ADIÓS CONAHCYT; HOLA, NUEVA SECRETARÍA

“El desarrollo científico y humanístico es prioridad”.

Esaú Sánchez
Nacional
CONAHCYT Claudia Sheinbaum

Con su vocación científica, la virtual presidenta electa anunció la creación de una nueva dependencia enfocada al desarrollo de la investigación, para lo cual deberá subsanar algunas fallas en el sector.

Como parte del establecimiento de la próxima administración federal la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, dio a conocer el 20 de junio que se creará una nueva Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SCHTI), misma que asumiría las funciones del actual Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt).

Sheinbaum detalló que “como científica, imaginarán que una de mis prioridades es el desarrollo científico, tecnológico y de innovación en el país”, y aprovechó para anunciar la designación de Rosaura Ruiz como la titular de la futura nueva institución.

“A Rosaura le di la tarea de crear las dos nuevas universidades: la de Rosario Castellanos y la Universidad de la Salud, para que sean parte del trabajo que ella desempeñará”, agregó.

En este sentido, además de promover la ciencia y las humanidades, la nueva SCHTI podría estar a cargo de una parte de la educación superior, específicamente la relacionada con centros de investigación y estudios de posgrado.

Más allá de su nombramiento, la expresidenta de la Academia Mexicana de Ciencias declaró que el paso del Conahcyt a una institución estatal es una gran noticia.

De hecho, puntualizó Ruiz, “hemos estado esperando durante mucho tiempo que la ciencia tenga otro nivel; y es muy distinto tener un consejo a tener una secretaría”.

El anuncio es esperanzador en la medida en que demuestra que la ciencia, las humanidades y la investigación son prioritarias para el proyecto de Sheinbaum. Pero no es claro si este interés también devenga en más presupuesto para dichas áreas: “Vamos a darle todavía un apretón más a los gastos de operación, con más austeridad republicana sin afectar los proyectos prioritarios; no es crear más burocracia, solamente elevar a rango de secretaría”.

Desde 2019 el presupuesto asignado al Conahcyt ha ido en aumento hasta llegar a más de 33 mil 170 millones de pesos, aunque sigue sin superar los 34 mil millones que le llegaron a destinar en 2016 y 2018.

El presupuesto para la SCHTI aún está en discusión: “Estamos en ese proceso y ya trabajándolo con el actual secretario de Hacienda, quien además va a continuar con nosotros”.

Limar asperezas

Para Brenda Valderrama, investigadora del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y miembro del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el anuncio, más que una promesa de crecimiento es “un guiño” a la comunidad científica del país, misma que llega a mitad de año “polarizada y fragmentada”.

Tan dividida estuvo la comunidad, que en marzo de este año María Elena Álvarez-Buylla, titular del propio Conahcyt, renunció a la Academia Mexicana de Ciencias señalando que la institución había sido “capturada por grupos de poder conservadores y usada para golpear al actual gobierno con el propósito de defender intereses particulares, so pretexto de la promoción de la ciencia, anulando el interés público”.

Más aún, hace un par de semanas el Conahcyt emitió un comunicado para desmentir a miembros de la propia comunidad científica que denunciaban un colapso en la ciencia e investigación nacionales: “Sus calumnias se encuentran en más de 100 notas publicadas durante las últimas semanas. En ellas vuelven a mentir flagrantemente, ignorando los hechos y grandes resultados: dicen que el gobierno del presidente López Obrador desdeñó y colapsó el apoyo a la ciencia, y que Conahcyt atacó a las comunidades académicas. Falso”.

En un párrafo dentro del documento señala, incluso, que algunos investigadores y exfuncionarios han tenido el atrevimiento de autoproclamarse representantes de “las verdaderas comunidades de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (HCTI)”.

La sola consideración de una comunidad “verdadera” es síntoma de una grave escisión.

De cualquier manera, Rosaura Ruiz comprende la importancia de dialogar con la comunidad científica y humanística; y luego de su nombramiento aclaró que se reuniría con los miembros inconformes con la actual gestión del Conahcyt: “La mayoría de ellos son amigos míos, son compañeros; diferimos en muchos temas en términos políticos, pero coincidimos en la importancia de la ciencia. Me reuniré con todos”.

La propia Valderrama, quien ha sido parte de dicho grupo de investigadores descontentos, apuntala que el paso del Conahcyt a una nueva secretaría debe estar sustentado en el diálogo y la apertura: “Si la secretaría aspira a recuperar la confianza de la sociedad deberá abrir canales formales e informales de comunicación y participación, asegurando también que esas participaciones realmente incidan en la toma de decisiones”.

Si se piensa bien, la designación de Ruiz, expresidenta de la Academia Mexicana de Ciencias, es una suerte de mensaje reconciliador por parte de Sheinbaum. Más a sabiendas de que la próxima secretaria ya reconoció la importancia de llegar a acuerdos.

Ahora solo falta saber si la propia constitución y organización de la nueva SCHTI atenderá las peticiones de la comunidad científica (la “verdadera”, que no es otra que la unida). Esto solo se sabrá cuando se presente la iniciativa de ley para su creación, algo que Sheinbaum adelantó que se haría en octubre o en enero del próximo año.

Status quaestionis

Entre otras cosas, el actual Conahcyt dejará un buen número de programas de becas y financiamiento que apoyan la formación de investigadores y científicos en diversas áreas del conocimiento. Becas nacionales y para el extranjero; apoyos para miembros de las comunidades indígenas y afromexicanas; y para madres que son jefas de familia y estudiantes, son algunos de los más conocidos.

Ruiz adelantó que se mantendrían todas las bases y programas del Conahcyt, pero que la instauración de la SCHTI vendría con un reordenamiento de las instituciones científicas del país: “Tenemos que hacer una reordenación como lo hicimos en la Ciudad de México, donde conformamos la red ECOs de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación; una red donde están todas las instituciones que hacen ciencia”.

Mantener dichos programas y financiamientos también facilita el aspecto presupuestal en la medida en que se sabe cuánto destinar a cada rubro, aunque al sumársele el trabajo en materia de educación superior será necesario ver si algunas becas se modifican en términos de montos o de cantidad de beneficiarios.

Lo anterior no sería enteramente raro, pues desde hace algunos años, incluso desde antes de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, el número de beneficiarios de los programas de becas en el extranjero ha disminuido: en 2015 había cuatro mil 166 estudiantes becados para estudios de maestría y tres mil 250 para doctorado; en 2023 los primeros sumaban 334 y los segundos mil diez.

Cabe destacar el caso de estudiantes de Humanidades y Ciencias de la Conducta, quienes según el padrón de beneficiarios pasó de 811 en 2015 a 270 el año pasado. Las humanidades fueron, precisamente, la incorporación que le agregó la ‘H’ al Conahcyt, luego de aprobarse y publicarse la Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (LGHCTI).

Dicha iniciativa fue propuesta por el presidente López Obrador en un intento por garantizar el derecho humano a la ciencia y respaldar la pluralidad de conocimientos. No obstante, desde su publicación en mayo del año pasado ha sido objeto de múltiples juicios de amparo y hoy en día sigue estando en consideración su inconstitucionalidad.

Por mencionar algunas de sus consecuencias más palpables, se modificó la manera en que se distribuían las becas y financiamientos, de manera que algunas investigaciones que no formaban parte de las áreas prioritarias no contaron con presupuesto. Además, se eliminaron algunas becas para los proyectos de investigación que se realizaban a través de instituciones privadas.

Finalmente, el tema presupuestario será esencial para la nueva SCHTI: con los 33 mil 170 millones de pesos aprobados este año cuenta con muchísimo menos beneficiarios que en 2016, cuando le asignaron más de 34 mil millones. Quizá la clave estará, como se sugiere en los 100 pasos para la Transformación de la propia Sheinbaum, en la participación conjunta “del sector académico, público y los sectores social y privado”.

Rosaura Ruiz

La titular de la futura nueva Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación es licenciada, maestra y doctora en Biología por la Facultad de Ciencias de la UNAM. Desarrolló su estancia posdoctoral en la Universidad de California. Tiene un doctorado Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Guerrero y por el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa.

De 2018 a 2023 se desempeñó como titular de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México.

Fue directora de la Facultad de Ciencias de 2010 a 2017. Fungió como titular de la Dirección General de Estudios de Posgrado y la Secretaría de Desarrollo Institucional de la UNAM.

Fue la primera mujer presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias de 2008 a 2010.

Ha realizado investigaciones en torno de la ciencia y la educación superior.