El rescate de los 10 mineros que se encuentran atrapados desde hace dos días en una mina del norte de México se ha visto obstaculizado por las inundaciones en los pozos del área del accidente, por lo que las autoridades están abocadas a tratar de bloquear el agua que continúa fluyendo.
Así lo reconoció el viernes la coordinadora nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, quien afirmó en la conferencia presidencial matutina que es “indispensable reducir el nivel del espejo del agua en la zona del incidente para estar en condiciones de permitir el ingreso seguro del personal especializado en búsqueda y rescate”.
Los mineros quedaron atrapados en un socavón ubicado en el municipio de Sabinas, en el estado norteño de Coahuila, que se derrumbó la tarde del miércoles cuando los hombres se toparon con un área contigua llena de agua que al venirse abajo provocó la inundación de tres pozos.
De los 15 mineros que se encontraban trabajando en el momento del derrumbe sólo cinco lograron escapar y alertar a las autoridades.
Luego de dos días de labores de extracción sólo se ha logrado reducir de 34 a 30 metros de profundidad el agua de los pozos, indicaron el viernes las autoridades.
Ante esa situación el equipo a cargo de la emergencia decidió, por recomendación de especialistas, realizar dos perforaciones en el área donde está la mina para “colocar una cortina para evitar que siga llegando más agua a los pozos donde está el accidente”, indicó en la conferencia presidencial el subsecretario de la Secretaría de la Defensa Nacional, general Agustín Rádiala Suástegui.
A su vez continuará la extracción de agua de los pozos, proceso para el que se han dispuesto 19 bombas, informó Velázquez.
Unos 383 agentes de las fuerzas militares y policiales y de las agencias civiles de atención de emergencias se encuentran en el área a la espera de que se pueda ingresar a los pozos, de unos 60 metros de profundidad, para iniciar el rescate de los mineros.
Mientras avanzan las horas decenas de familiares de los trabajadores, que realizan una vigilia en los alrededores de la mina, no pierden las esperanza de que los 10 hombres, todos de origen humilde, sean rescatados con vida.
“Le doy gracias a Dios porque se va avanzado, poco a poco se va avanzando, pero ahí la llevamos”, afirmó Elizabeth Vielma Moreno, familiar de uno de los mineros. La mina permanece custodiada por agentes policiales y militares.
En las redes sociales algunos de los familiares, como Mariyfili Rodríguez, pidieron oraciones. “Dios en tus benditas manos están las vidas de los mineros”, dijo en su cuenta de Facebook.
El delegado en Coahuila del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Javier Martínez, dijo a The Associated Press que el lugar donde ocurrió el accidente es una región donde funcionaron viejas minas que cesaron operaciones hace años y que pequeños concesionarios operan con la ayuda de un reducido grupo de mineros, no sindicalizados, que trabajan sin medidas de seguridad como sistemas de ventilación, otro pozo de salida de emergencia, equipos de seguridad y no están supervisados por la Secretaría del Trabajo.
Martínez explicó que los accidentes en estos pozos son muy comunes porque los mineros trabajan sin mapas y muchas veces durante sus excavaciones, que realizan con la ayuda de pistolas neumáticas, se topan con las paredes de viejas minas que siempre están llenas de agua.
Sobre la posibilidad de que los 10 mineros puedan salir con vida, Martínez dijo que “es muy complicado” y agregó que todo dependerá de la fuerza con la que corrió el agua en los pozos, el lodo que arrastró la corriente, si se derrumbaron las estructuras de madera que sostenían las paredes de la mina y si los mineros lograron ubicarse en algún recoveco.
Entre junio y julio del año pasado se registraron derrumbes en dos minas de Coahuila en los que perecieron nueve mineros.
El peor accidente minero en la historia reciente de México también ocurrió en ese estado el 19 de febrero de 2006 cuando se produjo una explosión en la mina Pasta de Conchos mientras 73 mineros estaban de turno. Ocho fueron rescatados con golpes y quemaduras graves y los demás murieron. Sólo se recuperaron dos cadáveres.