Un estado pletórico de bellezas naturales, imponentes paisajes montañosos, desiertos impecables, barrancas llenas de praderas y vegetación boscosa.
Es el estado más grande del país, lo que representa la octava parte del total del territorio nacional, pero además de su tamaño también lo hace magno el hecho de que posee algunas de las mejores atracciones turísticas de todo el norte de México y del mundo.
Para los especialistas en materia de esparcimiento Chihuahua está lleno de atractivos naturales e imponentes paisajes montañosos, desiertos impecables, pero al mismo tiempo barrancas llenas de praderas y vegetación boscosa para vacacionistas de altura.
Su relieve, dicen los expertos, está diseñado para quienes tienen espíritu aventurero, ya que tiene mucho que ofrecer al respecto, mientras que la capital estatal sigue conservando la amabilidad de su gente, lo que aunado a su infraestructura turística de calidad nutre a casi todas las actividades económicas de la entidad.
En su capital la Plaza de Armas es un buen punto de referencia para iniciar un recorrido por la urbe, ya que este parque fue la primera plaza pública oficial de la Villa de San Felipe el Real, hoy la ciudad de Chihuahua.
Además, la Catedral de Chihuahua es otro distintivo de la zona para los visitantes, cuyo templo es considerado como el más importante de estilo barroco en el norte de México y se encuentra justo frente a la Plaza de Armas.
Fuera de lo citadino se puede disfrutar del Teleférico, transbordador aéreo en el cual es posible realizar un recorrido al vacío de casi tres kilómetros sobre las hermosas y espectaculares Barrancas del Cobre, sin duda algo inolvidable y único.
El ferrocarril conocido como El Chepe es otro de los grandes atractivos turísticos de la entidad y atrae a viajeros nacionales e internacionales. Este medio de transporte conecta a Chihuahua y Sinaloa. Sin duda es una experiencia inolvidable recorrer paisajes espectaculares a través de pueblos y barrancas donde habitan indígenas rarámuris, con quienes puede convivir para conocer más acerca de sus costumbres y tradiciones.
Cabe destacar que muchos de estos atractivos se encuentran a menos de 100 kilómetros a la redonda, por lo que una buena idea para trasladarse es contratar un tour o bien rentar un auto y tomar la capital como centro de partida para planear los recorridos.
Magia
Sin duda, por su maravillosa ubicación geográfica, su riqueza histórica y múltiples servicios turísticos para todos los presupuestos, los cinco Pueblos Mágicos de Chihuahua son toda una aventura por descubrir, ya que todos tienen atractivos y elementos emblemáticos que los convierten en destinos inigualables.
Por ejemplo, desde Creel lleva al menos tres horas llegar a Batopilas a través de una carretera pavimentada que serpentea hasta el fondo de una de las barrancas más profundas de la Sierra Madre.
Desde 2012, con la designación y consecuente promoción de Batopilas como Pueblo Mágico, este hermoso lugar experimentó un notable aumento en el número de visitantes.
Este tesoro de la Sierra Madre destaca no solo por su impresionante entorno, sino también por la calidez y amabilidad de sus habitantes.
Otro lugar mágico es Creel mismo: la historia cuenta que cuando las vías del ferrocarril Chihuahua-Pacífico llegaron en 1907 a esta meseta con dos mil 300 metros de altitud, alrededor de la estación empezó a crecer el comercio y conforme se fue explorando el entorno se descubrieron en sus alrededores bellezas naturales extraordinarias.
Así Creel se convirtió en la puerta de entrada y base para conocer los secretos de las Barrancas del Cobre y de sus habitantes naturales, la nación de los Rarámuri. Los hoteles y demás servicios turísticos han crecido y sus guías se han especializado en segmentos de naturaleza, aventura, rural y deportivo.
Continuando más hacia el sur por un poco más de tres horas encontrará Guachochi. Ahí están dos de las más espectaculares barrancas de la Sierra Tarahumara, la Sinforosa, conocida también como “la reina de las barrancas”, y las Cumbres de Guerachi.
En Guachochi hay una gran concentración de pobladores originarios. Asegúrese de visitar el pueblo Misional de Norogachi, donde los rarámuris danzan en el atrio de la antigua misión en Semana Santa y en fechas como el día de la Virgen de Guadalupe y el día de la Virgen del Pilar.
Cada julio se celebra el Ultramaratón de los Cañones, uno de los eventos más sobresalientes del Festival Internacional de Turismo de Aventura.
¿Y qué tal la ciudad ancestral de Paquimé? Tiene una rica historia que se remonta a varios siglos atrás, al ser el epicentro del intercambio cultural entre las civilizaciones precolombinas del norte de México y el sur de Estados Unidos.
Esta ciudad milenaria ha sido reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio Cultural de la Humanidad y más recientemente obtuvo el título de Pueblo Mágico.
Visitar la zona y el Museo de las Culturas del Norte que se encuentra anexo al sitio arqueológico es una experiencia imperdible.
Finalmente, Hidalgo del Parral es otro lugar emblemático por las grandes riquezas obtenidas del subsuelo que se muestran en sus hermosas mansiones, iglesias, templos, y plazas.
La mina La Negrita produjo plata por más de 300 años. Su título de capital del Mundo de la Plata, otorgado por el Rey de España, no fue casualidad y sus habitantes resguardan celosamente sus historias, leyendas, tradiciones y el encanto de un pueblo minero.
Cabe resaltar que todos los años alrededor del aniversario luctuoso de Francisco Villa se celebran las Jornadas Villistas, ya que el revolucionario fue emboscado en este pueblo el 20 de julio de 1923, por lo que se honra su memoria con presentaciones culturales que involucran conciertos, teatro, literatura, exposiciones y el arribo de la Gran Cabalgata Villista.
Así, Chihuahua es un estado tan grande y generoso, que ofrece atractivos naturales únicos en el mundo.