliario y comercial, que propicia aumentos en costos de predial, agua, luz y otros servicios. Por ende, tanto los colonos que ya no pueden costearse la vida en esa zona como quienes tienen recursos suficientes pero observan cambios significativos en su barrio, se marchan a otros sitios de la ciudad.

Extranjeros

Cuando un barrio por su ubicación, arquitectura, oferta de servicios y transportes se vuelve atractivo para gente de mayores ingresos, quien se queda a vivir ahí es quien puede pagar más.

De unos años para acá los alquileres en las colonias Roma y Condesa de la Ciudad de México se incrementaron de manera relevante. Estas zonas se han vuelto un lugar exclusivo para vivir en la capital del país y extranjeros con mayor poder económico que los mexicanos se benefician porque, a comparación de las rentas en sus países, aquí los precios para ellos se han vuelto accesibles.

Para el profesor de urbanismo y consultor Daniel Pérez la llegada de extranjeros a estas zonas se adapta a la lógica del mercado. “Los propietarios de inmuebles en el área están en su derecho de rentar a quien mejor les pague. Incluso los dueños de viviendas y terrenos que venden sus propiedades con valor arquitectónico histórico a inmobiliarias no tienen limitaciones”.

Añade que si alguien renta en una zona de gentrificación le suben la renta, “porque hay otras personas dispuestas a pagar una más alta. Pero también los servicios se comienzan a encarecer porque hay quien paga más. La crítica a esto es que se trata de una forma de expulsión de la población local”.

Cabe señalar que con la pandemia de Covid-19 los métodos y formas de trabajo cambiaron. El cambio más practicado sin duda fue el de trabajo a distancia. Muchos extranjeros aprovecharon esta forma de trabajo como una oportunidad para asentarse durante algunos meses en algún otro país que ofreciera buen servicio de internet, variedad de cafeterías, espacios de trabajo (coworkings) y precios baratos.

Y uno de esos países fue México, que además impuso pocas restricciones sanitarias para el ingreso de extranjeros ante la pandemia. Sin duda, uno de los lugares favoritos de muchas de estas personas conocidas como nómadas digitales.

Sin embargo, la abogada experta en derecho a la vivienda Carla Escoffié indica que los nómadas digitales específicamente no producen la gentrificación, sino que representan una etapa avanzada de procesos de gentrificación, especulación inmobiliaria y turistificación.

La experta dice que cada ciudad tiene sus particularidades y cuando finalice oficialmente la pandemia y el trabajo presencial vuelva a ser central, habrá otros procesos que puedan alentar la gentrificación, por lo que se debe tener cuidado de caer en el error de que todo es gentrificación.

“Los problemas que hay en las ciudades son procesos muy distintos que a veces se entrelazan, comparten dinámicas pero son diferenciados: la especulación inmobiliaria, las burbujas inmobiliarias, la gentrificación, todas impactan en los costos de vida, en el acceso a la vivienda. Se pueden dar a la par, pero no son lo mismo”, indica.

Escoffié afirma que “la gentrificación no la provoca el trabajo remoto y no son únicamente extranjeros; el problema no son las personas: es la dinámica que está ocurriendo en un barrio y la pueden alentar también personas nacionales”.

Para los expertos es importante atacar el problema de la gentrificación en cuanto a la revalorización de áreas centrales de grandes ciudades, pues al expulsar a población nativa se incrementa la segregación residencial a la periferia.

Luis Alberto Salinas indica que para disminuir o aminorar las consecuencias negativas de este fenómeno en barrios o colonias céntricas los gobiernos locales deben aplicar la normatividad para que “no sean espacios que generen exclusión por sí mismos”.

Propone que si un desarrollador inmobiliario va a construir un edificio con un determinado número de departamentos para un sector medio residencial, un porcentaje se destine para trabajadores, es decir, vivienda de interés social. Esto es posible con la aplicación de las normativas por órganos locales.

Etapas de la gentrificación de una colonia o barrio

Abandono En la zona van degradándose los servicios básicos como escuelas, clínicas, servicios de agua, etcétera.

Estigmatización Difusión de un imaginario que denuncia inseguridad y pobreza en el lugar.

Especulación Grandes grupos inmobiliarios compran propiedades por doquier.

Encarecimiento Aumento del costo de servicios, valor del suelo e impuestos.

Expulsión Separación de los residentes de la zona por convenio o por la fuerza.

Comercialización El barrio o colonia se pone de moda y se consolida para la vivienda, el comercio y el turismo.

Fuente: Wordpress