EL FUTURO DEL GAS NATURAL EN MÉXICO

“Se tiene que presionar para expandir el almacenamiento”.

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Gas Natural

A fin de incrementar la producción del gas natural en nuestro país la presidenta Claudia Sheinbaum anunció dentro del Plan México algunas acciones para acelerar la soberanía energética, entre las cuales destacó la reducción de la importación de este recurso invaluable desde Estados Unidos.

En este sentido, anunció que la intención es pasar “de producir tres mil 834 a cinco mil millones de pies cúbicos diarios en 2030, a través de la recuperación sustentable de gas”.

La iniciativa se acompaña de otras acciones, como el incremento de la obtención de gasolina, diésel y turbosina en 30%; el aumento en inversiones en generación eléctrica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE); el inicio de 59 proyectos de inversión para fortalecer la Red Nacional de Transmisión y Distribución; el robustecimiento del contenido nacional de las compras de la CFE; y la aprobación de los permisos para la generación de energía renovable, garantizando que 54% de la generación eléctrica sea pública.

Víctor Rodríguez Padilla, director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), dijo a su vez que en los próximos años “el gas natural será finalmente prioritario para el sector de hidrocarburos del país”.

La estrategia incluye no solo aumentar la producción sino también reducir la quema de gas mediante la construcción y modernización de la infraestructura; maximizar la recuperación y aprovechamiento de gas en varios campos; el desarrollo de otros y la reducción de las emisiones fugitivas de metano, enumeró Rodríguez Padilla.

Según datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), alrededor de 60% del gas natural en México se utiliza para producir electricidad.

A causa de sus características únicas, grado de eficiencia y bajas emisiones contaminantes, este recurso es un pilar en varios sectores de la industria y en la actualidad resulta por mucho la principal fuente de energía, pues las renovables tienen 10% de la producción, mientras que las hidroeléctricas casi 9 por ciento.

Sin embargo, de acuerdo con la Secretaría de Energía (Sener), más de 70% de nuestra demanda de gas es importada desde Estados Unidos.

En el último Prontuario Estadístico publicado por la misma institución las gráficas indican que a inicios de 2024 el consumo promedio fue igual a siete mil 916 millones de pies cúbicos diarios, de los que cinco mil 633 millones de pies cúbicos diarios fueron traídos de EU, mientras que el resto, dos mil 283 millones de pies cúbicos diarios, se produjo en el país.

Panorama

En exclusiva para Vértigo, Ramsés Pech, analista de la industria energética, declara que la dependencia de México al gas estadunidense es un fenómeno reciente: “En 2008 nuestro país generaba una cantidad de gas bastante buena”.

De hecho, datos de la Sener indican que en 2008 se producían al día siete mil millones de pies cúbicos, casi el triple de lo que se produjo a finales de 2024.

Sin embargo, por esos mismos años Estados Unidos incursionó en la extracción de gas mediante el fracking —una técnica que consiste en inyectar agua a alta presión, mezclada con químicos y arena en formaciones geológicas— y con este método sus números aumentaron exponencialmente, al grado de volverse el mayor productor de petróleo y de gas del mundo, con lo cual “en 2015 alcanzaron su máxima cifra con más de 80 mil millones de pies cúbicos diarios”.

Según Pech dicho incremento se originó en 1973 con la denominada Crisis del Petróleo, pues luego de que los países de Oriente Medio se negaron a venderle este recurso “Estados Unidos hizo varias regulaciones en sus leyes para tener centros de almacenamiento estratégico. De modo que en 2015 se volvió un país hegemónico de la industria energética, superando incluso a Arabia Saudita”.

—En ese contexto, ¿qué podía hacer México?

—Si salía más barato comprarle el gas a Estados Unidos ya no era conveniente seguir produciendo, pues hasta antes de 2012 la perforación de los pozos era trabajo de Pemex y para ello tenía que contratar a diversas compañías: ya no era negocio.

Tal fenómeno se observa en las cifras. A partir de 2015, México pasó de producir tres mil 824 millones de pies cúbicos diarios a tres mil 375 y comenzó a importar mayores cantidades de gas, pasando de dos mil 885 millones de pies cúbicos diarios a tres mil 780, hasta alcanzar las cifras que hoy conocemos.

Otro de los factores por lo que comprar resultó más conveniente, explica Pech, es por el tipo de gas que se requiere para producir energía: “Pemex no satisface las necesidades que tiene la CFE de un gas seco, pues el que se extrae de las cuencas de Campeche es húmedo y se debe procesar”.

A diferencia del gas seco, que cuenta con menores cantidades de ácido sulfhídrico, el húmedo —también conocido como asociado— “tiene ciertos líquidos impregnados y si lo quieres utilizar para generar electricidad, es decir, si intentas meterlo directamente a una turbina, no funciona”.

Por su parte, el gas estadunidense “es muy rico porque no tiene nitrógeno, de modo que si quisiéramos adquirir un gas más seco podría ser el que hay en la Cuenca de Burgos”, pero la extracción de este representa apenas 40% de la producción total.

Además, “se tendría que hacer la fractura hidráulica, o fracking, y eso está prohibido en México”.

¿Y ahora qué?

De acuerdo con Pemex la estrategia para aumentar la producción a cinco mil millones de pies cúbicos diarios en los próximos seis años consiste en perforar mil 58 nuevos pozos y hacer 970 reparaciones, lo que representa una inversión de 238 mil millones de pesos, en cuatro puntos clave: Burgos, Quesqui, Ixachi y Bakte.

Sin embargo, asegura el experto, tres de ellos, Quesqui, Ixachi y Bakte, producen gas húmedo. Esto significa que habría que gastar un poco más de dinero, pues “una vez extraído se tendría que mandar a Cactus, Nuevo Pemex y Ciudad Pemex, las plantas de filtrado ubicadas en el sureste del país, donde se le quitaría el exceso de hidrocarburos líquidos”.

De lo contrario, “podrían repetirse los apagones”, como el que afectó hace pocas semanas al sur del país dejando a Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán sin luz durante varios lapsos.

El motivo de la ausencia de electricidad, según informó la CFE en un comunicado, fue por “la mala calidad de gas natural ocasionada por un alto índice de humedad en el gasoducto de Makayán”.

Sumado a ello, Pech resalta que es indispensable que México atienda el problema de almacenamiento, pues actualmente cuenta con una reserva que solo alcanzaría a cubrir la demanda de dos días en caso de una contingencia: “Se tiene que presionar para expandir el almacenamiento de gas natural. Hace tiempo Senegas sacó un proyecto para guardarlo en cavernas, pero no prosperó. Estados Unidos tiene cavernas, Europa, China y Japón también. Ellos tienen una reserva de entre 50 y 90 días. ¿Nosotros para cuándo?”

La postura del también asesor de energía coincide con las sugerencias que el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y la Asociación Mexicana de Gas Natural (AMGN) le hicieron al gobierno federal para garantizar la seguridad energética del país.

Entre ellas destacaron la de “facilitar las asociaciones de Pemex con otros operadores petroleros para detonar la producción nacional” y la de “retomar la política de almacenamiento de gas natural de 2018, con el objetivo de alcanzar cinco días de inventarios en el mediano plazo”.

Relación bilateral

Sobre la relación comercial de México y Estados Unidos en torno del gas en medio de las amenazas arancelarias de Trump, el especialista Ramses Pech señala que “todo dependerá de la revisión de las cláusulas del sector de energía que se va a hacer del TMEC en 2026”.

Sobre todo, puntualiza, del capítulo que señala que “la extracción de los hidrocarburos es potestad de la nación”.

Mientras tanto, apunta, la reciente publicación de las leyes secundarias en materia energética “servirá para que México pueda tener una mayor participación de capital privado, siempre y cuando no existan conflictos de intereses”.