Campeche está por cumplir 80 días desde que la Secretaría de Salud federal (SSA) declaró que era la primera entidad del país que alcanzaba el color verde del semáforo epidemiológico, lo que significa un riesgo bajo de contagio de Covid-19 y permitiría, entre otras medidas, la reapertura de las escuelas y el regreso de los niños y adolescentes a clases presenciales, situación que sin embargo no ocurre todavía.
Pese a que en el estado prevalecen las condiciones para que vuelvan a las aulas los casi 200 mil alumnos de educación básica (preescolar, primaria, secundaria y media superior) el gobierno estatal no ha reanudado clases, aunque tanto la SSA como la Secretaría de Educación Pública (SEP) establecieron que cuando alguna entidad entre en semáforo verde los estudiantes pueden regresar a los salones.
A nivel internacional la apertura de planteles educativos va en aumento en diversos países porque existe suficiente evidencia científica de que los ámbitos escolares no son espacios propagadores de contagios importantes si se toman las medidas sanitarias adecuadas.
Pero Campeche mantiene cerradas las escuelas, con lo que sus autoridades de salud y educativas contribuyen al deterioro físico y mental de los menores que ya cumplen nueve meses recluidos en sus hogares.
Daño educativo
El 25 de septiembre las autoridades federales ubicaron a Campeche en semáforo verde luego de alcanzar seis mil 31 casos positivos de contagios de coronavirus SARS-CoV-2 acumulados, de los que cinco mil 165 personas se recuperaron y 816 fallecieron, con lo que se convirtió en el primer estado en alcanzar el estatus de bajo nivel de contagio y pasó a semáforo verde.
Desde entonces el titular de Salud local, José Luis González Pinzón; el secretario de Educación, Ricardo Koh Cambranis, y el gobernador Carlos Miguel Aysa González se han negado a permitir la reapertura de los planteles con el argumento de cuidar la salud de los estudiantes.
Sin embargo son cada vez más las voces de expertos que destacan la importancia de que los alumnos puedan volver a tomar clases presenciales con medidas de sanidad que se aplican en otros países con éxito, como el uso de mascarillas, observar la sana distancia, utilizar desinfectantes, lavado constante de manos, uso de mesabancos individuales y una distancia amplia entre uno y otro.
La negativa de las autoridades campechanas a permitir el regreso a clases en las aulas no solo ignora los daños sicoemocionales que padecen los estudiantes, sobre todo los de preescolar y primaria, ya que además, como ha ocurrido en otras entidades del país, no todos cuentan con tabletas, computadoras, teléfonos inteligentes, televisores o incluso radios para tomar clases a distancia.
Esta postura de las autoridades de Campeche de no abrir las escuelas para que casi 200 mil estudiantes de educación básica, así como los de educación superior, de escuelas públicas y privadas, puedan recibir clases en los salones de clase se ha mantenido pese a que la entidad sigue en semáforo verde.
Así, en lo que parece una actitud dilatoria y burocrática, como ha sucedió a nivel federal, a inicios del mes de octubre las autoridades informaron que en 15 días se evaluaría el regreso a clases presenciales en la entidad, tiempo en el que se observaría la tendencia de contagios.
Pero a dos meses de aquel anuncio, aunque la información de la Dirección General de Epidemiología de la SSA muestra que los niveles de contagios permanecen bajos y existen las condiciones para el regreso a los salones de clases, con los cuidados sanitarios que se han aplicado en otros países, no solo de Europa y Asia sino también de América Latina, nada ocurre todavía.
Al parecer las autoridades educativas de Campeche se encuentran muy cómodas con las clases a distancia, aun cuando el confinamiento sigue provocando graves trastornos a miles de estudiantes de la entidad.